La Obra Social 'La Caixa' colabora en la financiación de la vivienda compartida de Down Lugo
05 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hay una casa en Lugo en la que sus habitantes se dedican a derribar los tabiques de la dependencia. Cada rincón es un reto, una lección de vida, una oportunidad de sentirse libres, de acertar o errar, de decidir. Con el inicio del curso escolar, en septiembre, el piso compartido de la asociación Down Lugo abrió de nuevo sus puertas. Convivirán en él 27 personas de entre 18 y 35 años, por turnos. La mayor parte -25 de ellos- son jóvenes con síndrome de Down y los otros dos tienen una discapacidad intelectual.
A través de esta iniciativa, respaldada económicamente por la Obra Social 'La Caixa', que aporta 10.000 euros para este fin, los usuarios consiguen adquirir cada vez más habilidades y recursos para una vida más autónoma, independiente y autogestionada.
«Esta emancipación temporal es un primer paso para una vida autónoma y los ayuda mucho a madurar. En todos los casos hay una evolución positiva, aunque cada uno va a su ritmo, pero el antes y el después, los cambios que se ven, son muy buenos», subraya la gerente de Down Lugo, Delfina Pérez. Ganas de crecer no faltan, pues esta «es una demanda que salió de ellos mismos», incide, por lo que la motivación con la que asumen cada tarea es mucha.
Ellos se encargan de todas las responsabilidades domésticas que implica vivir solo, desde la limpieza de la casa hasta lavar y planchar la ropa. Eligen qué habitación van a ocupar -todas son individuales, salvo una doble, que suele ser la más demandada (ponerse de acuerdo en ello es también una lección de convivencia)-. Incluso se ocupan de hacer su propia comida, con la supervisión del menú por parte de un técnico. En todo momento cuentan con el apoyo de un supervisor, que interviene siempre que sea necesario, pero esta figura llega a desaparecer cuando han demostrado tener los recursos suficientes como para desenvolverse por sí solos.
«Hay un grupo de chicos con los que ya no hace falta quedarse por la noche, aunque siempre hay una persona de guardia que está cerca de ellos por si hiciera falta», indica Delfina Pérez. «Siempre intentamos compensar los grupos para que gente con más autonomía en una área conviva con otros que no tienen tanta y que haya afinidad entre ellos, que se lleven bien. La idea es, por otra parte, hacer coincidir a chicos y chicas en grupos mixtos, excepto cuando se quedan de noche solos», añade la responsable de Down Lugo.
La batalla por convertirse en personas autónomas pasa también por aprender a gestionar el tiempo, subraya: «Una cosa a la que muchos no están acostumbrados, porque hasta ahora estaban muy controlados, es a responsabilizarse de sus horarios, lo que implica tanto poner el despertador para levantarse por las mañanas, porque nadie va a ir a levantarlos, como gestionar su tiempo libre, algo que siempre tuvieron muy monitorizado».
Es imprescindible, no obstante, que las familias colaboren. «De poco sirve que nosotros pongamos muchos recursos si al volver con los suyos les dan todo hecho», subraya Delfina Pérez, satisfecha de cómo están respondiendo también en este ámbito. «Algunos, como los que vienen de la costa de Lugo, solo pueden estar en el piso los fines de semana», explica. El reto es que sigan trabajando lo que aquí aprenden al irse a sus hogares, que continúen derribando tabiques.