Air Berlin, a juicio por la muerte de un perro tras dejarlo expuesto al sol y negarle que bebiera
SOCIEDAD
Al llegar a Palma de Mallorca la aerolínea ocultó el cadáver de la mascota hasta que se fueron los demás pasajeros y compensó al dueño con un bono de 100 euros
14 oct 2013 . Actualizado a las 12:32 h.El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma acogerá este martes un juicio contra Air Berlin a raíz de la muerte de su perro, que falleció deshidratado a raíz de un golpe de calor después de que los operarios del vuelo en el que debía viajar lo dejaran expuesto al sol durante una hora, en pleno mes de julio, en la plataforma de estacionamiento de los aviones.
El demandante, personado a través de la empresa Reclamador.es, señala que, al llegar a Palma procedente de Sevilla, la compañía aérea ocultó el cadáver de su mascota hasta que se fueron los demás pasajeros, y tras ello ofreció al dueño como compensación un bono de 100 euros para volar de nuevo con la aerolínea.
En concreto, Reclamador.es solicita una indemnización de 2.635 euros para el dueño del perro, un bulldog inglés. Tal y como apuntan desde este entidad, la angustia del pasajero comenzó en el propio aeropuerto, una hora antes del embarque, cuando el operario que recogió al animal se negó a poner un cuenco de agua en el interior del trasportín pese a las altas temperaturas, puesto que, según el funcionario, la normativa lo prohibía.
No obstante, el viajero solicitó que si veían al animal sofocado le diesen, al menos, agua. «Desde los ventanales de las puertas de embarque se veía otro avión hacia el que llevaban transportines con mascotas, que iban en los carros de las maletas con un techo de lona para que no les diera el sol y no tardaron más de diez minutos en embarcarlos», narra Francisco Javier Ramos, el dueño de la mascota, en un comunicado.
Una hora a pleno sol
Según lamenta, al poco tiempo pudo ver a su perro que, en comparación con los primeros, «iba en una especie de elevador con cabina acristalada para el operario y una plataforma donde estaba el transportín a pleno sol y sin toldo, sin nada que le protegiera».
Una vez en Palma, señala la nota, el pasajero esperó el transportín en la cinta correspondiente sin que hiciese aparición. Fue después de 15 minutos de espera y sin explicaciones de lo ocurrido, añade, cuando lo llevaron a otro lugar dentro del aeropuerto más apartado, donde, tras exigir repetidamente ver al perro, le respondieron que «era posible que éste necesitase atención veterinaria porque estaba tumbado dentro del transportín y no se movía».
«Finalmente, tras pedir desesperado que lo trajeran lo más rápido posible para proporcionarle atención veterinaria urgentemente, le hicieron entrega del cadáver de Nano», señalan. «Air Berlin únicamente se ofreció a entregar a Francisco Javier un bono de 100 euros de descuento para una futura reserva de un vuelo. La 'low cost' alemana ni siquiera se hizo cargo del traslado de la mascota fallecida ni de la incineración», apuntan desde Reclamador.es.
Responsabilidad de las aerolíneas
La empresa encargada de representar al dueño del perro ante los tribunales precisa que la responsabilidad de las compañías aéreas por daños en mascotas es la misma que supuestos de transporte de equipaje normal, es decir, 1.300 euros. En este caso, la empresa que defiende los derechos de los pasajeros de avión exigirá una cantidad superior a la del límite legal ante la «extrema negligencia de la aerolínea y el daño moral al pasajero por la pérdida del animal».
«Consideramos que las compañías aéreas deben garantizar condiciones óptimas para el traslado de las mascotas», señala Pablo Rabanal, CEO de Reclamador.es, refiriéndose a las declaraciones de Francisco Javier. «Le trataron como a un objeto, una maleta, en lugar de un ser vivo que era».