La traca final será mañana con Ralph Lauren, Calvin Klein Collection y Marc Jacobs
11 sep 2014 . Actualizado a las 04:05 h.La Semana de la Moda de Nueva York vio hoy cómo la firma española Delpozo, con su diseñador estrella Josep Font, convertía la pasarela en una experiencia conceptual, orgánica, natural y bellísima, en contraste con el infalible olfato comercial de Michael Kors o la feminidad arquitectónica y rígida de Hugo Boss.
Josep Font llegó afónico a Nueva York pero no le hizo falta pronunciar muchas palabras gracias a una colección elocuente de su talento y sus vistas puestas en la alta costura.
El diseñador catalán, una vez más, conceptualizó su inspiración y la pasó por su personalísimo y reconocible estilo, dominado por complejas estructuras y bellos bordados de inspiración natural que refuerzan esa sinergia que nació de su genio y el legado del fallecido Jesús del Pozo.
La riqueza de su propuesta para la temporada primavera-verano 2015 es proporcional al estudio que hay detrás de ella, con tres referentes principales.
Para exprimir el uso complementario de los colores se basó en el pintor alemán emigrado a Estados Unidos Josef Albers, en cuya obra dialogan naranjas con azules, azul marino con verde hierba y amarillo limón.
En su proverbial pasión por lo orgánico, por la fusión con lo vegetal y lo paisajístico de sus modelos, esta vez Font pone la vista en el bávaro Nils-udo, especialista en hacer instalaciones artísticas integradas con ramas de árboles o prados verdes, y que se traduce sobre la pasarela en colores latentes en la naturaleza.
Y, finalmente, el tercer as en la manga son las figuras de cristal con las que Leopold y Rudolf Blaschka, padre e hijo, recreaban para su estudio algunos animales marinos, lo que da una textura especial a las transparencias.
Amante de lo voluminoso sin que se oponga en absoluto a lo sutil, Font sigue con su laboratorio de ideas textiles, creando vestidos que son hermosas flores, con pétalos en las mangas, faldas «evasé» y bordados que son casi altorrelieves.
En la mezcla de materiales, mientras no descuida la seda, el algodón, el popelín o el cáñamo, los mezcla con vinilo en el calzado y unos sorprendentes cuellos desmontables de PVC.
Y en una de sus piezas más celebradas, sobre una seda finísima cose láminas termofijadas que hacen un efecto «craquelé», como si fuera el suelo cuarteado de un desierto lleno de color.
Font lleva años defendiendo el riesgo y asegurando que su creaciones más extravagantes son, finalmente, las que más demanda tienen entre sus clientas, todo lo contrario que el estadounidense Michael Kors, una suerte de rey Midas de la Moda, hijo predilecto de la Semana de la Moda en Nueva York por representar la perfecta fusión entre el prestigio y el superventas.
Maestro de los complementos, especialmente los bolsos que no faltaron ni para él ni para ella en su propuesta primaveral, Kors satisfizo a su audiencia, entra la que se encontraba la directora de Vogue Estados Unidos, Anna Wintour, con el cuero como leit motiv.
Correas que complementan el tejido que les falta a los minivestidos, bolsillos y trabillas... La piel surge en los lugares más inesperados en una colección en la que hay dos temáticas opuestas: las flores, por lo general amarillas y protagonistas de las faldas, y el mar, que llena de rayas los jerséis, da protagonismo al azul y se define por las cinturas altas.
Eso sí, la noche es del color negro, bien en elegantes pero sencillos vestidos o en pantalones rematados por camisas blancas de manga larguísima, como si hubieran perdido sus gemelos.
Para completar una jornada que tendrá ya avanzada la tarde a Proenza Scholer como estrella, Jason Wu mostró su propuesta para la marca de la que es director creativo, Hugo Boss, y en la que tradicionalmente se encorseta más que para la que lleva su propio nombre.
Arquitectónico y de una feminidad voluntariamente rígida, Wu llenó la pasarela de líneas tan finas y tan juntas que hacen el efecto visual de un «frame» de televisión, mientras juega con la geometría, especialmente con los trapecios, y se entrega a los cuellos de camisa tradicional, tanto en esta prenda como en los vestidos.
La paleta de colores se limita casi exclusivamente al blanco y el negro, con algún azul furtivo, y las texturas son desde el pecho rígido de una camisa blanca a la combinación vaporosa de transparencia y tejido opaco en las faldas, uno de los grandes aciertos de la colección.
Algún «cutout» se escapa en un patronaje clásico con algún guiño a la genialidad de Wu, para quien la cintura de la mujer es el eje de su creación.
Y así queda casi concluida la Fashion Week de Nueva York, cuya traca final será mañana con Ralph Lauren, Calvin Klein Collection y Marc Jacobs.