Sabucedo se rinde a sus aloitadores

o. p. A ESTRADA / LA VOZ

SOCIEDAD

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Los vuelos para subir a las grupas de los caballos salvajes y las galopadas en el curro desataron los aplausos de las 1.500 personas que asistieron a la ancestral rapa

04 jul 2016 . Actualizado a las 13:40 h.

El calendario de Sabucedo gira en torno al primer domingo de julio: es la fecha que marca su Rapa das Bestas, la ancestral lucha entre los bravos aloitadores de la parroquia estradense y los caballos que durante todo el año corren libres por los montes de O Cádavo o Chao das Queimas. Al mediodía, bajo un sol de verano más llevadero por la brisa, comenzaban a entrar al curro los caballos. Diez minutos tardó en llenarse con unas 220 bestas, algunas ya con sus crines cortadas en la primera rapa del sábado: sin espacio, comenzaban los primeros roces entre caballos, las primeras peleas sobre las patas traseras y con ellos los primeros murmullos de asombro de las 1.500 personas que llenaban, sin apreturas, el curro estradense.

Entraron entonces los aloitadores, junto a niños y niñas de muy corta edad con una misión: retirar a los potros del recinto, e iniciarse en una tradición que se remonta al siglo XVI. Hay savia nueva para continuar, y para ellos fueron los primeros aplausos. Dejaron paso entonces a los mayores, que en el mar de caballos comenzaron a lanzarse sobre las grupas de los caballos salvajes: crecían las exclamaciones de asombro ante los vuelos para montar a los caballos, durante las imposibles galopadas sobre las bestas hasta que otro aloitador se sumaba a la batalla. Con dos hombres dominando la cabeza del animal, y otro en el rabo para frenarla e intentar desequilibrarla comenzaba la rapa de los animales. Y más aplausos.

Dos horas de lucha

«Faltan unhas tixeiras ao fondo», se escuchaba en un momento: mientras en una zona del curro se afanaban en el corte de crines, más allá otra besta inmovilizada esperaba su turno. En la mayor parte de los casos, la rapa se hacía con el animal en pie; en otros, con el caballo tendido en el suelo. Fueron cerca de dos horas para seguir la lucha de hombre y caballo, en una tarea que incluye el desparasitado de la cabaña equina de Sabucedo. No hubo mayores incidencias que algún corte y rasguño de aloitadores, mientras un fotógrafo de prensa que seguía la acción en primera línea hubo de ser atendido tras recibir una coz.

La Rapa das Bestas mostró un año más su tirón internacional, con 182 periodistas de 15 países, o la presencia de la escritora china Huang Yi, que recogerá la celebración en su próximo libro.

Hoy al mediodía es la última rapa, solidaria, antes de devolver a los caballos su libertad.