El regreso de las terrazas en Galicia: pocas, con mucha demanda y con abundantes medidas higiénicas
SOCIEDAD
Muchos han decidido esperar hasta que haya menos limitaciones, pero los que lo han hecho se han mostrado más que satisfechos con la gran afluencia y la buena disposición de los clientes
11 may 2020 . Actualizado a las 20:00 h.El tiempo acompañó en el primer día de apertura de terrazas desde que empezó el estado de alarma. Parecía hecho a propósito. El día amaneció con cielos despejados y las temperaturas agradables acompañaron durante toda la jornada, en el día en el que algunas terrazas, todavía muy pocas, volvieron a las calles. El mejor aliciente para que muchos decidieran que, después de varios meses, era el momento de tomarse esa primera consumición en bares y cafeterías. Y no solo la primera. Aunque en algunos pueblos y ciudades hay que recorrer varias calles desiertas para encontrar un bar que haya decidido abrir su terraza en el día de hoy, los que lo han hecho se han mostrado más que satisfechos por la respuesta del público. La gente tenía ganas de volver a socializar entre cañas, tomarse un café respirando aire fresco o recibir unos rayos de ese sol que durante meses solo han visto a través de la ventana.
Algunos bares no han parado durante todo el día. «Desde las nueve tuvimos gente en la terraza. Hay un poco de todo, jóvenes, mayores, parejas, estamos contentos por ahora. Por el momento tenemos solo la terraza delantera y según vayamos viendo abriremos la trasera», señalaron los propietarios del Quai Café en A Coruña. Una afluencia poco habitual, mucho menos para un lunes. De hecho, en algunos momentos a los clientes no les quedó otra que esperar para poder sentarse en alguna de las mesas disponibles, la mitad de las que venían siendo habituales antes de la pandemia. «Llevamos dos meses esperando, por media hora no nos va a pasar nada», dice una pareja lucense mientras espera su turno.
Una vez una mesa se libera, los nuevos protocolos hacen que para la ocupación de esos sitios disponibles haya que esperar. Los camareros, que en su mayoría llevan mascarilla y guantes, tienen que limpiar concienzudamente con un paño y lejía todas las sillas y las mesas para que no haya ni rastro del virus que nos ha obligado a confinarnos en nuestras casas. No son las únicas medidas que se han tomado. Para que los clientes puedan utilizar los baños, muchos hosteleros han puesto gel hidroalcohólico para limpiar las manos antes y después de pasar por el servicio.
A pesar de todo, las formas, según los propietarios, están siendo excelentes. La concienciación de los clientes y su buena disposición después de tanto tiempo encerrados han hecho que la adopción de las normas de protección ante la pandemia hayan sido más fáciles. «Todo el mundo está respetando los turnos y las distancias», dicen en una terraza de Boiro que con todas sus mesas ocupadas. También la norma de reuniones sociales de esta fase 1, que solo permite, como mucho 10 personas. En la gran mayoría de los casos, el número de clientes en una mesa no se acerca ni de lejos a esa cifra.
Todos los clientes coinciden en que ese café de bar recién hecho o esas cañas tiradas al momento les habían sentado de maravilla. «Lo estábamos deseando», dicen dos coruñeses tras su primera consumición.
Sin embargo, las limitaciones impuestas para esta fase 1 han hecho que no todos hayan visto el momento para reabrir las terrazas. «Ahora abrir es inviable económicamente y las medidas de seguridad y apertura son extremadamente confusas. Muchos preferimos esperar, el problema es cuánto podremos aguantar para volver a abrir», explicaba la responsable de La Gramola, un establecimiento de Pontevedra que en esta etapa permanecerá cerrada.
«Qué maravilla tomarse un café en una terraza»
Una parte de los comercios de hostelería abren sus puertas, pero muchos siguen cerrados
Alejandro Martínez
La hostelería de Vigo ha arrancado tímidamente. Muchos empresarios han decidido todavía no hacerlo y, así, aún se ven muchas persianas bajadas en las calles de la ciudad olívica. Pero hay establecimientos que a partir de hoy han vuelto a reencontrarse con sus clientes, que enseguida han llenado sus terrazas con el aforo limitado, animados por el buen tiempo. Incluso ha habido algunas colas para encontrar mesa libre, según comentaba la dueña de una cafetería de la calle Rosalía de Castro.
