El más discreto de los cuatro hijos de Iñaki y Cristina ha pegado el estirón
30 abr 2022 . Actualizado a las 19:47 h.Aunque es su hermano mayor quien con su encanto, su porte y su admirable sensatez ante el lío de faldas que hay montado en su casa nos tiene completamente embobados —digno hijo de su padre, el yerno perfecto, hasta que dejó de serlo—, hay otro Urdangarin al que conviene no perder de vista; pinta incluso más interesante que Pablo. Miguel, ahijado de Felipe VI, es el más discreto de los cuatro hijos —tres chicos y una chica— de Iñaki y la infanta Cristina, alto como toda su estirpe y rubio, más que bien parecido, que diría mi abuela. Con ese aspecto contenido de niño que no ha roto un plato en su vida es curiosamente el más bromista del clan, un joven alegre y espontáneo, clásico al más puro estilo Urdangarin —atuendo náutico, pijo informal—, pero físicamente más parecido a los Borbones —cabello rubio con corte desenfadado, ceño fruncido—, que este sábado cumplió ni más ni menos que 20 años. Parece que fue ayer cuando paseaba en tribu por Palma con los otros tres con quienes comparte apellidos: camisas blancas, bermudas y alpargatas, clónicos todos ellos, sangre real.
Mucho han cambiado las cosas desde entonces a su alrededor: tras pasar una buena temporada entre rejas, su padre fue sorprendido en actitud sospechosamente cariñosa con una señora que no era su madre y hoy el matrimonio, roto, libra una guerra fría mientras ultima los detalles de su divorcio. Miguel asiste al ocaso del amor de sus progenitores desde lejos: vive en Londres, donde como buen apasionado de los océanos y la biología marina estudia Ciencias del Mar. Es inteligente y, además, es aplicado, un hacha con las matemáticas. También es deportista, especialmente amante del surf. Me cuentan que siempre que puede se escapa a coger olas a la playas de Bidart, en la costa francesa.
Miguel toca el piano, le gusta salir a correr por la ciudad y también practicar vela, disciplina que aprendió en el Club Náutico de Calanova, en Mallorca; es cariñoso, muy avispado y, dicen algunos que, aunque son polos opuestos, tiene muy buena sintonía con su primo Froilán. Ojo al dúo.
La «baby shower» de Rihanna
Con temática de «rave». Mantengo intacta mi capacidad de sorpresa con Rihanna y ASAP Rocky, vaya dos. Primero, ella con su imponente panza de embarazada siempre al aire, presumiendo de tripa y rompiendo tabús con más de dos mil siglos de historia. Luego que si él dándose besos con la mejor amiga, pero al final no, o sí, o no se sabe; da igual, porque cuando todo estaba a punto de derrumbarse va la policía y arresta al rapero, presuntamente involucrado en un tiroteo en Los Ángeles el pasado mes de noviembre. ¿Y qué fue lo primero que hizo ASAP Rocky al volver a pisar la calle? Poner rumbo a la baby shower de su futuro hijo. Pero esperen, que aún hay más: en la fiesta organizada por Rihanna para darle la bienvenida a su retoño —a quien tiene previsto parir en una inmensa bañera en su mansión de Barbados— no hubo globos en color pastel ni peluches, sino música techno, camisetas de licra en tonos neón, mucho brillo y caras conocidas del mundillo del rap. Venga, a ver quién da más.