Jesulín dio un «zí, quiero» blindado

Alba Díaz-Pachín REDACCIÓN

SOCIEDAD

JULIO MUÑOZ

La boda entre el diestro y María José Campanario, marcada por el hermetismo informativo La pareja cobrará más de 180.000 euros por la exclusiva del enlace

27 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Jesulín pronunció el « , quiero». O eso dicen. Al menos es lo que los devoradores del cuore propio y ajeno debemos deducir. Porque ha sido imposible comprobar el enlace entre el torero y María José Campanario con documentos gráficos. La pareja montó un dispositivo de seguridad que hubiera impedido la incursión en territorio nupcial hasta a los legionarios que asaltaron la isla de Perejil. Y mientras, yo estrellándome con un infructuoso zapping , más desesperada que Marta Sánchez. No, no crean que el hermetismo de los novios se debió al afán de preservar su intimidad. El jueves una revista ofrecerá en exclusiva instantáneas de la boda, por las que ha pagado entre 180.000 y 600.000 euros (entre treinta y cien millones de pesetas). Vamos, que se prometen el amor eterno con máquina registradora de fondo. Como Claudia Schiffer o Paul McCartney. De hecho, para proteger la exclusiva, los asistentes se han comprometido a no utilizar cámaras fotográficas ni hablar por el móvil durante la ceremonia. Así, sin carne de objetivo, sin las inestimables imágenes de Rocío Jurado y Ortega Cano o de Finito de Córdoba, las cadenas de televisión tuvieron que recurrir a inacabables reportajes del tipo «los escarceos amorosos del de Ubrique», «los mejores momentos de Andreíta» y «las más conmovedoras lágrimas de Belén Esteban». Aunque últimamente Belén ha aparcado su papel de plañidera televisiva para adoptar el de psicóloga: «Veo a Jesulín muy triste». Campanario que, con semejante apellido, partía con ventaja para hacerle sonar las campanas de boda al diestro, también ha sufrido las embestidas de la mayoría de sus antecesoras en el corazón de Jesulín, que sostienen que con el diestro sólo es posible casarse por dinero. De ser cierta la teoría, la nueva señora de Ubrique ha empezado con buen pie gracias a la jugosa venta de la exclusiva. Pues a nosotros sólo nos queda para llevarnos a la boca información secundaria. Como el menú: gazpacho de bogavante, solomillo de buey con cebollitas, setas y ajos, y tiramisú (quedó descartada la tarta nupcial por razones hasta ahora desconocidas). Pero ni siquiera podemos conocer datos de la luna de miel. Y es que ante tanto labio sellado se extiende la tesis de que los contrayentes obtendrían los citados 600.000 euros por el paquete compuesto por el casamiento, el viaje y el primer retoño. Vamos, que el matrimonio le ha puesto a su vida el cartel de «Se vende».