Los empresarios abren sus puertas con muchas inquietudes y dudas acerca del futuro, sobre si podrán sostener sus negocios con las necesarias medidas de protección contra el covid-19. Quienes están abiertos son también los que tienen menos cargas económicas porque tienen pocos o ningún empleado.
«Qué maravilloso es salir a tomar un café», comentaba una clienta en la terraza de la cafetería de la calle Punto Chic, en Pizarro. Su responsable, José Manuel, afirma que fue una mañana de mucho trabajo.
Vuelve el terraceo en A Coruña
Los bares abiertos reciben a sus primeros clientes tras dos meses de confinamiento
D. G. / R.D.
En la zona de la Marina y el Parrote, las escasas terrazas que han decidido abrir sus puertas, aún con aforo limitado, están ya recibiendo a los primeros clientes, que disfrutan de la sensación de sentarse a tomar algo al aire libre después de casi dos meses de confinamiento. El tiempo, soleado y de temperatura agradable, anima a los coruñeses a salir a la calle. También en la plaza de Vigo, otro de los puntos neurálgicos con un buen número de mesas y sillas al aire libre, han vuelto a la actividad algunos de los locales de hostelería, al igual que algunos de los bares de la Ciudad Vieja.
José Vidal y Antonio Ruiz, propietarios del Quai Café, en la Marina, no ocultaban su satisfacción por la respuesta del público. «Desde las nueve estamos teniendo gente en la terraza, hay un poco de todo, jóvenes, mayores , parejas, estamos contentos por ahora. Por el momento tenemos solo la terraza delantera y según vayamos viendo abriremos la trasera», señalaron. Entre los que no tardaron en acercarse estaban José Ucha y Carmen Calvo, que aprovecharon para enlazar la salida mañanera con el terraceo. «Salimos a dar un paseo y ahora nos vinimos a la terraza, ¡lo estábamos deseando!», dicen. Algunos salieron con tantas ganas que incluso repitieron. Fue el caso de dos jóvenes, Marina Prieto y Paloma García: «Es la segunda terraza a la que venimos, necesitamos desconectar porque todo el día estudiando se hace muy pesado».
Las primeras horas de la ciudad ya en la fase 1 dejaron un aumento de movimiento tanto en calles con presencia de comercios como de terrazas. El mayor número de negocios abiertos y la posibilidad de que la gente pueda acudir a ellos sin necesidad de cita previa se tradujo en una mayor afluencia de clientes en zonas como la calle Real, San Andrés o el entorno de la Plaza de Lugo. También las terrazas de algunos locales de hostelería se vieron beneficiadas por esta nueva fase y unos cuantos coruñeses aprovecharon muchas de las mesas exteriores al sol para disfrutar de la buena mañana tras un paseo o hacer deporte.
Vuelven las terrazas a Ourense: «Xa tiñamos mono»
Pocos bares han abierto en la primera mañana de la fase 1, pero la mayor parte de ellos llenaron sus mesas
miguel ascón
Muchos hosteleros ourensanos siguen sin abrir porque creen que no les compensa debido a las condiciones establecidas para ello: un 50 % del aforo máximo y con una separación de al menos dos metros entre las mesas. La incertidumbre ha hecho también que algunos prefieran mantener al personal en el ERTE aprobado su día. Pese a las dificultades, los bares que han abierto en esta primera mañana de la fase 1 tenían sus terrazas llenas.
En la Praza do Ferro el único establecimiento que estaba funcionando a mediodía era el Barallete. Mario Rodríguez no tenía muy claro si abrir o no. Finalmente optó por hacerlo «por probar». Reconoce que le ha sorprendido la cantidad de clientela que había, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un lunes por la mañana, un contexto en el que en condiciones normales habría poco movimiento. Los ourensanos tenían ganas de recuperar sus hábitos. «Xa tiñamos mono. En casa non se socializa», cuenta Eladio Rodríguez, que se está tomando la primera caña de la semana junto a José Benito García. Será la primera de muchas. «Non perdederemos as boas costumes», prometen.
