El sector agradece las medidas, pero pide inmediatez, presenta su plan y exige hablar con el presidente
SOCIEDAD

Los hosteleros creen que muchos negocios no resistirán a las restricciones
05 nov 2020 . Actualizado a las 23:19 h.El sector hostelero acaba de lanzar también sus propias propuestas: a nivel estatal pide un plan de apoyo de 8.500 millones de euros para salvar un millón de empleos y en Galicia una compensación directa como mínimo del 50 % de las pérdidas, así como medidas fiscales, aplazamiento y supresión de cuotas o la aplicación de un IVA reducido del 4 %. Aunque lo que más urgen los representantes autonómicos es inmediatez en la respuesta y una interlocución directa con la Xunta, con el presidente Feijoo y el vicepresidente Rueda, para buscar soluciones globales que vayan más allá de lo puramente económico.
Reciben con buenos ojos la propuesta de ayudas, pero piden concreción. «Sería un poquito más lógico anunciarlo el mismo día que los cierres, hubiese sido recibido con más cariño por parte del sector», dice el presidente de los hosteleros de Pontevedra, César Ballesteros, quien incide en que «otros países de Europa le sacan los colores a España» y lamenta: «Estamos al nivel de Hungría».
Su homólogo en Ourense, Ovidio Fernández, espera «que se pueda alcanzar un punto de acuerdo», pero advierte que su reacción de protesta llega en un momento en el que «la situación es de desesperación máxima, agonía pura» y exige «soluciones de alto nivel» porque «sin hostelería no hay turismo».
«Ayudas: bien. El importe: tiene buena pinta. Pero lo que nos preocupa es el horizonte temporal, porque cuando la gente no va a poder comer es ahora», añade el presidente de A Coruña, Héctor Cañete, que insiste en que la Xunta los llame para «poder aportar».
Todos quieren ver el DOG para fijar una postura, pero el representante de Lugo, Cheché Real, recuerda que el ocio nocturno lleva cinco meses cerrado y que la hostelería, donde se guardan todo tipo de medidas, supone el 3 % de los contagios, frente al 18 % de las reuniones sociales, donde nadie garantiza ese control.
José Souto, hostelero: «Tuve que vender un coche y tengo el piso hipotecado para intentar salir adelante. No podemos hacer más»
El propietario de El Cigarral pide que las ayudas sean inmediatas y directas para salvar la hostelería
A. G. CH. / B. F.

El anuncio de clausurar la hostelería en A Coruña y otros municipios del área metropolitana saca a la luz la situación crítica que viven muchos hosteleros de la ciudad. Es el caso de José Manuel Souto Zas, propietario de El Cigarral, ubicado en la plaza de Tabacos. «Lloré cuando fue el primer confinamiento y volví a llorar ayer con este nuevo cierre», lamentó Souto en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz.
«¿Qué hostelero no tiene una deuda ahora? Que alguien me lo diga»
Este hostelero indicó que la situación ya está al límite y que necesita que las ayudas «sean inmediatas y directas. Tienen que ser desde la Xunta al negocio, no que tengamos que ir a los bancos. A mí la entidad no me abre la puerta al estar endeudado. ¿Qué hostelero no tiene una deuda ahora? Que alguien me lo diga». Añadió que ayudas como el bono Presco, que él no ha solicitado pero según le comentan otros compañeros «aún no han sido cobradas». En su caso particular, Souto confiesa que tuvo «que vender un coche y tengo el piso hipotecado para intentar salir adelante. No podemos hacer más».
Las últimas modificaciones llevadas a cabo durante las últimas semanas han causado que desde el gremio vivan «en un estado de ansiedad y nerviosismo. No sabes lo que va a pasar, ni puedes organizar nada». El Cigarral había abierto hace menos de un año y aún no se habían recuperado del confinamiento domiciliario. «He tenido que empastillarme para poder dormir. Ahora mismo no me puedo coger una baja porque entonces no puedo abrir el negocio», relató Souto.
«Los ERTE no son gratis. Las gestorías cobran por hacer los trámites»
Durante la cuarentena el local tuvo al 100 % de la plantilla en ERTE. Ahora Souto se cuestiona si tendrán que volver a pagar esas gestiones. «Los ERTE no son gratis. Las gestorías cobran por hacer los trámites. Entonces, ¿tendremos que volver a hacer el mismo procedimiento y volver a pagar?», resaltó. Justo la semana pasada había comenzado a trabajar una nueva empleada en su local. «¿Qué hago con ella?, ¿Actúo bien o actúo mal? pero, ¿Quién se porta bien conmigo?».
Luchar hasta el final
Souto cuenta que otro trabajador ya le pide que le deje marchar. «Quiere irse porque es de Madrid y aquí vive en una habitación que tiene alquilada. Tiene que darle la manutención a su hijo y ve la situación muy negra». No obstante, Souto va a luchar hasta el final por intentar mantener el negocio y recurrirá a la venta de comida y bebida para llevar: «Tengo una ventana que da a la calle y tiraremos por ahí».
«Me pilla con la compra hecha y todo reservado para el fin de semana»
Los hosteleros creen que muchos negocios no resistirán a las restricciones
Carla Elías
A mediodía, decenas de hosteleros se concentraron en la plaza de Armas de Ferrol para denunciar la situación que atraviesan. Pocos imaginaban que apenas una hora después el presidente de la Xunta anunciaría la inclusión de Ares y Mugardos en el cierre perimetral de Ferrol, Fene, Narón y Neda, y la clausura de la hostelería de los seis municipios, excepto el servicio de recogida y a domicilio. «Estamos cabreados. Nos pilla con la compra hecha y todo reservado para el fin de semana. Aquí pasamos de una situación de normalidad al cierre», lamentó Luis Carlos Barca, del restaurante Avenida, en Ares. Indica que, al menos, cuentan con la posibilidad de recoger comida para llevar. Con más resignación recibieron la noticia los hosteleros ubicados en las zonas con restricciones desde la semana pasada. «Me lo temía y no cogí mercancía. El viernes cierro, y al ERTE. Es como si te cogieran y no parasen de hacerte aguadillas», reconoce Isabel Gundín, del café Plaza Verde, en Fene. El café es el sustento familiar, su pareja está realizando un curso y tienen una niña pequeña.
Desde la Asociación de Empresarios de Hostalería de Ferrol e Comarcas estiman que la medida afecta a unos 800 locales. «Es muy grave para el sector. Si hay que cerrar, se cierra, pero las ayudas que hubo la primera tanda deberían ser automáticas ahora», pide Luisa Barro, gerente de la entidad. Hay quien ya advierte que no podrá mantener sus negocios. «Mandan el cierre y luego piensan en las ayudas. Tendrían que hacerlo al revés, sino llegan tarde, mal y arrastro. Mantener un local es muy difícil, imagina dos», lamenta Julio Campoy, dueño del Bianco Café, en Ferrol, y La Suite, en Narón. Cuenta con tres empleados en cada uno. «A fin de mes van a cobrar autónomos, seguridad social, el alquiler te lo pueden condonar o no...», advierte.
Las restricciones también afloran el lado más humano. «Decidimos poner el café, bebidas y desayuno para llevar para no estar en casa comiéndonos la cabeza porque nosotros no tenemos terraza. Tuve un cliente que, por echarnos una mano, nos vino con un termo para que se lo llenáramos de café. Viene gente pidiendo una cerveza para llevar teniendo al lado un supermercado. Nos quieren echar una mano. Es muy emocionante y te da fuerza», cuentan Telma Rodríguez y Alberto Sequeiro, de El Café de Telma, en Narón.
Hosteleros de Vigo liquidan todas sus existencias por el cierre
Muchos locales se apuntan al «delivery». Una caravana de protesta recorrerá hoy la ciudad, desde la playa de Samil hasta el monte de O Castro
b. r. sotelino

