Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

El CSIC halla en el maíz 21 genes que resisten a la plaga del taladro

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CSIC

La identificación abre la vía para la mejora genética del cereal

17 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una de las plagas más devastadoras del maíz y la responsable de la pérdida del 7 % de la producción mundial de este cultivo. El responsable es un gusano cuyas larvas penetran en la caña de la planta para alimentarse y en las propias mazorcas, creando túneles como un mortífero taladro, de ahí su nombre. Los agricultores la combaten con insecticidas, con medios biológicos que pasan por la liberación al medio de sus depredadores naturales o mediante la rotación de cultivos, pero, aún así, el pequeño lepidóptero se resiste.

La solución podría pasar ahora por la propia genética de la planta, por los genes que le confieren una resistencia natural ante la plaga. El primer paso para conseguir lo ha dado lo ha dado un científico de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) que en el trabajo realizado para su tesis doctoral ha identificado 21 posibles genes que podrían incrementar la tolerancia del maíz ante la plaga. Estos candidatos deben aún validarse en futuras investigaciones, pero, de confirmarse, la propuesta para combatir al gusano pasará por la creación de maíz híbrido empleando, por un lado, las variedades que ofrezcan una mayor resistencia y, por otra, las que están identificadas con un mayor rendimiento en los cultivos.

Sería una especie de supermaiz, pero que nada tiene que ver con los transgénicos. «No sería un transgénico porque los genes que utilizamos están dentro de la propia especie, no los sacamos de otra para introducírselos», explica Fernando Samayoa López, el autor de una tesis que fue dirigida por Rosa Ana Malvar Pintos, profesora de investigación del CSIC y Ana Butrón Gómez, científica en la misma institución. El trabajo se llevó a cabo dentro del proyecto Mejora genética de la resistencia del maíz a los taladros, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y en el que participaron varios centros extranjeros, como la Universidad del Estado de Carolina del Norte, en EE.UU.

Mediante experimentos realizados durante tres años consecutivos se determinaron los niveles de resistencia de cada una de las plantas al ataque de las larvas del insecto, para lo que se utilizaron más de 200.000 marcadores de ADN distribuidos en todo el genoma del maíz. «Mediante sofisticados modelos estadísticos se encontró que al menos 25 marcadores tenían efectos altamente significativos sobre la resistencia de las plantas. En un análisis posterior, tomando como referencia la posición física de cada marcador dentro del genoma del maíz, se identificaron hasta 21 genes que podrían estar codificando las proteínas que interfieren en su resistencia ante el ataque del taladro», apunta Samayoa.

Nuevas posibilidades

Ahora, a partir de esta identificación, «se abren nuevas posibilidades para los programas de mejora del cultivo, y también constituye un avance en el entendimiento de la compleja relación entre planta e insecto», corroboran tanto Rosa malvar como Ana Butrón.