¿Neurociencia o márketing encubierto? Polémico reparto de Barbies en los colegios ingleses para potenciar habilidades sociales
SOCIEDAD
Pedagogos y psicólogos recelan de un programa de Mattel, basado en una investigación de la Universidad de Cardiff. Se muestran preocupados por la mercadotecnia manifiesta de la iniciativa
24 jul 2023 . Actualizado a las 17:44 h.En pleno furor por el rosa y el sofisticado universo de la muñeca más famosa del mundo a cuenta del estreno de la película dirigida por Greta Gerwigy, una iniciativa de su fabricante en el Reino Unido mosquea a pedagogos y psicólogos. A través del programa Barbie School of Friendship, Mattel ha colocado cientos de muñecas en las escuelas británicas con la excusa de potenciar la empatía de los niños y niñas y sus habilidades sociales. La empresa asegura que varias investigaciones científicas, curiosamente impulsadas por la propia compañía, demuestran que jugar con ellas ofrece «importantes beneficios» para el desarrollo de los más pequeños. Los expertos recelan y advierten de que el generoso gesto no es más que una campaña de márketing encubierto.
La evidencia, sin embargo, existe. Un trabajo elaborado en la Universidad de Cardiff concluyó en el 2021 que jugar con muñecas ayuda a activar las regiones cerebrales asociadas al procesamiento de la información social y la empatía. El monitoreo durante un año y medio de la actividad cerebral de 33 niños de entre cuatro y ocho años mientras jugaban con Barbies mostró que, en comparación con lo que sucedía cuando utilizaban dispositivos electrónicos, la región cerebral asociada con el procesamiento de información social y la empatía —el surco temporal superior posterior— se activaba más y lo hacía incluso aunque el niño estuviera jugando solo. En esos momentos los pequeños tenían más presentes los pensamientos y las emociones de los demás.
El juego con muñecas estimulaba la verbalización de las emociones: los niños entablaban conversaciones con estas figuras, les atribuían pensamientos y roles, interiorizaban los sentimientos del otro. ¿Cuál es el problema entonces? Agarrarse a esta excusa para llenar las aulas de Barbies, una muñeca estereotipada que lleva décadas enfrentándose a las críticas sobre el ideal de belleza que promueve su cintura de avispa, su lustrosa melena rubia y sus kilométricas piernas.
Sobre la polémica arroja luz un artículo publicado en el prestigioso British Medical Journal que se pregunta si las marcas deberían poder comercializar libremente sus productos en las escuelas o no. El programa ha sido implementado ya en 700 centros educativos del Reino Unido que, según el Gobierno, cuentan con autonomía para introducir en sus itinerarios didácticos tipo de material educativo que consideren apropiado. Algunas voces cuestionan sin embargo si estos más de 150.000 niños deben estar expuestos desde tan temprano y desde la propia escuela al capitalismo y, en concreto, a esta muñeca, que puede tener «efectos negativos» en la percepción de sus opciones laborales en el futuro y en la interiorización de ciertos estándares de belleza no realistas.
Cada centro adscrito al programa ha recibido un paquete de 12 unidades de Barbie y Ken, acompañadas de una guía para profesores con ejemplos de actividades y juegos de roles, orientación adicional sobre niños con necesidades especiales, apuntes didácticos, otros materiales lúdicos como recortables o calcomanías, e información para los padres. Entre los folletos dirigidos a los alumnos se incluyen papeletas para el sorteo de un lote de juguetes.
Algunos psicólogos van un paso más allá y no acaban de fiarse de los resultados del estudio en el que se apoya la iniciativa, como Franziska Korb, de la Universidad Tecnológica de Dresde (Alemania), que sostiene que la investigación no puede utilizarse para hacer afirmaciones sobre efectos a largo plazo en el desarrollo o el comportamiento. No tiene el suficiente peso. Incluso Sarah Gerson, de la Universidad de Cardiff y autora principal de trabajo, recela de cómo Mattel ha «vendido» el programa, considerando «un poco fuerte» decir que el estudio demuestra que jugar con Barbies ofrece grandes beneficios.
No todo son suspicacias. Lisa Georgeson, maestra de la escuela primaria Lord Blyton de Newcastle, agradece la gratuidad de la iniciativa, recordando la falta de fondos que acusa el sistema educativo británico. Asegura además que los niños disfrutan de las sesiones y que el juego con las Barbies les ayuda a entablar debates positivos sobre la amistad, las habilidades sociales, la empatía, la amabilidad, los estereotipos y la discapacidad.