El cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon, interrogado por encubrir a un pederasta
SOCIEDAD
Acepta «errores de gestión», aunque llegó al cargo 11 años después del último ataque
09 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El papa dejó claro el pasado sábado que un obispo que se muestra negligente ante un caso de pederastia debe ser cesado. Ayer, el cardenal, primado de las Galias y arzobispo de Lyon, además de persona de enorme influencia en la Iglesia, Philippe Barbarin, tuvo que responder como testigo por el caso de un sacerdote de su diócesis (Bernard Preynat) que está acusado de abusar sexualmente de varios jóvenes -hay cuatro denunciantes- de los boy scouts a finales de los ochenta.
La Fiscalía recibió las denuncias en enero y ha comenzado con los trámites previos. Será mañana cuando decida si el caso ha prescrito o si va a juicio. En relación con el todopoderoso cardenal, el juzgado le citó en calidad de testigo, ya que los denunciantes lo acusa de negligencia a la hora de apartar al sacerdote, que confesó sus delitos.
Barbarin declaró durante diez horas y su abogado se mostraba satisfecho: «Deseaba explicarse desde hace muchos meses. Desde hace mucho tiempo su nombre ha sido mancillado», comentó Jean-Félix Luciani a la AFP.
En su declaración, el dignatario explicó que como arzobispo se atuvo a las decisión de sus predecesores al no existir denuncias posteriores a 1991. Y la cronología del caso, en lo que a Philippe Barbarin se refiere, puede resumirse así: se incorporó a la archidiócesis de Lyon en el 2002, once años después de las últimas agresiones investigadas ahora por la Justicia; reconoció que sobre el 2007-2008 oyó hablar del caso Preynat por terceras personas y más tarde se entrevistó con el cura, que reconoció los hechos pero aseguró que su último ataque había sido en 1991; fue mucho después, en el 2014, cuando el cardenal pudo entrevistarse con una víctima y entonces comenzó a tomar medidas. Antes de Barbarin, habían aceptado la situación del sacerdote pederastia tres arzobispos más.
Apoyo del papa
El pasado 25 abril, Barbarin reconoció en una reunión con religiosos de la diócesis que hubo «errores en la gestión y en el nombramiento de algunos sacerdotes» y al parecer el papa le dio su apoyo.
«Desde que soy obispo -recordó Barbarin en el diario francés La Croix-, cada vez que se me ha señalado un abuso he suspendido al sacerdote y alertado a las autoridades judiciales: sucedió en Lyon en el 2007 y en el 2014», pero con Preynat era algo pasado y no recibió denuncias.
1986-1991
Los hechos. Bernard Preynat cometió agresiones sexuales contra boy scouts entre 1986 y 1991. Fue denunciado por cuatro personas en enero pasado.
2002
Barbarin llega a la diócesis de Lyon. Hasta entonces era obispo de Moulins (centro).
2007-08
Oyó algo. El cardenal reconoció que entonces oyó algo de Preynat, pero en boca de terceros.
2014
Primer contacto con una víctima. Hasta el 2014 no tuvo contacto directo con una víctima.
2015
Suspensión. Barbarin, después de oír a la víctima y tras consultarlo con Roma, suspendió al sacerdote. Era mayo del 2015, antes de la denuncia judicial.
Un caso destapado por un cardiólogo que había sido víctima
Bernard Preynat, que tiene 71 años, era un joven vicario parroquial en Saint-Foys-lès-Lyon, donde fundó un grupo de scouts. Uno de estos chicos, el hoy cardiólogo Bertrand Virieux, descubrió hace un par de años que ese cura que había abusado de él en su adolescencia seguía trabajando con chicos en otra comunidad. Comenzó a reunir testimonios, unos cincuenta, entre sus antiguos compañeros, aunque al final solo cuatro personas se atrevieron a denunciar formalmente al cura.
La procuraduría de Lyon comenzó a investigar y el propio Preynat admitió su responsabilidad. Y los afectados señalaron a Barbarin como arzobispo de Lyon. Tal y como se ha podido reconstruir, con las primeras quejas, la diócesis envió durante unos meses a Preynat a un convento y el titular entonces de Lyon, Decourtray, lo volvió a admitir, una práctica que como se ha visto era bastante habitual. Después, otros dos arzobispos hicieron lo mismo, y le llegó el turno a Barbarin.
Este recibió el primer testimonio directo en el 2014, y «después de haber obtenido el parecer de Roma», suspendió al sacerdote en mayo del año pasado. De hecho, la medida de Barbarin ocurrió antes de que se tramitase ante las autoridades judiciales la primera denuncia contra el cura.
El C-9 vaticano entrega al papa una propuesta para crear un dicasterio llamado Caridad, Justicia y Paz
El llamado C-9, los nueve cardenales que el papa nombró para ayudarle a reformar la curia, entregaron esta semana a Francisco una propuesta para crear un nuevo dicasterio llamado de la Caridad, Justicia y Paz. Este organismo -que según se explica en La Stampa no será ni cCongregación ni pontificio consejo- aglutinará las tareas del Pontificio Consejo Cor Unum, el Pontificio Consejo de los Migrantes e Itinerantes, y el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios. En algunos foros se señala al hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga -amigo del pontífice y uno de los nombres que más sonó para el sillón de san Pedro en el 2013- como futuro prefecto de ese organismo.
Maradiaga es un salesiano de 72 años que destaca por su espiritualidad, aunque no olvida la denuncia social, y es un férreo seguidor de la doctrina (criticó al cantante Ricky Martin por tener dos hijos por maternidad subrogada). Es decir, un cardenal en la línea del papa actual. Maradiaga presidió Cáritas Internacional desde el 2007 al 2015.
Reorganizar tareas
Pero además de dar mayor visibilidad a uno de los aspectos que siempre destaca Bergoglio, el grupo de asesores también le ha ofrecido realizar cambios en ministerios de primer nivel: Doctrina de la Fe, del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de las Causas de los Santos, y el de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. En estos cambios se aplicaron criterios de «simplificación, armonización de las tareas y de los diversos organismos, posible forma de descentralización con relación a las conferencias episcopales». El objetivo es fomentar la dirección colegiada en la Iglesia católica, como estableció el Concilio Vaticano II.