El Vaticano no reconoce los nombramientos de la Iglesia Patriótica Navarro Valls dice que «se trata de una grave herida en la unidad» eclesiástica
04 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.La ordenación en China de dos obispos sin la autorización de la Santa Sede está provocando una crisis diplomática en las ya difíciles relaciones entre el Vaticano y Pekín. En un duro comunicado, la Iglesia respondió a la decisión china con la mayor sanción canónica prevista en estos casos, la excomunión de los dos obispos y de los prelados que los consagraron, tal y como anunció ayer el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, quien afirmó que «se trata de una grave herida a la unidad de la Iglesia». Benedicto XVI acogió la noticia «con profunda tristeza», aseguró el portavoz, quien añadió que, según informaciones de organismos externos a la Iglesia, obispos y sacerdotes fueron sometidos a «fuertes presiones y amenazas» para que asistieran a las ordenaciones. Mientras algunos «se opusieron», otros aceptaron «con gran sufrimiento interior». La Santa Sede en su nota denuncia el «sufrimiento» de la comunidad católica en China al tiempo que afirma que iniciativas de este tipo no favorecen el diálogo, sino que «crean nuevos obstáculos» mientras hace votos para que no se repitan. Respetar la ley comunista Las ceremonias de consagración tuvieron lugar el domingo 30 de abril en Kunming y el martes 2 de mayo en Xuhu, donde fueron ordenados obispos los sacerdotes Ma Yinglin y José Liu Xinhong, de 40 años, considerado como cercano al Gobierno chino y que en su primera misa como obispo prometió «respetar las leyes estatales». En febrero, el Vaticano había rechazado su ordenación, ya que consideraba que no cumplía los requisitos para ocupar ese puesto. Para el Gobierno de Pekín la reacción del Vaticano no tiene ningún sentido, ya que mantiene «una actitud sincera hacia la mejora de las relaciones entre China y el Vaticano», añadiendo que se han realizado muchos esfuerzos, según comunicó el ministerio de Exteriores. Las difíciles relaciones entre China y el Vaticano sufren con esta crisis un duro golpe. Los dos Estados no tienen relaciones diplomáticas desde que en 1951 la Santa Sede excomulgara a dos obispos nombrados por Pekín, que a su vez expulsó al nuncio papal. Un año antes, Mao había creado la Iglesia Patriótica, controlada por el Estado. La última tensión se vivió en el 2000 tras la ordenación de cinco obispos sin consentimiento papal. China no reconoce autoridad de Roma para realizar dichos nombramientos y además sólo permite el culto en los templos aprobados por el Gobierno. Esta situación obliga a gran parte de los fieles y sacerdotes a vivir en la clandestinidad. El cardenal de Hong Kong, Joseph Zen, hace poco nombrado por Benedicto XVI y muy crítico con las autoridades chinas, ha solicitado que se suspendan las negociaciones ipara restablecer las relaciones diplomáticas.