El Vaticano transformó el año pasado ?sus inversiones en valores estables
07 oct 2008 . Actualizado a las 13:38 h.La crisis financiera que afecta a todo el mundo también ha llegado al Vaticano, aunque de momento parece que le está sacando provecho. Para empezar, le ha venido bien al Papa para advertir del peligro de los bienes terrenales e hilar la metáfora central de su discurso de apertura del sínodo de obispos, que se celebra hasta el día 26. En este gran congreso eclesiástico dedicado a la Biblia, Benedicto XVI aseguró ayer que «la palabra de Dios es sólida, la verdadera realidad en la que basar la propia vida». Por el contrario, «la materia, las cosas sólidas, que se tocan», son bienes pasajeros: «Lo vemos ahora con el derrumbe de los grandes bancos. Este dinero desaparecerá, no es nada».
Ratzinger insistió en que, a diferencia de los valores bursátiles, la palabra de Dios «es estable como el cielo y más que el cielo, es la realidad». «Por tanto, debemos cambiar nuestro concepto de realismo. Realista es el que conoce la palabra de Dios», concluyó.
Según el Papa, quien construye su vida sobre el dinero «construye sobre arena». No obstante, quienes dirigen las finanzas de la Santa Sede han mostrado una actitud muy realista en su gestión. Han hecho un buen análisis de los mercados: igual que hace unos años desconfiaron de la burbuja tecnológica, el año pasado transformaron las inversiones vaticanas en títulos en oro, obligaciones y dinero contante.
Lo ha difundido el diario británico católico The Tablet, que ha estudiado las cuentas de la Santa Sede del 2007, divulgadas el pasado mes de julio. Por eso, el Vaticano se encuentra muy bien situado para capear la crisis, pues tiene una tonelada de oro, valorada en 19 millones de euros, uno de los valores más seguros ahora mismo. Además posee, según la publicación, 340 millones de euros en moneda, 520 en obligaciones y, naturalmente, su patrimonio inmobiliario, calculado en 424 millones. Unos bienes que ascienden en total a 1.400 millones de euros. Según un analista del diario, «el Vaticano puede sacar provecho de la tempestad».
Sin embargo, monseñor Vincenzo Di Mauro, secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos, teme que el balance del 2008 agrande el agujero de nueve millones surgido el año pasado. «Los resultados son preocupantes y no inducen al optimismo, por eso es cada vez más necesario el llamamiento a la prudencia en la administración de la Santa Sede», señaló.
Contra «El Código Da Vinci»
En materia religiosa, el relator general del sínodo, Marc Oullet, arzobispo de Quebec, destacó que la «insatisfacción» por el modo en que se pronuncian las homilías es una de las razones de «la fuga de muchos fieles». Fue una de sus reflexiones en la Relación antes de las discusiones, el documento que lanza los temas de debate del sínodo. Oullet señaló que este problema se agrava con «la confusión por la propagada de algunos fenómenos mediáticos», una alusión a El Código Da Vinci, de Dan Brown, obra citada expresamente en una nota del texto.
El relator explicó que el sínodo deberá proponer soluciones eficaces para combatir la ignorancia de los fieles sobre la Biblia y mencionó que Internet ha multiplicado las posibilidades de acceder a los textos sagrados.
Por primera vez en la historia de un sínodo, intervino un rabino judío, el de Haifa, Shear-Yashuv Cohen, quien dijo que las Sagradas Escrituras están en el centro de la vida judía.