El meteoro se encuentra en retroceso, pero no la probabilidad de que pueda producirse una nevada histórica en cualquier momento
24 nov 2021 . Actualizado a las 18:40 h.Galicia no es precisamente famosa por sus temporales de nieve. Este meteoro solo resulta habitual en las zonas más altas, donde cada año se registran al menos 15 días de nieve. Os Ancares, Trevinca y Manzaneda, situados por encima de los 1.500 metros de altura, son los puntos donde el blanco se presenta con mayor frecuencia, con una media de entre 20 y 40 días al año.
En el resto de la comunidad la nieve resulta casi una rareza meteorológica. Únicamente cuando llega una masa de aire muy fría y húmeda alcanza cotas por debajo de los 500 metros. En el interior de Pontevedra y A Coruña los días de blanco, de media, no superan los tres, mientras que en Lugo y Ourense asciende a entre tres y seis.
Pero en un planeta que se está calentando la nieve es uno de los meteoros más amenazados. Su retroceso es claro y se aprecia a nivel global. También en Galicia. En los registros de la Agencia Estatal de Meteorología desde el año 1969 hasta el 2017 se aprecia una caída importante de los días de nieve. En Santiago, por ejemplo, en los últimos siete años solo se registraron tres jornadas con nieve y fueron episodios muy débiles. Y para encontrar la última vez que el blanco coloreó toda la comunidad hay que remontarse hasta el 13 de enero de 1987. La nieve cerca del mar más que algo atípico, se podría considerar casi una anomalía.
Sin embargo, la paradoja reside en que en el contexto actual no se puede descartar que Galicia pueda vivir en cualquier momento una situación como aquella que ha quedado grabada en la memoria de muchos gallegos. Las grandes nevadas suelen producirse cuando la corriente en chorro circula de forma meridional. Si el meandro descendente llega hasta la Península y el aire es húmedo las intensas nevadas están aseguradas. Y precisamente lo que está ocurriendo con el «jet stream» es que el calentamiento global está destensando la corriente y provocando que cada vez con mayor frecuencia se mueva generando grandes ondulaciones que reparten el frío polar y el calor subtropical por todo el hemisferio norte.
La situación de este próximo fin de semana representa un buen ejemplo. El corredor de aire frío que conectará Groenlandia con Galicia se forma gracias a la configuración de la corriente en chorro, que se mueve de norte a sur. La masa de aire es fría, aunque no contiene suficiente humedad como para que la nieve pueda caer en cotas muy bajas. Pero es cuestión de tiempo que se produzca esta combinación. El año pasado ya los vimos con el temporal Filomena. Por tanto, el meteoro tiene cada vez menos protagonismo en el clima gallego y, sin embargo, la probabilidad de que se produzca una nevada descomunal se mantiene intacta e incluso aumenta en el contexto actual. Son las contradicciones de un clima que cambia.