La investigación española vive una manifestación histórica, pero el ministro no los atiende
15 jun 2013 . Actualizado a las 11:21 h.Una carta pegada con celo en la verja de la puerta del Ministerio de Economía y Competitividad es el nuevo símbolo del hundimiento de la investigación en España. Es una misiva sin respuesta y con destinatario ausente, pese a ser respaldada por la totalidad de la comunidad científica y por la firma de más de 45.000 ciudadanos que piden al Gobierno que salve a la I+D+i de una agonía que la condena a su defunción por los sucesivos recortes, que acumulan más de un 40 % con respecto al presupuesto del 2009, tijeretazo que solo en la hasta ahora breve legislatura del PP se elevó a un 30 %. La carta se iba a entregar ayer al ministro Luis de Guindos, que no estaba, pese a que el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España, Carlos Andradas, gestionó durante varios días el encuentro. También estaba ausente la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, que tenía otro acto. Y tampoco se entregó en el registro porque solo dejaban pasar a siete representantes de las asociaciones, con el acceso vetado a la prensa. Al final quedó colgada en la puerta.
«Nos sentimos huérfanos»
«Nos sentimos huérfanos del Ministerio de Economía. Estamos en manos de gente que desprecia la ciencia», lamentó Andradas. «Su indiferencia es muy significativa, porque revela que al ministerio no le interesa la ciencia en este país», subrayó Amaya Valdemoro, presidenta de la Plataforma por la Investigación Digna, una de las dos personas que leyó una misiva que, entre otras reivindicaciones, pide el compromiso de llegar a una inversión en I+D+i del 2 % en el período 2013-2016, y no en el 2020, como se propone ahora. Valdemoro leyó el manifiesto en el salón del CSIC con un abarrote histórico. Como histórica fue también la manifestación que siguió después en dirección al ministerio y que fue secundada por marchas en otras doce ciudades de España. Al menos en los últimos treinta años no se recuerda una movilización semejante por parte de los científicos españoles, que en Madrid sumaron más de cinco mil.
Es su respuesta a una parálisis que lleva a un año perdido. Las ayudas para proyectos del plan nacional del pasado año aún no se han liberado y la convocatoria de este año no ha salido, con lo que ya es difícil que se resuelva. Tampoco se reponen las plazas del personal que se jubila, ni siquiera con el 10 % que permite la ley, y el CSIC ha perdido en un año más de 2.400 empleos temporales. Y hay más. «La política científica del Gobierno es el desmantelamiento del sistema de I+D+i público», resume Valdemoro.