Para encontrar más bares abiertos hay que seguir el camino, porque en el casco viejo son mayoría los que no abrieron la mañana de este lunes. En la Praza Maior, sin embargo, sí había mucha actividad desde primera hora de la mañana y todos los locales salvo dos abrieron sus puertas para recibir la fase 1. En el Druida están tomando el aperitivo José Luis Ballestero y Francisco Rodríguez y el primero cuenta que no las tenía todas consigo: «Yo habría esperado un par de semanas más. Me parece un poco precipitado».
A pocos metros, en la Praza de San Martiño, no ha abierto ningún local. Miguel Rejo, del Bar Miguel, explica que con tan solo cuatro mesas permitidas en el exterior no le conviene abrir hasta que pueda hacerlo en el interior también. Ahí es donde hay más trajín de actividad en condiciones normales en su negocio por los cafés y pinchos rápidos que toman los funcionarios de las oficinas municipales. Además, está aprovechando para poner al día el establecimiento. Así abrirá totalmente preparado para el nuevo escenario que se presenta para el sector tras esta crisis.
Lugo recupera la vida, pero la hostelería casi no reabre
Las tiendas subieron la persiana a cuentagotas y con un aforo limitado
María Guntín / Alberto López / Xosé María Palacios
Lugo recupera la vida en las calles de la ciudad, pero la hostelería reabre a cuentagotas. En zonas como Augas Férreas, Fontiñas, la Praza da Soidade, la Rúa da Raíña o San Marcos no hay terrazas abiertas y en los vinos tan solo un bar ofrece este servicio, al fondo de la Praza do Campo. El único rincón de la ciudad con un poco de movimiento en lo que a la hostelería se refiere es Campo Castillo. Poco después de las doce de esta mañana, a la hora del vermú, las mesas estaban llenas e incluso había gente esperando. «Llevamos dos meses esperando, por media hora no nos va a pasar nada», comentaba una pareja que esperaba para tomarse una caña a mediodía. Eso sí, el pincho se sirve de manera individual y nada de bandejas con palillos. En Bispo Aguirre tan solo había una terraza y seis personas distribuidas en varias mesas.
En la Praza Maior tan solo hay una cafetería abierta y en la alameda principal, todas permanecían con la persiana bajada. Estos días se hablaba de que solo un 30 % de los negocios hosteleros de Lugo tienen terraza, pero ni un tercio de este porcentaje decidió o pudo abrir hoy. En A Milagrosa, zona de vinos y tapas, tan solo un bar ofrecía servicio y tenía unas cuantas mesas altas y otros tantos taburetes. Estaba lleno. A su alrededor, las persianas están todas bajadas.
Los camareros que atendían estas terrazas llevaban mascarilla y guantes y se movían con cuidado entre la gente, intentando respetar esa distancia de seguridad de la que tanto se habla últimamente.
El centro se llenó de vida este miércoles a mediodía, con niños, monopatines, perros y parejas. Las colas a las puertas de bancos, supermercados y farmacias ya son algo habitual y, aunque siguen presentes en la ciudad amurallada, ya forman parte del paisaje diario. En cuanto al comercio, las tiendas reabrieron a cuentagotas y con un aforo determinado. Abrió aproximadamente la mitad de las tiendas que hay en el centro urbano de la ciudad. En la zapatería Cortés el aforo es de seis personas mientras que en Stradivarius, es de 24.
Las terrazas devuelven la vida a las calles de Santiago
Los pocos hosteleros que se animaron a retomar la actividad se mostraron satisfechos con la respuesta de los compostelanos
Marga Mosteiro
Los hosteleros temían que la primera jornada de la fase 1, en la que ya podemos sentarnos en una terraza para consumir, fuera un fiasco, pero la realidad es que los compostelanos tienen muchas ganas de recuperar la normalidad y disfrutar de un café en una de las plazas de Santiago. Esta fue una de las actividades con más seguidores de esta mañana, e incluso desde muy temprano las mesas y sillas fueron ocupándose en turnos cortos. Desde primera hora, las terrazas volvieron a las calles, y aunque por ahora son pocos los hosteleros que se animaron a retomar la actividad, los que regresaron estaban satisfechos con la respuesta de los clientes. Algunos de los habituales no faltaron a la cita, y la mayoría lo hizo portando guantes y mascarillas. Para los que precisaron entrar en el local para ir al baño, los hosteleros colocaron gel hidroalcólholico para limpiar las manos antes y después de pasar por el cuarto de baño.
