Un proyecto gallego trabaja en reaprovechamiento de fármacos
13 jul 2019 . Actualizado a las 23:19 h.Hace unas semanas la multinacional Pfizer saltaba a los medios de comunicación tras descubrir The Washington Post que había ocultado que uno de sus fármacos para la artritis reumatoide podría prevenir el alzhéimer. Quienes no lo han ocultado son los científicos del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, el IDIS, cuyo objetivo es precisamente ese, el reposicionamiento de fármacos, es decir, encontrar nuevas dianas terapéuticas para medicamentos que ya existen.
Y en el grupo que dirige Rodolfo Gómez Bahamonde, que trabaja en el campo de la reumatología, los investigadores ya han encontrado tres candidatos que pueden reducir el 90 % de la inflamación en cartílago. Uno de ellos es un antidepresivo, otro combate la adición a opiáceos y el tercero, que ya se había reposicionado, se usa actualmente como antineoplásico, es decir, en tratamientos de cáncer, y para la lepra. Una de las ventajas de estos fármacos es que «a nivel farmacológico de seguridad ya conocemos todos los datos, porque son medicamentos que han pasado todas las fases de investigación aunque para otras patologías», explica Eloi Franco Trepat, uno de los investigadores del IDIS, que llegó hace tres años a Santiago desde Japón interesado por este grupo.
A nivel de fase preclínica los datos son muy robustos, y la siguiente serían la de pruebas con ratones. «Nos falta un empujón mediante dos vías -explica Franco Trepat- una mayor difusión y lograr más datos que acaben de convencer al clínico para recetarlo a sus pacientes».
«Mi ilusión sería quedarme»
De ahí que el grupo de patología musculoesquelética liderado por Gómez Bahamonde haya iniciado una campaña de micromecenazgo en la plataforma Precipita, un proyecto del Ministerio de Ciencia y la Fundación para la Ciencia y la Tecnología, que bajo el nombre Stop artrosis busca reunir fondos para llevar esos fármacos del laboratorio al paciente, sin patentes y sin grandes inversiones de tiempo y dinero.
Eloi Trepat llegó a este proyecto desde su inicio y lo hizo desde Japón. Este joven barcelonés estudió Biología, hizo un máster de biomedicina en la Pompeu Fabra y trabajó como investigador en temas tan dispares como el cáncer en el hospital Sant Pau o la genética en el CSIC. De ahí se fue a Japón, al centro de investigación más importante del país, Riken. Pero el destino y Gómez Bahamonde hicieron que recalase en Santiago. Este último acababa de conseguir el Miguel Servet e iniciaba un proyecto para el que necesitaba personal «aunaba las dos facetas que más me interesaban, la parte aplicada de la ciencia y ver nacer un proyecto desde cero y sentirse parte de él».
Asegura que el IDIS está posicionado a nivel nacional e internacional por su calidad de investigación, pero el futuro cuando lea la tesis es más complicado. «Me gustaría quedarme pero la financiación de posdoctorado en España es malísima», lamenta.