La hostelería comenzó la semana al borde de la desesperación y la termina al borde de la ruina. Si la idea de limitar horarios ya les preocupaba, la de bajar la verja 30 días seguidos es una estocada grave. El cierre durante un mes a partir de hoy a las 00.00 horas de la noche decretado por la Xunta para evitar la propagación del covid-19 obligará a unos a cerrar para siempre, a otros a cogerse unas «vacaciones» forzosas y a otros a reinventarse. El sector, más unido que nunca en la desgracia, ha convocado para hoy a las 11.00 horas una caravana de protesta que bajo el lema «Salvemos la hostelería», recorrerá en vehículos la ciudad saliendo desde el párking de Museo Verbum, en Samil, hasta el monte de O Castro, pasando antes por Coia, As Travesas, Gran Vía, Casco Vello, Teis y el barrio de Casablanca.
La situación ha abocado a cada uno a escenarios muy distintos, dependiendo de circunstancias y variantes que llevan a cada caso a una solución distinta, si la hay. Algunos se lo están pensando pero otros lo tienen claro. Alberto Cameselle, gerente de La Leyenda, con dos locales (uno en O Calvario y otro en Independencia), opta por cerrar temporalmente y solicitar un ERTE para 13 personas (6 en un local, 7 en otro y tres en oficinas). Por eso, hasta hoy a las 23.00 horas liquidan existencias para vaciar las neveras, con descuentos del 50 % en local y para recoger, hasta final de existencias. «Seguir abiertos para el envío a domicilio no compensa», asegura. Las empresas de delivery se quedan con el 37 % de la escasa ganancia y el gasto en packaging. «El servicio para llevar ayudará a algunos, pero nosotros llevamos cinco años con envíos a domicilio y las cuentas no dan solo con eso. Prefiero activar el modo eco y aguantar el chaparrón del que aún nos estábamos recuperando», lamenta.
Lo mismo opina Guillermo Herrero, copropietario del restaurante Xantana. Durante la cuarentena dedicaron la primavera de encierro a estudiar el mercado y acababan de empezar ahora con los pedidos, que ahora seguirán este mes, pero solo para recoger en el establecimiento situado a escasos metros de la bola de Navidad recién instalada en Policarpo Sanz. «Los taka away se quedan con el 30% del pedido, además de cuotas y otros gastos. Explotan al restaurante y mal pagan al repartidor», opina el profesional.

Históricos cafés como el De Catro a Catro también liberan sus almacenes para despedirse de la clientela durante un mes diciendo hasta luego con cañas a 1 euro. El bar La Cabaña del Parque Forestal de Bembrive también liquidó su mercancía a base de descuentos. Tabernas multitudinarias y socializadoras como A Mina bajan la verja hasta que se pueda subir. «En nuestro caso, no tiene sentido», reconoce Cristina García. Otros se quedan. En la hamburguesería vegetariana Verde Mostaza engrasaron estos meses la maquinaria del «para llevar» y combinan la opción de recoger en su local de la calle Paraguay con la entrega a domicilio por un poco más sobre la factura final. «Ahora estamos reorganizándonos. Vamos a volver a hacerlo en vez de cerrar todo el mes, pero no sabemos aún horarios y días», comenta Julio Mosquera.

Lobishome se pasa este fin de semana al modo para llevar y el Baovigobar se suma al servicio a domicilio. Oros muchos tratan de ponerlo en marcha.
De los que cierran, alguno no volverá, como sucedió durante el confinamiento. En la cacerolada que el gremio escenificó hace dos días en la praza do Rei hubo un recuerdo para ellos.