Aunque son pocos los locales que retomaron su actividad, en prácticamente todas las zonas de la ciudad hay algún establecimiento abierto, lo que está dejando un ambiente de casi total normalidad en Santiago. En el casco histórico, en la zona de Porta Faxeira, un par de locales, Farggi y Tokio, retomaron la actividad con la mitad de sus mesas; y en Porta do Camiño, el bar del mismo nombre recuperó esta mañana sus dos sitios de terrazas, el que de la praza 8 de marzo y otra pequeña en Aller Ulloa. La praza Roxa, una de las que cuenta con más mesas y sillas de la ciudad, retomó el pulso con la apertura de los café Milay y Le mans. En la praza de Vigo, Cuyagua optó por arrancar el día con menos mesas de las que podría poner en funcionamiento hoy, y lo hizo para tantear el ambiente.
En general, los hosteleros que se animaron a abrir las terrazas acertaron totalmente, ya que los compostelanos respondieron masivamente a la llamadas. En general, los locales están siendo atendidos por los propietarios, y solo algunos optaron por recuperar a trabajadores del ERTE.
Pontevedra cambia la cara de sus calles después de dos meses
Con muchos locales de hostelería cerrados y solo tres hoteles abiertos, la apertura del comercio asume el cambio más grande de esta nueva fase
NIeves D. Amil
En Pontevedra, un puñado de locales montaron sus terrazas después de dos meses con ellas apiladas. Todavía era demasiado temprano para sentarse en un algunas, pero las ganas de un café animó a algunos pontevedreses a reestrenarlas. Solo con el 50 % del aforo era difícil que el número de clientes superase la docena, pero es solo es el punto de partida para coger fuerza de cara a la fase 2. «Ahora abrir es inviable económicamente y las medidas de seguridad y apertura son extremadamente confusas. Muchos preferimos esperar, el problema es cuanto podremos aguantar para volver a abrir», explica la responsable de La Gramola, que en esta etapa permanecerá cerrada.
Pero no fueron solo las cafeterías y comercios de la ciudad las que amanecieron hoy trabajando, las misas empezaron con cuentagotas en algunas parroquias de la ciudad, en la que al igual que en muchas terrazas no se juntaron más de una docena de fieles. La nueva fase comienza a ralentí en buena parte de los negocios de la ciudad, salvo en el comercio, que después de una semana con cita previa hoy abren ya en unas condiciones que mantendrán con pocas variaciones hasta la nueva normalidad, prevista si todo sigue el guion actual para finales de junio.
Mucha calma en Sanxenxo
Desigual seguimiento de el primer día de fase uno de la desescalada en Sanxenxo, capital turística de las Rías Baixas. La hostelería ha optado mayoritariamente por darse todavía un tiempo para prepararse y que mejore más la coyuntura general del país. Por su parte, entre un cuarto y un tercio del pequeño comercio levantó las rejas que llevaban bajadas dos meses desde que se declaró el estado de alarma.
Para los vecinos, la continuidad del cierre de los locales hosteleros no fue tanta sorpresa como podría esperarse. Era algo que ya se venía comentando desde hacía días. El Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS) confirmó el viernes pasado que no estaba prevista la apertura de ningún hotel y entre los restauradores corría la misma idea en cuanto a las terrazas. Este lunes se cumplió el guion, porque los sanxenxinos quieren estar bien preparados y ahora todavía están en fase de preparativos.
En el paseo de Silgar, podría estimarse que está abierto uno de cada tres negocios, sobre todo tiendas de ropa. De hostelería nada, con una única excepción, la cafetería Bulevar. A la una de la tarde de este lunes era la única terraza abierta en todo el frente marítimo de la localidad. Este establecimiento normalmente ofrecía a sus clientes 22 mesas. Ahora solo puede hacerlo con siete y los viandantes que pasan por delante se desesperan por conseguir un puesto. Cuando alguien se levanta y se va, una camarera desinfecta el sitio y ya está gente esperando para poder ocupar la vacante. Había ganas de terrazas en una primera hora de la tarde donde el termómetro se elevó a los veintiún grados en el paseo de la emblemática playa.
