Agrupaciones de todo el país han desfilado para reivindicar los derechos del colectivo homosexual.
03 jul 2010 . Actualizado a las 22:50 h.Miles de personas han conquistado hoy el centro de Madrid, en un ambiente festivo y colorista, a favor de la visibilidad de las personas transexuales, colectivo en el que la Manifestación del Orgullo ha querido este año centrar sus reivindicaciones.
Pasadas las seis de la tarde, una traca lanzada en la Puerta de Alcalá por un grupo de «falleros valencianos», acompañados de «una falsa» Rita Barberá (alcaldesa de Valencia), dio el pistoletazo de salida al desfile, organizado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y el colectivo de Madrid COGAM.
«A pesar del calor, el fútbol y la crisis», los organizadores han calculado una participación similar a la de años anteriores, cuando manejaron cifras de más de un millón de personas.
En las próximas horas, Efe facilitará la cifra de asistentes a la manifestación, con los datos de Lynce, empresa que, mediante el estudio informático de imágenes fijas y en movimiento, contabiliza a los participantes en aglomeraciones humanas.
La pancarta de cabecera, con el lema de la marcha «Por la Igualdad Trans», iba sujeta por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que se incorporó unos minutos después de comenzar el acto, junto a otros representantes políticos, como el portavoz de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares; o el coordinador general de IU, Cayo Lara, y miembros de las organizaciones convocantes.
Junto a ellos, desfiló el transexual israelí Suku Alexander, en representación de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales de Israel, después de que la organización vetara la presencia de la carroza de Tel Aviv por no haber condenado el ataque a la Flotilla de la Paz.
Tanto los políticos como los organizadores han coincidido en denunciar que en pleno siglo veintiuno los transexuales sean considerados personas enfermas.
Así, la ministra de Igualdad ha recordado, en declaraciones a los medios, que el Gobierno español ha instado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a que retire la transexualidad de la clasificación internacional de enfermedades.
Aído ha lamentado que el PP no participe en la manifestación y ha pedido a este partido que retire el recurso de inconstitucionalidad presentado contra la ley del matrimonio homosexual.
Por su parte, el presidente de la FELGTB, Antonio Poveda, ha subrayado que «los transexuales, el colectivo más vulnerable de nuestra realidad, necesita tener también los mismos derechos que disfrutamos ya lesbianas, gays y bisexuales».
Además de los transexuales, la Marcha del Orgullo ha querido conmemorar este año el quinto aniversario de la aprobación de la ley que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Por ello, la primera de las más de treinta carrozas que componen la cabalgata era la de las familias diversas: un autobús de dos plantas donde familias lesbianas, gays, transexuales y bisexuales han querido visibilizar su realidad y disfrutar de la parada con sus hijos e hijas.
Los organizadores han insistido, una vez más, en el carácter reivindicativo de la manifestación, aunque se transforme en una fiesta lúdica para invitar a la participación.
Al ritmo de tambores y al son de canciones ya clásicas en este tipo de desfiles, como «A quién le importa», de Alaska, los manifestantes han abarrotado las calles del centro de Madrid ataviados con los más diversas y llamativas vestimentas y portando banderas con los colores del arco iris.
También los colectivos gays de cada comunidad autónoma han estado representados, con sus banderas oficiales y sus respectivas pancartas, situadas por orden alfabético detrás de la de cabecera.
Carrozas del Plan Nacional sobre el Sida, CCOO, UGT o del PSOE formaban también parte de la comitiva, todas ellas, engalanadas.
El manifiesto leído a final de la marcha ha reivindicado para los transexuales el derecho a ser tratados como han nacido, cómo lo que realmente siempre han sido.
Para ello, han pedido transformar el sistema educativo, que no reconoce la existencia de esta diversidad; el sistema sanitario, para que «en todas las comunidades se atienda el proceso transexualizador»; la mente de aquellas personas que creen que la transexualidad es una enfermedad; y el ámbito laboral, con medidas de discriminación positivas.