La auxiliar de enfermería se ha incorporado hoy a su trabajo tras 17 meses de baja, por su contagio de ébola
06 oct 2019 . Actualizado a las 12:40 h.La auxiliar de enfermería que superó el ébola, Teresa Romero, se ha incorporado hoy a su puesto como auxiliar de enfermería en el Hospital Carlos III-La Paz tras diecisiete meses de baja desde que se contagió del virus, enfermedad que superó con éxito tras una larga lucha.
Fuentes cercanas a la familia han señalado a Europa Press que la incorporación tendrá lugar después de que su médico de cabecera le haya dado el alta de la baja al estar en condiciones para volver a su puesto. Hasta su contagio, trabajaba atendiendo casos de infecciones de VIH, hepatitis o tuberculosis, entre otras afecciones.
En octubre del 2014, la auxiliar se convirtió en la primera española contagiada por el virus. Fue el primer caso de contagio de ébola fuera de África occidental al atender al misionero Manuel García Viejo, que fallecería a causa de la enfermedad el 26 de septiembre del 2014.
Se ofreció como voluntaria para cuidar a los dos misioneros repatriados de África. Tras estar 30 días aislada en una habitación en este hospital, el 5 de noviembre recibió el alta hospitalaria después de recuperarse de las secuelas dejadas por el virus.
Tras salir del hospital, ofreció una rueda de prensa en la que agradeció el apoyo mostrado. «No sé lo que falló, ni siquiera sé si falló algo. Sólo sé que no guardo rencor ni reproches», manifestó entonces. Tras ello, descansó unas semanas en Becerreá, en Lugo, y volvió a Madrid para recuperar su vida.
Durante estos meses, emprendió acciones legales contra el exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid Javier Rodríguez por un delito de injurias y calumnias. Romero llevó a los tribunales las declaraciones en las que el exconsejero manifestó que «pudo haber mentido» cuando se infectó de la enfermedad. La causa se archivó.
También se tuvo que enfrentar a la médico que la atendió en un primer momento en un centro de salud de Alcorcón, quien interpuso una querella por injurias y calumnias. La facultativa denunciaba que mintió al afirmar que la había dicho que estuvo en contacto con personas afectadas con el virus. Finalmente, alcanzaron un acuerdo para evitar ir a los tribunales.
Teresa y Javier Limón, su marido, también presentaron una reclamación a la Administración por el sacrificio de Excalibur, el perro de la pareja, a quien se «ejecutó», según aseguró Limón, sin un diagnóstico previo.
Este miércoles, la sanitaria volvió a los tribunales en la causa en la que la juez de Instrucción número 21 de Madrid investiga las supuestas negligencias cometidas al no haberse adoptada las medidas necesarias para evitar el contagio.
En su declaración, señaló a la juez que no recibió formación específica para evitar contagios. Tan sólo asistió a algunas charlas informativas y asistió a un taller de una hora en el que els mostraban cómo ponerse el traje.
Así lo ha señalado durante su comparecencia como testigo y en calidad de perjudicada en la causa que investiga la juez sobre la comisión de un posible delito contra la salud pública. La magistrada indaga acerca de si se incumplieron los protocolos establecidos en los casos de posibles contagios.
La denuncia que dio origen al procedimiento fue presentada por 15 médicos del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz-Carlos III de Madrid. Tras abrirse diligencias de investigación en octubre del 2014, se sumaron al procedimiento otras denuncia de CSIF y del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE).
A su llegada y acompañada por su marido, la auxiliar de enfermería ha destacado que quiere ayudar a los jueces a aclarar todo lo que vivió hace un año tras contagiarse del virus. «Revivirlo es llorar continuamente», ha reconocido a los periodistas en los pasillos de los juzgados, donde ha manifestado que quiere volver a trabajar.
El abogado José María Garzón, que defiende a la pareja, ha recalcado que se ha aportado a la causa varios informes de Inspección de Trabajo que reflejarían las supuestas negligencias que se realizaron por parte de las autoridades sanitarias.
La testifical de Teresa Romero es la primera declaración que se toma en la causa. Hasta ahora la magistrada se había limitado a solicitar documentación acreditativa de las medidas que se adoptaron en el hospital madrileño.
Sin cursos de formación
Tras declarar durante casi dos horas y visiblemente afectada por recordar lo vivido, Romero ha comentado que las preguntas de la magistrada se centraban en si se había recibido algún tipo de formación para atender a los dos misioneros repatriados de África. «Cuesta creerlo, pero las cosas fueron así. Hubo escasa formación. La formación consistía en el día a día. Hubo algunas charlas. Pero no hubo formación específica», ha recalcado la auxiliar. Su abogado, José María Garzón, ha agregado que se debían haber extremado las prevenciones ante una enfermedad tan virulenta como es el ébola.
El letrado del SAE, Miguel Ángel Muga, ha recalcado que de la declaración se desprende que no había obligación de dar cursos de formación, algo que ahora sí hace el ministerio. En esta línea, ha detallado que Teresa solo recibió una especie de taller de una hora en la que vieron cómo se ponía el traje para atender a los misioneros.