Manuel Paz: «Me tomo la vida como un regalo»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS CREO

A los 50 años dejó la música y empezó a correr para recuperar las ganas de vivir; con 83 vive una segunda juventud tras superar una lesión y ganar la media maratón de Santa Pola

06 sep 2019 . Actualizado a las 18:50 h.

Superados los 50, Manuel Paz (Noia, 1933) se quedó sin ganas de vivir. Dejó de comer y de dormir. Su vida se convirtió en un infierno: «Fue terrible, me aconsejaron que fuese a un psicólogo, pero me negué. Siempre pensé que los problemas debes resolverlos tú mismo». Una mañana, después de pasar la enésima noche en vela, se puso las zapatillas y comenzó a correr. Empezó a ver la luz, cada zancada y cada metro lo acercaban a un cénit del que llevaba meses alejándose.

«Fue un exitazo, esa noche pude conciliar el sueño. Volví el día siguiente y para mi sorpresa fui capaz de comer», confiesa con una voz emocionada Manuel Paz, quien todavía recuerda vivamente cómo se escapó de las tinieblas de una depresión que lo tenía prisionero. A partir de ese momento nació una nueva vida, una segunda juventud para este noiés afincado en Madrid, quien a sus 83 años sigue escribiendo nuevos capítulos en su historia.

El último lo protagonizó el pasado mes de enero en Alicante, donde consiguió el oro en la media maratón de Santa Pola. «Me quedé a nueve minutos de revalidar el título de campeón de España», afirma el noiés mientras enumera buena parte de su palmarés, en el que destacan un buen número de torneos estatales, europeos y un subcampeonato del mundo. «Esta última prueba no fue sencilla, volvía de una complicada lesión que me apartó hace tres años del atletismo», confiesa Paz.

Fue su última caída en las sombras. En Padrón, mientras competía en la prueba de 10.000 metros, se rompió el talón de Aquiles y se dañó la espalda. Todos los médicos le mostraron el camino del quirófano: «Me decían que tenía que operarme, que no había alternativa, pero no me convencieron. En esta vida tenemos que vencer dificultades, pensamos que solo las pastillas y las operaciones nos van a hacer efecto». Paz se decantó por la fuerza de voluntad y acertó. Volvió a ganar.

Una actitud positiva

Confiesa que la fórmula de la eterna juventud parte de uno mismo: «Tenemos que mantener una actitud positiva ante la vida, cultivar nuestras aficiones y tratar de encontrar esa relación que existe entre la vida, el arte, la belleza y el paso del tiempo». Él encontró la respuesta en el deporte y en Diana y Sara, las dos hijas que tuvo con su segunda esposa: «Me tomo la vida como un regalo, doy gracias a la vida por todo lo que me ha dado».

Su faceta atlética esconde su pasado musical. «Nací dentro de la música, mi padre y mi abuelo fueron compositores y yo comencé a tocar siendo un niño. Gracias a la música pasé un servicio militar fantástico, me dediqué a darle clases a las hijas de los altos cargos», confiesa Manuel entre risas.

Cuando volvió a Noia quiso dar el salto, lanzarse internacionalmente: «Fundé Los Tamara y al instante nos subimos a los escenarios. El primer contrato fue en el Real Club Náutico de Vigo. Allí comenzó nuestra historia». Punto clave en su vida, el grupo dio al instante el salto a la capital española y al norte de África. Después de varios años con la banda decidió marcharse, seguir su propio camino. Formó los Cinco de Europa, con quienes estuvo tocando hasta que alcanzó los 50 años: «Lo colgué todo, la guitarra, el bajo, el violín...»

Pocos años después de su etapa musical comenzó la que él llama su segunda juventud: «No me considero un superhombre, pero sí tengo claro que si tienes fuerzas puedes conseguir todo lo que te propongas. Yo no veo un final, seguiré corriendo y compitiendo mientras mi cuerpo me lo permita».