
La pareja busca una solución legal para que el progenitor sea reconocido como padre, y no tío, de su hijo
11 jun 2017 . Actualizado a las 23:41 h.Ana y Dani Parra son dos jóvenes catalanes que el próximo diciembre se convertirán en padres. Su relato, que podría ser uno más de los de tantas de parejas que estrenan paternidad, sin embargo no lo es. Podría ser la reescritura española de la historia de Jaime y Cersei Lannister, el incesto más famoso de la archiconocida serie Juego de tronos, porque, como ellos, son hermanos y, al igual que ellos, esperan un hijo. Pero a diferencia de la de ficción, la pareja catalana quiere que Dani figure como el padre, y no como el tío, del fututo bebé, por lo que están buscando un modo legal de resolver tal problema antes de que nazca la criatura.
El antecedente gallego
Los jóvenes ya tienen el precedente de otra pareja gallega, Daniel y Rosa Moya, hermanos de padre y madre (a diferencia de los catalanes, únicamente por parte de padre) que, tras batallar en los tribunales, consiguieron que él figurara en el libro de familia como padre de sus hijos, y Rosa dejara de aparecer como madre soltera. No fue fácil. El cambio en el Registro Civil se produjo en el 2014, tras 35 años de relación y dos hijos (mayores de edad) en común.
Según informa El Correo en su edición digital, la fórmula que exploran Ana y Dani es la de que el padrastro -«el hombre que realmente siento como mi verdadero padre», apunta la joven- la adopte legalmente, para que, desde el punto de vista normativo, Dani ya no sea su hermano. «Eso podría permitirnos casarnos y, sobre todo, que él aparezca en el libro de familia como padre del niño», explica la futura mamá, embarazada de trece semanas, pese a admitir que es complicado. «No sabemos si finalmente podrá ser. Está claro que va a ser complicado, pero estamos decididos a buscar un arreglo que favorezca a nuestro hijo el día de mañana», añade.
Suecia, la excepción en Europa
En España el incesto no es delito desde 1978. Sin embargo, el Código Civil prohíbe el matrimonio entre parientes «en línea recta por consanguinidad o adopción y los colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado». Es decir, prohibido entre padres e hijos, abuelos y nietos, entre hermanos y entre tíos y sobrinos. Sí permite, a diferencia de los que ocurría en el pasado y que obligaba a pedir dispensa papal, el matrimonio entre primos.
En este ámbito, Suecia es la excepción en Europa, ya que es el único país que autoriza la unión legal de las parejas que compartan un progenitor, que es precisamente el caso de los jóvenes catalanes.
Su historia se remonta varios años atrás, aunque solo hace uno que la hicieron pública a través de un programa de televisión, con el objetivo de «normalizarla». Ana (de 28 años) y Dani (de 25) crecieron separados y sin conocerse. Fue a través de las redes sociales, ya en la veintena y tratando ella de superar una difícil situación personal, cuando iniciaron una amistad que se convirtió en amor, según han relatado.
Ahora añaden a su historia un nuevo capítulo y comparten su alegría en las redes, mostrando instantáneas de la incipiente barriga, pasado con éxito el test genético preciso para descartar problemas en el futuro bebé debido a su consanguinidad.
«Todos somos portadores de una serie de enfermedades y, aunque en situaciones normales no tienen por qué pasar nada, como Dani y yo somos hermanos por parte de padre las posibilidades de llevar en nuestros genes las mismas era muy alto. Sin embargo, contra todo pronóstico, los médicos nos han dicho que no coincide ninguna de esas que llaman enfermedades recesivas. Estamos encantados», cuenta Ana.