Rosa Peral, expedientada por dar entrevistas desde la cárcel sobre el crimen de la Guardia Urbana

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

SOCIEDAD

Rosa Peral durante el juicio por el asesinato de Pedro Rodríguez en el que fue condenada a 25 años de cárcel
Rosa Peral durante el juicio por el asesinato de Pedro Rodríguez en el que fue condenada a 25 años de cárcel

La Generalitat considera que la condenada aprovechó las comunicaciones con familiares y amigos para comunicarse con diferentes medios. Peral aparece en un documental de Netflix, estrenado el mismo día que la serie «El cuerpo en llamas», y Catalunya Ràdio tiene pendiente la emisión de una charla con la protagonista del polémico caso

20 sep 2023 . Actualizado a las 11:33 h.

El departamento de Justicia de la Generalitat ha sancionado a Rosa Peral, condenada por asesinato en el conocido como crimen de la Guardia Urbana, por aprovechar las comunicaciones previstas para familiares y amigos desde la cárcel para conceder entrevistas a medios.

Según recoge Efe, la concesión de entrevistas para la elaboración del documental «Las cintas de Rosa Peral», en Netflix, así como otra a Catalunya Ràdio, que emitirá mañana, han motivado la sanción contra Peral.

Rosa Peral y Albert López, que eran agentes de la Guardia Urbana de Barcelona, fueron condenados, respectivamente, a 25 y 20 años de cárcel por asesinar a la pareja de ella, Pedro Rodríguez, también miembro del cuerpo, en mayo de 2017, en el marco de un complejo triángulo amoroso.

El crimen ha inspirado una serie y el documental «Las Cintas de Rosa Peral», que desde hace unos días emite la plataforma Netflix.

Las citadas fuentes han indicado que la sanción es firme y que conlleva la restricción del régimen de comunicaciones de la reclusa, después de haber usado estos medios pensados para hablar con amigos y familiares para la concesión de entrevistas.

Además, han detallado que desde Justicia garantizan la libertad de expresión y de prensa, que no pretenden limitar el derecho a la información y que no han prohibido las entrevistas. 

La serie sobre un caso real

Se encuentra entre las series más exitosas de Netflix desde su estreno. Y es que si algo tiene «El cuerpo en llamas», protagonizada por Úrsula Corberó y Quim Gutiérrez, es que se basa en un crimen real. En realidad, en uno de los crímenes que más han dado que hablar de los últimos años. La historia de un triángulo amoroso que acabó de la peor de las maneras. Es la historia del crimen de la Guardia Urbana.

Rosa Peral, ahora expedientada, llegó a pedir que se parase el estreno de la producción, a pesar de que es la protagonista del documental «Las cintas de Rosa Peral».

El crimen de la Guardia Urbana es una historia real que se remonta al 2017. Fue el 4 de mayo de ese año cuando los Mossos d'Escuadra encuentran un coche calcinado en las inmediaciones del pantano de Foix, en El Garraf. Dentro hay restos humanos, pero están muy deteriorados. Los investigadores conocen por primera vez el nombre de Pedro Rodríguez. Él es el dueño del vehículo, pero no consiguen dar con él. Tampoco en su puesto de trabajo como agente de la Guardia Urbana de Barcelona porque está suspendido de empleo por una agresión a un ciudadano. Su expareja, con la que tiene un hijo, también está sorprendida de que el agente no haya recogido a su hijo, así que la búsqueda se intensifica y se dirige hacia su novia actual, Rosa Peral. Ella declara que no sabe dónde está Pedro. La pareja había discutido por un asunto relacionado con el exmarido de ella, Rubén, que también es policía, y la víctima se había marchado de casa días antes.

Tres protagonistas

Rosa Peral tiene otra historia en paralelo dentro del propio crimen. No solo es la novia de Pedro Rodríguez. Ella también es agente de la Guardia Urbana y es la presunta víctima de un caso de pornovenganza dentro del cuerpo en el que acusó a un superior de haber filtrado un vídeo en el que ambos mantenían relaciones sexuales. Los hechos se remontaban al 2008 y en aquel 2017 el caso aún estaba pendiente de juicio. 

En esta historia hay además un tercer protagonista. Los investigadores descubren que Rosa Peral podría tener otra relación con otro agente del cuerpo. Se trata de Albert López, un policía con el que había mantenido una relación antes que con Pedro y con el que habría retomado el romance recientemente.

