Una terapia génica cura la obesidad y la diabetes tipo 2 en ratones

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Es la primera vez que se introduce un gen en el organismo para tratar enfermedades complejas

10 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Fátima Bosch mantiene la prudencia y la cautela, pero al mismo no tiempo no puede reprimir su entusiasmo ante los resultados «más que prometedores» de la terapia génica que han desarrollado que permite revertir al mismo tiempo dos enfermedades que en los últimos años se han convertido en una epidemia y que constituyen una auténtica pesadilla para los sistemas públicos de salud: la obesidad y la diabetes tipo 2.

De momento solo se ha probado en ratones en dos modelos diferentes de la patología, tanto la inducida por la dieta como por la influida por la genética, pero en ambos casos se ha demostrado que una sola inyección de un virus que sirve como vehículo de transporte en el organismo del gen FGF21 permite la manipulación genética del hígado, del tejido adiposo y del músculo adiposo. De esta forma, el animal tiene capacidad para producir de forma continua y en mayores cantidades la proteína FGF21, una hormona secretada de forma natural por varios órganos y que actúa en muchos tejidos como regulador del metabolismo. O, lo que es lo mismo, reduce los niveles de glucosa e interviene directamente sobre la grasa parda, produciendo calor y quemando el tejido adiposo. ¿El resultado? «En todos los casos vimos que el animal se cura. El tejido adiposo disminuye, se produce una pérdida de peso, se reduce la inflamación y aumenta la sensibilidad a la insulina, con lo que se favorece el control de la diabetes tipo 2», explica Fátima Bosch, investigadora Icrea en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y coordinadora de un estudio que se ha publicado en la revista científica EMBO Molecular Medicine.

Los resultados se han reproducido manipulando genéticamente diversos tejidos para que produzcan la proteína deseada, ya sea en el hígado, en el tejido adiposo o en el músculo. Y, lo que es más importante, el efecto benefactor se ha mantenido durante el más de un año de seguimiento de los ratones sometidos a la terapia. En este tiempo también se ha observado una disminución de la grasa en el hígado, con lo que se contrarresta la esteatosis hepática, la inflamación y la fibrosis en este órgano. Tiene, además, un efecto protector contra el riesgo de formación de tumores cuando el hígado está sometido a una dieta hipercalórica durante mucho tiempo. Incluso se ha probado que administrando la terapia génica en individuos sanos se produce un envejecimiento más saludable, ya que los protege del sobrepeso y de la resistencia a la insulina asociada a la edad.

El equipo dirigido por Fátima Bosch cuenta con una amplia experiencia en terapias génicas, aunque hasta el momento en enfermedades monogenéticas, en las que se sustituye el gen defectuoso responsable de la patología por una copia en buen estado. Pero tanto la obesidad como la diabetes tipo 2 son enfermedades multifactoriales, en cuyo desarrollo está implicado una amplia variedad de genes y factores ambientales como la dieta o la inactividad física. Nunca, hasta ahora, se había intentando esta alternativa terapéutica en males complejos, ni en España ni en cualquier otro país del mundo. El paso dado por el equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona ha demostrado que, aunque es un camino aún largo, es posible recorrerlo.

«Segura y eficaz»

«Es la primera vez que se logra contrarrestar la obesidad y la resistencia a la insulina a largo plazo mediante la administración de una sola sesión de terapia génica en el modelo animal que más se parece a la obesidad y la diabetes tipo 2 en humanos», resalta Verónica Jiménez, la primera firmante del artículo, quien asegura que «los resultados demuestran que es una terapia segura y eficaz».

El mismo equipo intentará validar los resultados en experimentos con animales más grandes, como perros o monos, con el objetivo último de poder iniciar ensayos clínicos en humanos. «Nuestra meta última es llegar a los humanos, y esperamos poder hacerlo dentro de no mucho. Llevamos mucho tiempo trabajando con la terapia génica y creemos que es posible», constata Fátima Bosch.