A falta de que el avance se publique en una revista científica, el grupo israelí parece adelantarse al anglo-norteamericano en la carrera por desentrañar los secretos de la vida en su fase inicial en una carrera por una investigación que va por delante de la regulación ética y jurídica
16 jun 2023 . Actualizado a las 12:50 h.Primero se hizo en ratones y luego en macacos. Pero, ¿se ha conseguido también crear embriones humanos artificiales a partir de células madre embrionarias? Parece ser que sí. Y la afirmación hay que cogerla con matices porque es lo que han asegurado dos equipos internacionales que pugnan por ser los primeros en resolver uno de los grandes misterios de la vida: cómo es la etapa inicial del desarrollo de un ser humano, una fase conocida como gastrulación, el momento en el que el embrión pasa a los 14 días de ser una hoja continua de células a formar distintas líneas celulares, como una minúscula pelota, y establecer los ejes básicos del cuerpo.
Es un período clave, aunque no el más decisivo, en el que se producen las anomalías que producirán enfermedades en el futuro y que puede explicar, por ejemplo, por qué ocurren los abortos espontáneos.
En esta guerra abierta, la primera en anunciar resultados fue la investigadora de la Universidad de Cambridge Magdalena Zernicka-Goetz en un congreso en Boston en un supuesto avance anunciado en el periódico The Guardian. Pero la comunidad científica mundial reaccionó con desconfianza y escepticismo. El hallazgo no se ha publicado en ninguna revista científica revisada por pares y, por tanto, tampoco se ofrece la posibilidad de que el experimento pueda ser replicado en otros laboratorios.
Tampoco se ofrecieron detalles de cómo se había hecho, salvo que se ha obtenido una réplica sintética de un embrión humano a partir de células madre embrionarias y sin necesidad de que un espermatozoide fecunde a un óvulo. «Es hermoso y creado completamente a partir de células madre embrionarias», dijo Magdalena Zernicka-Goetz. Pero no ha ofrecido, por ahora, ninguna prueba.
«Una presentación así no es algo fiable, no son formas de hacer las cosas. Son fake news», aseguró ante el anuncio Marisa López, directora del Instituto Marqués de Infertilidad de Cataluña y experta en desarrollo embrionario.
Horas después reaccionó el equipo competidor, el liderado por el investigador palestino Jacob Hanna en el Instituto Weizmann de Israel. Y esta vez eligió un canal más oficial: una prepublicación presentada en el repositorio bioRxiv. No está avalada por pares, a falta de que la publicación definitiva sea aceptada, pero es algo más serio y el hallazgo puede someterse al escrutinio de sus colegas.
En este caso presentaron un modelo de embrión humano sintético de 14 días, lo más lejos que se ha llegado hasta ahora. Entre otras cosas porque la ley, o al menos la que se aplica para los obtenidos por fertilización in vitro, no permite mantenerlos en laboratorio más allá de 14 días.
Quizás ahora pueda estudiarse más allá de este plazo al no considerarse estrictamente un embrión humano, aunque, en teoría, sí pueda simular su comportamiento de la forma más fiel posible, algo que llevan buscando los científicos desde hace años para desentrañar los secretos de la vida.
«Es un paso muy importante, porque con este modelo ya no tendríamos que utilizar embriones humanos para simular las fases iniciales del desarrollo», destaca Jannette Rodríguez Pallares, investigadora del grupo de Neurobiología Celular y Molecular de la Enfermedad de Párkinson, dirigido por José Luis Labandeira, y profesora de la USC. Aún así mantiene la prudencia porque para dar oficialidad al hallazgo habrá que esperar a que se publique finalmente en una revista científica. «La aportación israelí parece más sólida, pero aún no definitiva. Hasta que sea evaluada por otros colegas no se considera una evidencia suficiente».
El equipo israelí reprogramó células madre embrionarias —que tienen capacidad de transformarse en cualquier célula humana— en un embrión sintético mediante una modificación química, sin necesidad de que un espermatozoide fecunde a un óvulo. Por contra, el grupo de la Universidad de Cambridge y del Instituto Tecnológico de California Caltech parece haberlo hecho con una modificación genética, ya que es la técnica que utilizó anteriormente para conseguir lo mismo en ratones.
El objetivo en ningún caso es transferir los embriones al útero, sino crear un modelo del desarrollo humano en su fase temprana, donde se cuecen las anomalías que en el futuro pueden desencadenar enfermedades genéticas y generales o los abortos espontáneos. Sería algo así como abrir la caja negra del desarrollo humano. Sin embargo, habrá que profundizar aún más.
«De lo que se trata es de simular el comportamiento de un embrión humano. El período crítico en el desarrollo es entre la tercera y la octava semana, especialmente en la quinta, que es donde se producen muchas anomalías y abortos espontáneos que desconocemos por qué ocurren. Con estos embriones podríamos llegar a estudiar fases nuevas que ahora no podemos», constata la investigadora de la USC Jannette Rodríguez.
Este trabajo u otros futuros también permitirán conocer cómo se forman las distintas células del organismo, lo que podría ser una fuente de tejidos para trasplantes y terapias.
«Las implicaciones éticas son tremendas»
No son estrictamente embriones humanos, pero se comportan como tales y el objetivo sería utilizarlos como modelo para entender el desarrollo de las personas. Entonces, «si se parecen a los humanos, ¿dónde ponemos el límite?». Es la pregunta que se hace Jannette Rodríguez, quien está convencida de que, si en algún momento se llega a materializar este avance de forma fehaciente, tendrá enormes repercusiones en el avance del conocimiento, un progreso que «deberá estar muy regulado para evitar experimentos irresponsables».
En una línea parecida se manifiesta Manuel Collado: «Las implicaciones éticas —dice— son tremendas. Por un lado se generan estos embriones artificiales para que representen lo más fielmente a los humanos, pero eso implica que quizás deberíamos aplicar las mismas normas y controles que se aplican a los reales. Y siempre están las implicaciones de lo que a alguien con mente retorcida se le pueda ocurrir, aunque normalmente no es por ahí por donde va la ciencia».
James Briscoe, director adjunto de investigación del Instituto Francis Crick del Reino Unido asegura de igual modo que el estudio, de confirmarse, «plantea profundas cuestiones éticas y jurídicas», porque en la actualidad no existe ninguna normativa que regule los modelos de embriones humanos derivados de células madre. «Urge una normativa que establezca un marco para la creación y el uso de modelos de embriones humanos obtenidos a partir de células madre», explica en una reacción recogida por Science Media Center España.
Roger Sturmey, investigador principal de Salud Materna y Fetal en la Universidad de Manchester, coincide en la necesidad de regular este tipo de avances, ya que hay otros muchos grupos en todo el mundo que están trabajando en lo que ahora han anunciado, a falta de confirmación, los investigadores de Cambridge y California. «Dada la naturaleza de este trabajo, juristas, especialistas en ética y científicos trabajan actualmente para establecer una serie de directrices que garanticen que la investigación con embriones sintéticos se realiza de forma responsable», asegura también en una reacción recogida por SMC España.