Galicia lidera la investigación europea sobre contaminación marina en el Atlántico

SOCIEDAD

Una investigadora durante una campaña en las Rías Baixas
Una investigadora durante una campaña en las Rías Baixas IEO

Científicos alertan sobre el aumento de residuos en las aguas de la costa gallega

17 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia representa una pieza fundamental para que Europa pueda entender los cambios que se están produciendo en el Atlántico como consecuencia de la actividad humana. La ciencia de la comunidad dispone de una serie histórica sobre la temperatura del agua que se remonta al año 1900 y sobre la presencia de contaminantes a 1970. Una base de datos tan extensa permite observar cualquier alteración física o química en las propiedades del agua. Este es uno de los motivos por lo cuales la Unión Europea deposita sobre los gallegos el peso de la investigación del océano. «La directiva europea de estrategia marina exige cada año una serie de medidas para evaluar cómo está la contaminación en el Atlántico. Este trabajo nos lo encargan al Instituto Oceanográfico Español que está en Vigo», apunta la investigadora Lucía Viñas.

Las trabajos sobre los efectos de la contaminación en el mar llegan, además, a las publicaciones más importantesn del mundo. La semana pasada científicos gallegos publicaron en la revista Marine Chemistry un estudio sobre la presencia de contaminantes marinos. «Los datos se tomaron en el 2016 durante una campaña de recogida de sedimentos que abarcaba desde Portugal hasta Francia, pero en la que quisimos detenernos en la costa sur gallega para tener más conocimiento sobre cómo está la situación en nuestras rías», reconoce Viñas.

El estudio midió la presencia de diferentes contaminantes orgánicos y no orgánicos, desde metales pesados a hidrocarburos. «Lo que hemos observado es que dependiendo de cada ría la concentración aumenta o disminuye y en algunos casos los niveles supera los umbrales que los biólogos consideramos que no deberían cruzarse para evitar problemas. Ocurre, por ejemplo, con el plomo y los hidrocarburos en la ría de Arousa», confiesa.

Muros, una ría de referencia

Si la Antártida es el lugar más prístino del planeta es porque la acción del ser humano apenas tiene huella en el extremo sur del mundo. Esto ayuda a que la comunidad científica pueda recopilar datos de cómo luce la naturaleza en su estado más puro. De la misma forma que el Polo Sur representa un lienzo en blanco para los climatólogos, la ría de Muros actúa igual para los oceanógrafos. «Es la que tiene menos industria y población. Para nosotros es importante saber cómo sería un determinando ambiente si no existiesen los seres humanos. Por ejemplo, el valor de los pesticidas en el mar debería ser cero. Pues bien, en Muros no es cero, pero sí una cifra muy baja. Estos valores de referencia de la ría gallega incluso se usan para la investigación en otros países como Francia o Portugal», señala Viñas.

Las aguas gallegas cuentan, además, con un aliado natural que combate los efectos de la contaminación marina: el afloramiento. Los vientos del norte ponen en marcha corrientes que renuevan las rías constantemente. «Sin embargo, también puede tener efectos contraproducentes. En el caso del cadmio hemos comprobado que hay niveles más altos en el agua y en los mejillones que están la parte exterior de las rías. Nuestra hipotésis es que ese cadmio viene de otras zonas y aflora en nuestras rías», sostiene la investigadora.

Salud humana

Los niveles de contaminantes hallados en las rías no son de momento preocupantes, pero los valores registrados obligan a intensificar la vigilancia. Los expertos aseguran que no hay riesgo en lo que se refiere a la salud humana. «Este es un aspecto muy controlado por parte de las autoridades. Se analiza continuamente lo que se come, aunque lo que sí es cierto es que estos contaminantes se encuentran en los sedimentos y, por tanto, pueden pasar a la cadena trófica en cualquier momento», reconoce Viñas.

La comunidad científica advierte, también, que cuando recomiendan la retirada de un producto que contamina el medio marino aparece otro con igual o peores efectos. «Tenemos la sensación de que siempre vamos por detrás de la industria química y a menudo sus informes de impacto ambiental no tienen en cuenta daños que luego descubrimos nosotros», lamenta.