Pablo González y Adrián Feijoo son dos de estos afortunados que este lunes pudieron disfrutar de una terraza en la capital turística pontevedresa. «Ya era hora de que empezásemos a poder movernos y por lo menos salir a la calle», explica Pablo, pendiente de un ordenador portátil y de una taza de café, haciendo un descanso en su jornada laboral de teletrabajo.
Colas en las terrazas en Ferrol
«A las ocho de la mañana ya teníamos clientes», afirman en un establecimiento hostelero del Cantón
Beatriz Couce
Si no fuese porque muchos rostros se ocultan detrás de mascarillas y pantallas y de que la mayor parte de bares y restaurantes siguen con la persiana bajada, el primer día de la fase 1 en Ferrol podría parecerse mucho a la vieja normalidad. A las diez de la mañana, la ciudad había subido enteros en actividad con respecto a los últimos días y también había muchos más coches. En A Magdalena, las furgonetas de reparto vuelven a circular. Pero, sobre todo, los más felices fueron los que, al sol, recuperaron un poco de vida social a golpe de café en una terraza.
Encontrar una cafetería con una mesa disponible no fue tarea fácil durante la mañana, y no fue extraño presenciar incluso parejas de amigos o pequeños grupos familiares esperando que alguna se quedase libre. Para los trabajadores del sector, la mañana estaba siendo «agotadora», como para la camarera del establecimiento Ankha, del Cantón. «Abrimos a las ocho de la mañana y a esa hora ya vino gente», añadió, mientras desinfectaba la mesa y las sillas que iba a ocupar el siguiente cliente. A punto de recibir su consumición, José Antonio García se sentía a la vez feliz de poder disfrutar de la sensación de «libertad», aunque admitiendo que también «un poco extraño». En la mesa de al lado, en donde tres mujeres también esperaban por su consumición, exponían que, pese a recuperar la posibilidad de tomar un café en una terraza, «no es como antes, porque solo puedes estar un rato». Zonas como la del parque de A Ranita, en Ferrol Vello, o la plaza de O Inferniño también cuentan con establecimientos de hostelería que llenaron sus terrazas.
Ilusión y optimismo en la reapertura de los bares de Carballo
El café para llevar arrasa en los locales de la zona
M. R. / A. G.
Los bares siempre han sido sinónimo de alegría, y hoy, pese a la incertidumbre generada a raíz del covid-19, no ha sido menos. Los autónomos que se animaron a retomar su actividad lo hicieron con ilusión y optimismo, y tras las primeras bebidas servidas a lo largo de la mañana se puede decir que quedaron satisfechos.
«O que se vaia facendo, ben feito está», dijo el gerente del Café Bar Monthey, en Carballo. «Normalmente teño bastante xente, hoxe houbo bastante menos, pero ben», añadió. Sirvió cafés y cervezas, sobre todo, a media mañana.
Más emoción mostró la dueña de Cafetería-Restaurante D´Mar, en el polígono de Bértoa, quien ya reabrió el pasado lunes por primera vez tras la llegada de la pandemia: «Servín moito café para levar e moitos bocatas. A verdade é que funcionamos ben, e esta semana aínda espero que mellor ao poder atender na terraza», comenzó diciendo. En sus clientes percibió las «ganas de saír e de xuntarse, de volver á normalidade». Esta hostelera está «moi ilusionada» con esta nueva etapa que, por desgracia, le tocó vivir. Los clientes que llegan a su local tocan un timbre que instaló en la entrada para avisarle de que están a la espera de ser atendidos. En las primeras horas de este lunes incluso llegó a tener cola.
Al contrario que estos valientes, otros muchos hosteleros optaron por seguir con la reja bajada debido a que no ven rentable abrir con las medidas impuestas por el Gobierno. Esta imagen fue la predominante en municipios como Malpica o Ponteceso, aunque con excepciones. Por ejemplo, en esta última localidad, en la parroquia de Pazos, el Bar Paula recibió de nuevo a sus clientes. Sobre las 12 de la mañana, tenía unas ocho mesas con gente. Hubo quien se animó a celebrar el regreso a la nueva rutina incluso con un buen vermú.
