La crónica social sucumbe al «reality»

Juanfran Moreno MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

La crónica social vivió su momento de esplendor a principios de este siglo con el estreno de «Salsa rosa» en Telecinco -en la imagen, su presentador, Santi Acosta- y del espacio «¿Dónde estás corazón?» 
en Antena 3
La crónica social vivió su momento de esplendor a principios de este siglo con el estreno de «Salsa rosa» en Telecinco -en la imagen, su presentador, Santi Acosta- y del espacio «¿Dónde estás corazón?» en Antena 3

Los programas de información sobre la prensa rosa clásica han cedido la hegemonía a «Sálvame». «La gente quiere ver el otro lado del espejo», subraya un experto

08 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

24 de agosto del 2019. Sábado Deluxe regresa de vacaciones. El primer invitado fue Omar Montes; después, entró Gemma Serrano, supuesta amiga de Bigote Arrocet que decía coquetear con él. Y para finalizar, Sonia Monroy. A Telecinco no le hizo falta recurrir a grandes celebridades para liderar el prime time con un 17,8 % de cuota y más de 1,3 millones de espectadores. La cadena ha creado su propio (y exitoso) universo de personajes, que ha desplazado a los tradicionales protagonistas de la prensa rosa a un segundo plano.

El primer gran programa de corazón en horario de máxima audiencia fue Tómbola (1997). El formato de la extinta Canal Nou, presentado por Ximo Rovira, creó un nuevo modelo de televisión en el que el famoso de turno se enfrentaba a las preguntas despiadadas de Jesús Mariñas, Karmele Marchante y Lydia Lozano, entre otros periodistas. La crónica social dejó de ser amable, y la audiencia se disparó por encima del 40 % de cuota de pantalla en sus dos primeras temporadas. Los cachés de los invitados alcanzaron precios desorbitados. Hasta siete millones de pesetas (algo más de 40.000 euros) recibió Alessandro Lecquio por acudir al programa. También se sentaron en el espacio Carmen Sevilla, Al Bano o Chábeli Iglesias, que protagonizó uno de los momentos más tensos al huir del plató y llamar «gentuza» a los responsables del formato.

El germen de Sálvame había surgido en Valencia. Tómbola finalizó en el 2004, pero la fórmula se expandió a las cadenas privadas nacionales. La prensa rosa en televisión vivió su máximo esplendor a principios de este siglo. Telecinco estrenó Salsa Rosa (2002), y Antena 3 hizo lo propio con ¿Dónde estás corazón? (2003). Pero en el 2011, el canal de Atresmedia canceló el programa presentado por Jaime Cantizano y renunció a los contenidos de crónica social. Desde entonces, Telecinco mantiene la hegemonía en la información rosa.

El monopolio de Mediaset y la falta de competencia en este terreno han afectado a los personajes que asiduamente acudían a programas del corazón. «Antes había mayor interés y batalla por los cachés televisivos de los famosos», apunta Saúl Ortiz, director del portal cotilleo.es.

Esta disminución de espacios también ha perjudicado a la economía de los periodistas. En Tómbola, un colaborador recibía unos 3.000 euros por programa. Ahora, se paga entre 400 y 800 euros por participación. «Los cachés han ido bajando de forma gradual. Los que más cobraban se han ido adaptando a las circunstancias, siendo conscientes de que los formatos dedicados a la prensa rosa son más limitados», explica Ortiz.

En los últimos años, los protagonistas de la crónica social han ido variando. Las portadas de las revistas más clásicas se han abierto a otros famosos menos glamurosos. «El dinero ha pervertido a la prensa del corazón. Los personajes de ahora, que no tienen un bagaje profesional, han descubierto que incluso mintiendo pueden ganar mucho dinero», asegura el experto. «La prensa del corazón llevada a televisión es cíclica. En Tómbola o Crónicas marcianas ya se entrevistaba a personajes menos elegantes (Yola Berrocal, Loli Alvarez), pero es cierto que en aquella época la información rosa era más prensa de sociedad. Quizás la televisión convirtió la información de corazón en un espectáculo», apunta.

«Sálvame», el heredero

Sálvame es el formato que ha heredado el espíritu de aquellos grandes programas. No obstante, Ortiz cree que el magacín de Telecinco «no es un programa del corazón; es un reality show de sus personajes que se han convertido en las estrellas, un espacio en que se habla de ellos».

Pero si hay un formato que resiste al paso del tiempo ese es Corazón. Presentado por Anne Igartiburu, se estrenó en el verano de 1997 en La 1 y se ha convertido en el espacio decano de la crónica social en España. Ahora acaba de estrenar su temporada 23.ª con nuevo decorado, grafismos y cabecera, pero manteniendo sus señas de identidad. «Cuando llevas tanto tiempo en emisión no te puedes acomodar. Te tienes que reinventar constantemente con mucho cuidado, porque no puedes traicionar los principios del programa», explica Rufino Sánchez, director de Corazón desde junio.

El espacio se ha ido adaptando durante los últimos meses a las nuevas demandas del público y ha ampliado sus contenidos a otro tipo de crónica social. «Los protagonistas de la prensa del corazón han cambiado. Antes teníamos a Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, Lola Flores. Ahora, hemos abierto el abanico, pues también interesa la vida de los youtubers o influencers», argumenta el periodista.

De este modo, Corazón ya aborda otras caras menos habituales en TVE, como Sofía Suescun o Kiko Jiménez, y otros temas como, por ejemplo, los relacionados con los actores de la serie Juego de tronos. «Cuando comenzó Corazón, la crónica social tenía un aire de elitismo y sofisticación que después ha ido perdiendo. Tuvimos que darnos cuenta de que a los espectadores también les interesaba la parte menos glamurosa de la fama», reflexiona Rufino. «El corazón tradicional no desaparecerá. Pero la gente quiere ver el otro lado del espejo», apostilla.