Londres se pinta de azul y rojo para honrar a la patria

imanol allende LONDRES / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

Más de un millón de personas abarrotaron el centro de la ciudad

30 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La fiesta fue organizada por Buckingham Palace; el motivo, la boda real entre Guillermo y Catalina; el lugar, cualquier punto de la ciudad de Londres o del país y a ella estaba invitado? todo el mundo. Los que entienden de celebraciones callejeras dicen que Londres congregó ayer el mayor número de personas en su historia para celebrar un acto. Quizás es verdad -solo el funeral de Diana puede hacerle sombra-, pero lo cierto es que el millón de personas que llegaron a Londres lo hicieron con un claro ánimo festivo. Llegaron de todas partes del mundo, pero sobre todo de Australia y de Estados Unidos, y entre todos formaron una gigantesca alfombra de banderas rojas y azules.

Muchos lucían extraños sombreros, gafas estrambóticas, las caras pintadas y otros muchos vestían camisetas con la imagen de Diana o de los novios entre gritos de vivas a la reina y a los recién casados. Miles no pudieron llegar a las inmediaciones de la abadía o del palacio de Buckingham y acamparon en Hyde Park, donde se levantó una gigantesca pantalla en la que se siguió la ceremonia como si se tratara de una enorme barbacoa, a la que son tan aficionados los británicos. En Trafalgar Square también se colocó una gran pantalla y se restringió la entrada de gente para evitar una peligrosa masificación. En las calles de todo el país se celebraron fiestas organizadas por los propios vecinos.

Los invitados y el «showbiz»

Todo el mundo quería ver a Guillermo y Catalina, pero los invitados a la abadía de Westminster también aportaban un glamur muy especial para los miles de británicos que se agolparon en sus alrededores y los 2.000 millones de personas que siguieron la boda por televisión. Era el momento del showbiz y nadie salió defraudado. La llegada a la abadía de los Beckham, la «otra pareja real», fue acompañada de un enorme griterío por parte del público. El futbolista lucía su condecoración CBE sobre su traje Ralph Lauren, que no logró ocultar sin embargo sus tatuajes, y su esposa, Victoria, embarazadísima, se dejó lucir. También destacó la llegada de sir Elton John y su pareja, David Furnish. La última vez que el cantante estuvo en la abadía fue para despedir a Diana. El director de cine y ex marido de Madonna, Guy Ritchie, llegó acompañado de su novia, embarazada, y el actor Rowan Atkinson, Mr. Bean, también levantó un fuerte griterío, aunque llegara sin su osito de peluche.

Demasiado para Grace

Ser invitada a la boda del año, ser observada por millones de personas, tener un papel en ella y contar con tan solo tres años, debe ser una tarea fácil de soportar. Pero lo que es insoportable es el ruido. Que se lo pregunten a la pelirroja Grace van Cutsem, que la pobre se tuvo que cubrir por dos veces los oídos, primero a su llegada a la abadía, cuando repicaron todas las campañas y más tarde cuando un escuadrón de aviones Tifón y Tornado sobrevoló el palacio de Buckingham. Podía soportarlo todo, pero el ruido no, hasta el punto de que la princesa Catalina intentó calmarla.

El caballo solitario

Y también hubo anécdotas desagradables. Uno de los jinetes de la guardia real que escoltaba al matrimonio se cayó de su montura o el caballo lo tiró al poco de abandonar la abadía, afortunadamente sin consecuencias serias para el soldado. Los que siguieron el cortejo nupcial en directo solo vieron a un caballo azabache adelantar a la carroza real y salirse de la ruta marcada.

Hyde Park se convirtió en una enorme barbacoa, al más puro estilo británico

Se calcula que 2.000 millones de personas siguieron la boda del año en todo el mundo