Pocas terrazas abiertas en Barbanza, pero con afluencia de clientela
El inicio de la primera fase de la desescalada ha favorecido una mayor presencia de gente en las calles
M. Gómez
Aunque son muchos los hosteleros que han optado por continuar con las puertas de sus negocios cerradas a cal y canto, unos cuantos han decidido abrir sus terrazas en la primera jornada de la fase 1 de la desescalada y, de momento, se muestran bastante satisfechos con el resultado. Son pocos los establecimientos que han montado mesas y sillas en el exterior, pero los que lo han hecho han contado incluso con más afluencia de clientes de la esperada. Lo reconocía Rosa García, cuyo establecimiento en la Alameda de noiesa abrió sus puertas a primerísima hora de la mañana: «Temos o horario de sempre, a partir das 7.00. A primeira hora non houbo moita xente, pero foise animando, bastante ben a verdade. E ao estar bo tempo tamén nos axuda».
En los jardines Valle-Inclán de A Pobra son tres los negocios hosteleros que abrieron sus puertas en el primer día de la fase 1 y a media mañana incluso había personas esperando para poder sentarse en alguna de las mesas habilitadas. Tanto hosteleros como clientes han señalado el buen comportamiento de la gente: «Todo el mundo está respetando los turnos y las distancias», contaban en una terraza de Boiro que tenía todas sus mesas ocupadas.
Con la entrada en una nueva fase, no solo los negocios de hostelería han podido empezar a trabajar de nuevo, aunque sea solo en la terraza y con la mitad del aforo, también los comercios funcionan ya sin cita previa, un cambio que ha contribuido a animar el ambiente en las calles. En varios bazares podían verse colas a las puertas del establecimiento de clientes que esperaban pacientemente su turno. La obligación de regular el aforo y las medidas de higiene y desinfección ralentizan la atención al público, un hecho que la mayoría asume sin objeciones.
El terraceo se despereza en Arousa
Pocos locales de hostelería abiertos y muchas ganas; este es el ambiente con el que las calles de Vilagarcía reciben el primer día de la fase 1 de la desescalada
R. Estévez
Nunca un café supo también como el que Pili y Pepe se tomaban esta mañana en la terraza del Minicentral, en la calle Castelao de Vilagarcía. «Nos está sentando de maravilla; la verdad es que se echaba mucho de menos», reconoce la pareja, que acababa de salir de casa y no se resistió a tomar algo en un bar por primera vez en dos meses de estado de alarma. Muy cerca, otro local de pequeñas dimensiones, el Nata, desplegó sus mesas y sus sillas pese a las dudas que suscita un cielo nublado, al igual que hizo la cafetería Bella Arosa, en la glorieta de la Marina Española. En A Baldosa, la clásica calle de los vinos de la capital arousana, algunos hosteleros preparan desde hace días sus negocios, pero solo O Insuíña está funcionando. No es de extrañar que su terraza se haya llenado, a falta de lo que suceda a la hora del vermú. En la subida hacia la estación de ferrocarril, O Tranquilo, que procesa a buen ritmo bocadillos y raciones de zorza y sus emblemáticos calamares desde la semana pasada, tiene una pequeña terraza repleta, y en Carril, O Viveiro funciona desde primeras horas de la mañana.
También varios comerciantes que prefirieron dejar correr la semana pasada se están sumando hoy a esta incierta pero esperanzada reapertura. Sus sensaciones difícilmente se pueden explicar mejor de lo que lo hace Carmen Cerviño desde la zapatillería Vista Alegre: «Nunca tuve tantas ganas de trabajar».
Primeros cafés en las terrazas de A Mariña
El buen tiempo animó a algunos ciudadanos a retomar esta costumbre tras más de 50 días de confinamiento
Lucía Rey
El buen tiempo con el que han amanecido poblaciones de A Mariña como Viveiro están animando a algunos ciudadanos a disfrutar de los primeros cafés en una terraza hostelera tras más de 50 días de confinamiento. Con el inicio de la fase 1 de la desescalada del estado de alarma para frenar el altísimo ritmo de contagios del coronavirus que se registró en numerosos puntos del país en marzo y abril, un buen puñado de establecimientos hosteleros de la comarca han decidido reabrir este lunes, 11 de mayo, sus terrazas al público. En Viveiro, por ejemplo, es el caso del Cornelius o del Muro, entre otras, que han abierto a primera hora de la mañana.