López Isla, su vicepresidente, vincula el uso de esta energía a la lucha contra el cambio climático El debate sobre la conveniencia o no de la energía nuclear en Galicia se antoja largo. Honorato López Isla, vicepresidente primero de Unión Fenosa, se sumó ayer a las tesis de Loyola de Palacio y Manuel Fraga y argumentó que en el plazo de diez años tendrá que analizarse la construcción de nuevas plantas nucleares para cumplir con los acuerdos de Kyoto.
05 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Los ecologistas y la oposición insisten en rechazar la producción atómica porque la comunidad gallega ya exporta un tercio de la electricidad que genera. Los mensajes pronucleares del presidente de la Xunta, previamente planteados por Loyola de Palacio, constituyen un planteamiento que secunda el vicepresidente primero de Unión Fenosa, Honorato López Isla. Precisamente, ayer, tras entrevistarse con Fraga, el alto ejecutivo de la eléctrica vaticinó que el debate nuclear se abrirá en el plazo de diez años y que, entonces, será el momento de plantear la construcción de nuevas plantas, algo que cree inevitable. Controversia López Isla admitió que esta cuestión es «controvertida», pero insistió en que, de construirse más centrales, se cumplirían los requisitos medioambientales y de seguridad. «Somos los primeros preocupados, al igual que el resto de la población», explicó el vicepresidente de Fenosa. Por ahora, no hay ninguna planta prevista en España ni en Galicia. De hecho, expertos consultados revelan que el debate de fondo no es tanto la necesidad de crear nuevas centrales sino prolongar la vida de las ya existentes. El debate atómico ha provocado un reguero de reacciones para reprobar las propuestas de Fraga y Loyola de Palacio. Pero el BNG de Santiago, a través de sus concejales Encarna Otero y Néstor Rego, anunció ayer que solicitará a la mancomunidad de municipios que declare a la comarca de Compostela «zona desnuclearizada», como ya propusieron en Vigo. Ambos ediles consideran que la producción atómica está desechada como alternativa energética en muchos países. Según denuncian, Suecia cerrará antes del 2010 sus 29 centrales, Bélgica siete y Alemania 19.