Luciano Alfaya: «Intento mejorar el mundo»

SOCIEDAD

Este arquitecto y urbanista planea cambios en las ciudades para humanizarlas, el último que pretende: hacer de Ponteareas un lugar más saludable

07 ago 2018 . Actualizado a las 10:11 h.

Luciano Alfaya (Mondariz-Balneario, 1974) ha vivido en China, en México, en Argentina, en Portugal, ahora en A Coruña... pero sigue censado en el municipio donde nació y que ostenta la marca de ser el más pequeño de Galicia, que ya es decir. Pese a que confiesa que es impaciente, planea cambios en las ciudades para humanizarlas algo que, desde luego, nunca sucede inmediatamente. El último que ha ideado pretende hacer de Ponteareas un lugar más saludable.

-¿Se puede transformar una ciudad hecha y derecha?

-Las ciudades se están transformando constantemente. El problema de muchas es que sus características las hacen muy homogéneas y cuesta distinguirlas. Algunas, como O Carballiño o Carballo, se transforman en función de sus ciudades matrices. Es lo que ocurre en Ponteareas. Allí planteamos una estrategia que se llama hábitat saludable. Las ciudades deben tener una actitud proactiva, un modelo y no depender solo de decisiones externas. En Ponteareas queremos poner en valor la salud.

-¿Pero cómo?

-Trabajar en microacciones que mejoren la calidad de vida. No vamos a construir nada nuevo, vamos a rehabilitar espacios: la conexión del río con la ciudad, que la naturaleza se meta más en la ciudad, crear una senda verde, más espacios para el peatón... Todo esto mejora la calidad de vida y esperamos que cambie las dinámicas de la ciudad.

-Leí en algún sitio que también contemplaban la perspectiva de género en el diseño urbanístico.

-Sí. Más bien en la inclusión social. Las personas mayores, por ejemplo. Cuando la población gallega envejece tan deprisa, parece necesario que la ciudad se piense para una población con más problemas de movilidad, espacios de descanso, de encuentro... La perspectiva de género tiene más que ver con la incorporación de la mujer en el diseño de los espacios.

-Urbanísticamente, ¿cuál es el peor defecto que tenemos los gallegos?

-La autonomía a la hora de diseñar todo. Pero también es algo positivo; la capacidad de buscar soluciones a los problemas es una habilidad. Creo que el mayor error ha sido articular las ciudades alrededor del coche.

-¿De pequeño ya jugaba con piezas de arquitectura?

-Pues sí. Mi padre es matemático y de pequeño ya jugábamos a construir cosas.

-¿Le echaron alguna vez de clase?

-(Baja la vista) Sí, más de una. Soy hijo de profesores y no es una de las mejores cosas que me pudieran ocurrir.

-Cuente una travesura que hiciera de pequeño.

-Una vez convencí a mi hermana y a otros niños para explorar el interior de una mina de agua haciendo unas antorchas con unas bolsas de plástico. Y otra vez me emborraché bebiendo las gotas que caían del alambique.

-Lo canearían.

-No lo recuerdo.

-Usted ya pasó de los 40. ¿Se sigue mojando la barriga?

-Sí, sí. Me la mojo.

-Igual el refrán se ha quedado algo antiguo.

-Yo creo que sí. Seguramente en el concierto de esta noche [estaba prevista la actuación de Siniestro Total y Marky Ramone] habrá más gente con más de 40 que con menos. Ha cambiado lo que decías y lo que pensabas con respecto a generaciones anteriores

-¿Sabe perder el tiempo?

-Sí. No voy a decir que es mi especialidad porque quedaría muy mal, pero no me cuesta. Forma parte de la vida.

-¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?

-Viajar. Conocer sitios. Y si estoy en buena compañía, muchísimo mejor.

-¿Es verdad que es un poco cocinillas?

-Sí. Vivo solo desde los 18, así que por necesidad aprendí a cocinar. Además, he vivido en muchos países y eso me ha dado oportunidad de aprender distintos tipos de sabores, de formas de cocinar... En el fondo también es una forma de creación.

-¿Celta o Dépor?

-Celta desde la cuna. Pero me alegro de las victorias del Dépor.

-Pero, cuando juega uno contra otro...

-Ahí ya no hay más que hablar. Del Celta.

-Defínase en pocas palabras.

-Soy inquieto, persistente, algo idealista y a veces hasta conscientemente utópico.

-¿Qué le habría gustado ser de no ser arquitecto ?

-Bueno, en realidad no sé muy bien qué soy. Mire, cuando jugaba con esas piezas de arquitectura no era con la vocación del arquitecto. Lo que sí tenía claro era que quería hacer cosas. Para la ciudad, la comunidad... Cuando estudiaba, ya quería cambiar las cosas. Siempre fui muy activista. Intento mejorar el mundo.

-Una canción.

-Hubo un tiempo que iba siempre con Losing my religion, de REM. Hoy diría The day I die, de The National.

-¿Qué es lo más importante en la vida??

-Sentirse a gusto con lo que uno tiene.