Kip Thorne: «'Interstellar' ha sido una ocasión única para inspirar a millones de personas»
SOCIEDAD
El aterrizaje del profesor del CalTech en el cine ha dado uno de los filmes de más rigor científico de la historia
10 may 2022 . Actualizado a las 15:05 h.Los mejores años de una vida pueden llegar en cualquier momento. Kip Thorne vive su particular edad de oro a los 76. Se nota que está feliz y también muy ocupado porque no se separa de su portátil, que consulta en cuanto tiene un segundo libre. Lo cierto es que tiene muchos motivos para estar contento.
Suena como favorito en la quiniela del próximo Nobel de Física por fundar el experimento LIGO, que ha detectado las ondas gravitacionales, y porque la película Interstellar, que está basada en el trabajo de toda su vida, ha sido un éxito de crítica y público. Ahora prepara una nueva película junto a su colega y buen amigo Stephen Hawking, al que ha homenajeado en el último festival Starmus de Tenerife. Dice que ha aprendido del director del filme, Cristopher Nolan, a no hablar de su próximo proyecto hasta que llegue el momento. Así que no hemos podido sacar nada de información.
-¿Qué ha aprendido de su experiencia cinematográfica?
-A trabajar con gente brillante y muy creativa que no es científica. Las tormentas de ideas con ellos buscando traducir conceptos físicos que son complejos para el cine es un proceso muy enriquecedor. Creo que siempre es bueno colaborar con alguien que tiene mucha creatividad pero que es muy diferente a uno mismo.
-El arte y la ciencia mantienen una relación muy estrecha en el largometraje.
-A mí me interesa mucho la conexión entre la ciencia y el arte. Ahora mismo estoy trabajando en un libro, que se publicará el próximo año, que combina los cuadros que ha hecho una joven artista y mis poemas sobre el lado curvo del Universo. Yo creo que este tipo de trabajo creativo es similar al científico porque cuando trabajo como físico teórico las ecuaciones o los experimentos son los que me dicen en última instancia si algo es correcto o no. Pero la inspiración, las ideas, los saltos intuitivos o los pasos para llegar de un lado del conocimiento humano al otro se hacen con las mismas herramientas que se usan para escribir un poema o crear imágenes para una película.
-¿Qué sería más importante para usted, ganar el Nobel o haber hecho «Interstellar»?
-El Nobel es un símbolo que ayuda a la gente a entender la importancia que tiene la ciencia y por ello creo que es muy útil, aunque a menudo se lo dan a quienes no deben. Yo creo, de todas formas, que el premio pertenecería a las personas que trabajan en el experimento LIGO. Pero Interstellar ha sido una ocasión única para inspirar a mil millones de personas a cerca de la ciencia. Y para un profesor de Física tener la oportunidad de llegar a un público de mil millones de personas no es algo normal.
-¿Qué le ha parecido la cinta?
-Se supone que los científicos no suelen hablar de emociones, pero la primera vez que la vi lloré. Y eso que conocía muy bien el guion porque trabajé muy de cerca con Cristopher Nolan y con cada uno de los actores en la parte científica. Sabía exactamente lo que iba a pasar en cada momento y quién iba a decir qué cada instante. Sin embargo, contemplar el resultado en una pantalla de cine fue una experiencia increíble que me emocionó mucho.
-¿El agujero negro que sale en la película es el más real de la historia de la ciencia?
-Existe un tipo de simulación importante sobre agujeros negros y es aquella que se hace sobre la apariencia de los grandes agujeros que existen en el centro de la Vía Láctea, que por cierto son mucho más enormes que Gargantúa. Los radioastrónomos han podido ver por primera vez el disco de acreción que hay alrededor de un agujero negro y también la sombra que proyecta. Así que las imágenes que salen en Interstellar y que hemos hecho en colaboración con la empresa Doble Negative permiten ver con nuestros ojos un agujero negro.
-«Gargantúa» no solo ha sido premiado con el Oscar sino que además ha servido para escribir artículos en prestigiosas revista de ciencia. ¿Qué puede aportar a la astrofísica?
-La representación de Gargantúa ayudará a predecir la apariencia que tienen los agujeros negros y a partir de ahora podrá guiar la planificación de las observaciones que se realizan con los telescopios.
-En «Interstellar» los agujeros negros son un medio de transporte para conocer seres de cinco dimensiones que se comunican con nosotros a través de la gravedad. ¿Cree usted qué pueden existir civilizaciones inteligentes por ahí fuera?
-Le contaré una anécdota. Antes de Nolan el director de Interstellar iba a ser Steven Spielberg. Durante la puesta en marcha del proyecto llegó a reunirse con veinte científicos en una sala para tratar los aspectos más técnicos. Steven preguntó cuántos de los que estábamos allí creían que existen civilizaciones más inteligentes que la nuestra. Y todos levantamos la mano.
-¿Cree usted que algún día los humanos podremos llegar a los vecinos mundos o incluso a los que hay más allá del vecindario cósmico?
-Al final yo creo que sí lo conseguiremos, pero no será pronto. El reto del viaje Interstellar es tremendo. Los humanos hemos sido capaces de llegar hasta la Luna pero el exoplaneta más cercano habitable está a unos doce años luz. Es como si solo hubiésemos recorrido siete centímetros de todo el radio de la Tierra.
Una nueva forma de ver el Universo
Cuando Albert Einstein formuló la Teoría General de la Relatividad en 1915 predijo la existencia de las ondas gravitacionales. La gravedad no es una fuerza, sino una consecuencia del espacio-tiempo curvado. Si los objetos deforman el tejido, como una bola de acero sobre una sábana, entonces podrían crear ondulaciones, al igual que genera una piedra cuando cae en un lago. Después de décadas tras esas ondas gravitacionales, en los años ochenta Kip Thorne propuso un experimento para dar con ellas. Si deforman el espacio, este debería encogerse y estirarse. Y con esta sencilla y genial idea nació LIGO, que en septiembre del 2015 ha sido capaz de detectar una deformación del espacio más pequeña que el tamaño de un protón. Y así, un siglo después, ha sido posible encajar la última pieza en el puzle de la Relatividad.
-El experimento LIGO que usted ha ayudado a crear ha detectado ya ondas gravitacionales de dos eventos de agujeros negros fusionándose. ¿Esta abriendo otro capítulo de la historia de la astrofísica o es un libro completamente nuevo?
-Sin duda es un libro nuevo pero al mismo tiempo compañero de los que ya existen. Ahora podemos ver el Universo de otra forma. Hasta ahora solo podíamos observarlo a través de las ondas electromagnéticas (radios X, infrarrojos, luz visible...) producidos por electrones, protones ,moléculas o partículas individuales. Pero las ondas gravitacionales lo que hacen es encoger y estirar el espacio. Y esto no lo producen los átomos sino los movimientos de grandes masas y energías que no tienen por qué estar hechos de materia. Los agujeros negros que hemos detectado están hechos de espacio y tiempo curvado. Tenemos por tanto un nuevo tipo de radiación que surgen de las explosiones más violentas que existen, al margen claro de la explosión del Big Bang. Así que es el principio de algo nuevo. La analogía que se ha hecho y es muy acertada es que estamos haciendo algo similar a lo que hizo Galileo cuando cogió su telescopio y observó por primera vez las lunas de Júpiter.