Un «Big One» climático amenaza a California

SOCIEDAD

Los almendros de este año en California no dieron frutos debido a la intensa sequía
Los almendros de este año en California no dieron frutos debido a la intensa sequía Guillermo Azábal | EFE

Galicia debe atender al riesgo que se cierne sobre el estado norteamericano porque ambos tienen parecidos razonables

04 sep 2023 . Actualizado a las 14:03 h.

La población de California sabe muy bien lo que significa el concepto «Big One». Se trata de un teórico terremoto con una intensidad superior a 8 en la escala de Mercalli que duraría varios minutos. Las consecuencias serían catastróficas. Aunque no existe un ciclo de retorno definido, estadísticamente se piensa que ocurre un gran terremoto cada cien años. El último fue en 1906. Esto supone que el contador sísmico lleva 16 años de descuento. La hipótesis es que la falla de San Andrés está acumulando una enorme tensión que después liberará en forma de un seísmo devastador.

Ahora, investigadores de la Universidad de California advierten del peligro de que se produzca otro tipo de «Big One», uno de carácter meteorológico. La costa oeste de Estados Unidos lleva años sumando fenómenos extremos que podrían desencadenar en una catástrofe ambiental sin precedentes. El más importante es una megasequía, la peor en 1.200 años. La escasez de lluvia está provocando que la temporada de incendios forestales se adelante cada año y que el fuego se manifieste con más violencia.

En un contexto en el que coinciden una sequía severa e incendios desbocados solo falta un ingrediente más para que se produzca el desastre, una lluvia intensa. Y es precisamente sobre lo que están alertando los investigadores de un estudio que acaba de publicarse en la revista Science Advances. Los autores sostienen que la gran amenaza en forma de una «inundación bíblica» se encuentra en los ríos atmosféricos, mecanismos que transportan humedad desde los trópicos hacia las latitudes medias. En la costa oeste norteamericana son muy frecuentes.

Los ríos atmosféricos en el Pacífico transportan un caudal de agua equivalente al Misisipi. Debido al cambio climático ganarán un 7 % más de humedad por cada grado centígrado que se caliente la atmósfera. Cuando las lluvias torrenciales lleguen se encontrarían con un ambiente propició para generar una catástrofe. «Tras un incendio forestal, queda poca vegetación y la ladera es vulnerable a inundaciones repentinas y flujos de escombros. Los incendios también pueden hacer que la capa superior del suelo no sea absorbente por un corto tiempo después del incendio, de modo que el agua corra hacia abajo. Como resultado, la lluvia que traen los ríos atmosféricos, puede generar condiciones especialmente peligrosas», sostienen.

Los responsables de este trabajo científico aseguran que una mega diluvio es literalmente «inevitable». En este sentido, recuerdan que un suceso parecido ya ocurrió durante el invierno de 1861-1862, cuando se registraron las inundaciones más graves de la historia del estado. «Este tipo de tormenta produciría precipitación que solo se experimentan en promedio una vez entre 500 y 1.000 años», subraya. La cuestión es que debido al calentamiento global, la atmósfera contienen mayor cantidad de humedad dispuesta a liberar en forma de precipitación.

El artículo advierte que la inundación afectará a la mayoría de la población californiana y también a las infraestructuras. En este sentido, apunta que a diferencia de los terremotos, este tipo de sucesos sí que se puede prever con una cierta antelación.

Cada año, en muchas ciudades de la costa oeste de Estados Unidos se realizan simulacros para prepararse ante el gran terremoto que más tarde que temprano acabará ocurriendo. Lo mismo sucederá con la mega inundación. Por ello, los autores de la investigación piden que se forme a la población sobre cómo actuar en caso de un episodio de precipitaciones extremas.

Galicia, algunos parecidos razonables con California

Galicia debe atender al mismo tipo de amenaza que se cierne sobre California. La comunidad gallega y el estado norteamericano comparten muchas similitudes relacionadas con la meteorología. Al estar situados ambos territorios al oeste de sus respectivos continentes, siempre están mirando al Pacífico y el Atlántico, de donde vienen las borrascas con sus frentes y, por tanto, la lluvia.

Durante el invierno es muy frecuente la llegada de humedad tropical a través de los ríos atmosféricos. En el caso gallego la humedad procede del Caribe y el Golfo de México. En principio aportan mucho beneficio ya que los ríos atmosféricos más débiles explican casi la mitad de la precipitación total del invierno en Galicia, una lluvia muy necesaria para el clima, la flora, la fauna, el consumo humano y el de los cultivos.

Sin embargo, suelen estar asociados con los eventos de lluvia más extrema que caen en la comunidad. Por ejemplo, el 2 de febrero del 2021 la humedad tropical que se inyectó en un frente que barrió la comunidad descargó hasta 122 litros por metro cuadrado en solo 24 horas. Aquella fue una jornada de inundaciones en muchas localidades gallegas, especialmente en la provincia de A Coruña.

Por otro lado, Galicia encadena una larga temporada sin lluvia y este verano se está registrando la peor ola de incendios. De momento, todo apunta a que la sequía se mantendrá durante la estación otoñal. Sin embargo, si el anticiclón de las Azores desaparece y las borrascas empiezan a llegar una detrás de otra, algo que no sería ninguna anomalía, el riesgo de inundaciones también podría ser muy elevado por la misma razón que en el estado de California.