El santo de A Pobra al que se encomiendan devotos de toda España

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZCOLOMBIA / EFE

SOCIEDAD

carmela queijeiro

Hay ofrecidos al Nazareno que dan recompensas a quienes porten un ataúd en su nombre

08 sep 2018 . Actualizado a las 09:37 h.

La villa barbanzana de A Pobra sufrirá el próximo día 16 los efectos de una avalancha humana. Miles de personas se darán cita en la localidad con motivo de la procesión del Divino Nazareno, conocida también como As Mortaxas. La mayoría acudirán con el propósito de ver de cerca el macabro desfile, cuyo eje son los ataúdes portados por familiares y amigos de los ofrecidos, que suelen caminar delante de las cajas. Pero muchos llegarán, incluso de fuera de Galicia, dispuestos a encomendarse a un santo al que se le atribuyen curaciones milagrosas.

Tal es el fervor que despierta el santo pobrense que hay incluso devotos a los que causas de fuerza mayor les impiden desplazarse hasta la villa y que no dudan en ofrecer recompensas para que alguien se encargue de portar una caja fúnebre en su honor durante el multitudinario desfile. Desde la parroquia de Santiago do Deán, donde se custodia la imagen, se encargan de todos los preparativos.

«O noso cometido é cumprirlle o desexo a aqueles que queren participar cun ataúde na procesión», explica una de las colaboradoras de la iglesia. Recuerda que el año pasado recibió la llamada de un devoto que se encontraba hospitalizado y no dudó en actuar: «Busquei a catro mozos formais para que levaran a caixa e deilles unha atención».

Desde Bruselas

De todos los encargos que ha recibido esta colaboradora, que lleva nada menos que 34 años encargándose del alquiler de las cajas, el más lejano le llegó desde Bruselas: «Un home chamou para ofrecer ataúdes para os seus fillos, que xa naceran e se criaran alá, pero el era coñecedor dos favores do Nazareno. Ata aquí veu a súa muller, que participou na procesión».

También son muchas las personas que acuden al desfile ataviadas con largas túnicas moradas. Aunque los vecinos de A Pobra y su entorno tienen la ropa en propiedad, los forasteros también suelen alquilarla en la parroquia. Cada año la reclaman un centenar de ofrecidos. Parte de ellos hacen descalzos un recorrido que se prolonga durante más de cuatro horas, completando una tétrica estampa que no deja indiferente a nadie.