«No entienden que es eso de rehabilitación, lo que hacen es caminar, moverse y jugar, algo que nunca habían hecho»
SOCIEDAD
El Atlas 2030, que es como se llama este exoesqueleto de 12 kilos de peso fabricado en aluminio y titanio, es, al margen del resultado de la idea de Elena García, un éxito científico y técnico de la ingeniería española. Tanto que ha supuesto la creación de una empresa propia, Marsi Bionics, lo que en el argot técnico se conoce como una spin-off, pensada para dar salida a patentes como esta del CSIC. Víctor Chacón es su responsable de relaciones institucionales y explica que desde que consiguieron el marcado CE han vendido una veintena de unidades para instituciones públicas y privadas de México, Italia, Reino Unido, Polonia y Francia. De hecho, la semana pasada se presentó en la Comunidad de Madrid un proyecto de investigación en virtud del cual los hospitales Niño Jesús y Gregorio Marañón contarán con sendas unidades, mientras que el 12 de Octubre trabajará con otros niños que servirán de grupo de control para comparar los avances de unos y otros.
«Permite una rehabilitación diferente, porque los niños no entienden qué es eso de la rehabilitación. Ellos lo que hacen es caminar, moverse y jugar, algo que nunca habían hecho antes de esa manera», destaca Chacón, quien pone el acento en que han sido «ocho años existiendo sin vender nada» con todo tipo de profesionales implicados, y «eso exige mucha generosidad». Por eso ahora esperan que el convenio firmado con Aspace abra el camino para ayudar a los niños con atrofia muscular espinal y parálisis cerebral de España.