La investigación

Mientras que la policía intenta dar orden a esta cantidad de lazos sentimentales, los investigadores confirman que los restos óseos encontrados en el coche son de Pedro Rodríguez. Consiguen identificarle gracias a un tornillo que tiene en la espalda, que se le colocó en una operación, y que tiene un número de registro.

Aunque Rosa y la víctima eran pareja desde hacía un año, el primer sospechoso para los investigadores fue Rubén, el exmarido de la agente. Ese camino no fructificó porque el también policía tenía coartada ya que el día de los hechos estaba en su puesto de trabajo.

Tras descartar a Rubén, todo cambió. Los investigadores confirmaron que Rosa Peral y Albert López tenían una relación y Pedro Rodríguez lo sabía o, como mínimo, lo sospechaba y le hacía constantes reproches por ello a su novia. Peral y López se habían conocido en el 2012 y ya fueron amantes mientras ella estaba casada con Rubén. Rosa y Albert fueron incluso compañeros de patrulla y se vieron envueltos en un escándalo policial tras la muerte accidental de un ciudadano en una persecución. 

La acusación de asesinato

Rosa Peral y Albert López fueron detenidos el 13 de mayo. El motivo, la geolocalización de sus móviles coincidía con la de Pedro Rodríguez en la noche del 1 de mayo, cuando se le perdió la pista al fallecido. Los tres teléfonos estuvieron en la misma casa de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), que era la vivienda que compartían Rosa y Pedro. Los mossos consiguieron incluso ubicar los tres terminales cerca del pantano de Foix, donde apareció el coche de la víctima y donde su móvil dejó de emitir señal. 

El juicio

Lo que pasó en el juicio por el asesinato de Pedro Rodríguez le dio toda la munición a la serie. Y es que ambos acusados, Rosa y Albert se echaron la culpa mutuamente. 

La versión de Rosa fue que su amante se había presentado en su casa armado y que había matado a Pedro mientras ella estaba encerrada en la habitación con sus hijas. A la mañana siguiente, Albert dejó la vivienda porque tuvo que asistir a un juicio como policía y, según Rosa, la amenazó para que no contase nada. Cuando el agente regresó a la casa, metió el cadáver en el coche, fue a la casa de Rubén, el exmarido de Rosa, para intentar inculparle y después abandonó el coche en el pantano donde le prendió fuego. Rosa también estaba allí. Fue al lugar en su vehículo y allí recogió a Albert.

La versión del amante de Rosa es muy diferente. El agente declaró en el juicio que fue Rosa quien le llamó la noche del 1 de mayo y le pidió ayuda para deshacerse del cuerpo de su pareja. Ella le había matado tras una discusión. Albert asegura que intentó convencer a Rosa para que confesase, pero que ella se negó. Sí confirma que estuvieron en la zona de la casa del exmarido de Rosa para intentar inculparle y que después se dirigieron al pantano para prender fuego al coche con el cadáver de Pedro en el interior. 

Ninguna de las versiones coinciden con las pesquisas de los Mossos d'Esquadra e incluso aparecen nuevos datos: Rosa también tenía una relación con su vecino y acudió con Albert a una comida de compañeros tres días después de haber asesinado a Pedro. Todos pensaron que Rosa y Albert habían retomado su relación.

La sentencia

Las acusaciones mutuas no les sirven a Albert y Rosa. En abril del 2020 son condenados a 20 y 25 años de prisión respectivamente. Ella se lleva la pena más alta al considerar el tribunal, de acuerdo con el jurado popular, que hay agravante de parentesco.

En su sentencia, el magistrado Enrique Rovira considera probado que Peral y López, examantes, retomaron un «acercamiento sentimental» entre marzo y abril del 2017 mientras todavía mantenía una relación con Rodríguez, pese al «creciente e intermitente distanciamiento emocional» que se produjo entre ellos.

En ese tiempo, los acusados llegaron «a la conclusión de que la víctima, por diversas razones, obstaculizaba su relación y situación», por lo que «planearon a lo largo del mes de abril» su muerte, que finalmente se produjo, «de forma voluntaria y consciente por ambos acusados», la madrugada del 2 de mayo.

El juez tiene en consideración la «versión contradictoria» de ambos condenados, que se incriminaron mutuamente, así como su «selectiva laguna memorística respecto al núcleo principal de los hechos», sobre los que no se ha podido determinar la causa de la muerte, que atribuye al resultado de un ataque «violento» con un «objeto contundente».