Más frío en Galicia que en Livingston, en la Antártida

SOCIEDAD

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La sensación térmica generada por el aire polar en la comunidad descendió la pasada madrugada hasta los 12 grados bajo cero. En esta isla antártica se produce un espectacular fenómeno meteorológico conocido como «white out»

21 ene 2020 . Actualizado a las 17:21 h.

Al aterrizar en la Antártida uno espera sentir el frío más intenso que jamás haya experimentado en su vida. Sin embargo, hay que recordar que estamos en el verano austral y que el termómetro en la zona donde se encuentra la base científica Juan Carlos I, en una isla del archipiélago Shetland del Sur, no desciende tanto como en otros puntos del continente. Aún así me llamó mucho la atención el ambiente térmico que me encontré al pisar suelo antártico. Me sorprendió más la pureza del aire que su temperatura. Durante la travesía nocturna a bordo del Hespérides seguía sin percibir el frío. Una sensación que también me acompañó en mis primeros días en Livingston. Después me enteré de que estuvimos a 9 grados. «Ocurrió algunas veces, aunque no es el valor habitual en esta la zona de la Tierra», reconoce Paco Vasallo, predictor del grupo Antártico de la Aemet, que todas las tardes a las 19.30 horas imparte una clase de meteorología mientras informa sobre la previsión del día siguiente, fundamental para organizar las actividades exteriores.

Paco Vasallo se encarga cada día de la previsión del tiempo en la base Juan Carlos I
Paco Vasallo se encarga cada día de la previsión del tiempo en la base Juan Carlos I Xavier Fonseca

Al cabo de un tiempo descubrí que las altas temperaturas no eran la única anomalía. El comentario generalizado entre los técnicos y los científicos más veteranos apuntaba también a la nieve. «Todos tenemos la sensación de que ha sido un invierno muy seco, con nevadas muy escasas. El glaciar está muy pelado y las grietas más abiertas», confiesa Juan Carlos Jiménez, guía de montaña de la base.

Alrededor de la base científica Juan Carlos I hay una ausencia total de nieve
Alrededor de la base científica Juan Carlos I hay una ausencia total de nieve Xavier Fonseca

La comunidad científica siempre actúa de forma prudente ante estas situaciones. Los estudios posteriores deberán esclarecer si se trata de una señal del cambio climático o de la propia variabilidad natural. Lo que sí se está detectando son ciertos cambios en los patrones atmosféricos. En el hemisferio norte la corriente en chorro que separa el aire cálido subtropical del frío polar, se está debilitando por la menor diferencia de temperatura entre el ecuador y el Ártico. En este contexto, durante el verano boreal son cada vez más frecuentes las entradas de aire africano hacia Europa, tal y como ocurrió el último período estival, cuando se alcanzaron valores de récord. Algo parecido está ocurriendo en el sur del planeta. 

El tiempo, justo al revés

En el hemisferio austral el tiempo funciona justo al revés. Los anticiclones giran en contra de las agujas del reloj y las borrascas a favor. Además, el viento del norte trae las masas húmedas y cálidas del Pacífico y el Atlántico, mientras que el sur desplaza el frío desde el continente helado. Para un gallego esto cuesta asumirlo, aunque a todo se acaba acostumbrando uno.

Las altas temperaturas que se registraron la semana pasada en esta zona de la Antártida se produjeron precisamente por una irrupción de aire cálido que llegó a través de los vientos del noroeste. Una situación que podría producirse con mayor frecuencia debido al calentamiento del planeta. «Aquí hay un elemento sinóptico muy importante, que es la depresión de los mares de Amundsen y Bellingshausen. Se parece, salvando las distancias, al anticiclón de las Azores. Al igual que las altas presiones de las Azores, se trata de un sistema semipermanente, por tanto, muy dinámico. Dependiendo de su posición e intensidad puede haber unas determinadas situaciones atmosféricas. Cuando está más cerca de la península antártica favorece que haya vientos del noroeste. El cambio climático podría permitir que estas configuraciones atmosféricas que provocan que llegue aire cálido y húmedo se repita con mayor frecuencia», admite Vasallo.

«White out»

El clima en Livingston es muy variable y el tiempo cambia de forma súbita, influenciado en buena medida por la rica orografía del lugar. Lo saben bien los profesionales de la Agencia Estatal de Meteorología y también los guías de montaña. Aquí, las nubes bajas cubren el cielo la inmensa parte de los días. Se trata, sin duda, de una curiosa paradoja. En esta época del año y por estas latitudes nunca oscurece, pero el sol apenas asoma. Eso sí, cuando lo hace el paisaje luce de una forma espectacular.

La humedad persistente al nivel del mar se convierte en un espeso y peligroso manto de niebla cuando uno comienza a ascender en altura, generado a menudo un fenómeno que se conoce como «white out», un verdadero problema para los profesionales que se encargan de desplazar a los científicos para tomar muestras en alguno de los glaciares. «Se produce cuando se pierden las referencias espaciales. La niebla y la nieve son blancas y si vas en la moto y no puede ver una piedra o una huella, el cerebro empieza a desorientarse, se pierde el equilibrio y puedes acabar mareando e incluso vomitando», explica José Fernández, otro de los guías de la base.

Aire polar en Galicia

Esta semana la temperatura ya ha bajado bastante e incluso hemos podido ver algo de nieve. Las mínimas y las máximas oscilan entre los cero y los tres grados positivos. Eso sí, aquí marca la diferencia el viento. Cuando uno se aproxima al mar, asciende unos pocos metros o simplemente se queda algunos minutos parado, la sensación térmica cae en picado, algo que se percibe sobre todo en las manos.

La situación actual en la Península está permitiendo que Galicia supere, al menos en lo que refiere a la temperatura mínima, a esta zona antártica. La localidad ourensana de Baltar registró la pasada madrugada un valor de 6,8 grados bajo cero. La sensación térmica también fue muy baja debido al intenso viento de componente norte, que superó los 100 kilómetros por hora. El valor en la montaña ourensana fue de 12,5 grados bajo cero.

El responsable de las bajas temperaturas en Galicia es un corredor de aire polar continental que ha formado el potente anticiclón situado al norte de la Península, que presenta una presión muy elevada, de 1.050 milibares, y también la borrasca Gloria, localizada sobre el Mediterráneo y culpable del intenso temporal en la zona.

La previsión para Galicia apunta a que las temperaturas experimentarán un ligero y progresivo ascenso esta semana, sobre todo de las mínimas. Aquí, en Livingston nos mantendremos entre los cero y los dos grados, como mucho, y siempre pendientes del viento.