La Fundación La Caixa colabora en más de 60 proyectos con entidades sociales de Galicia en ámbitos y cuenta con programas para la atención de la infancia, los mayores, las personas con enfermedad avanzada y la inserción laboral
29 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Se trata no solo de poner en marcha programas sociales, sino de ir allá donde son necesarios. La Fundación La Caixa presentó esta semana en Santiago la resolución de sus proyectos en Galicia, en donde destinan más de 1,5 millones de euros. Marc Simón es el subdirector general de Fundación la Caixa.
—Llevamos desde el 2008 encadenando crisis. ¿Ha cambiado el perfil de la vulnerabilidad y la exclusión social? ¿Cómo ha afectado esa cronificación de la pobreza al trabajo de la fundación?
—Los datos en el 2008 no eran los que nos parecían. Por ejemplo, habíamos empezado con el programa de lucha contra la pobreza infantil en las diez ciudades más pobladas de España porque, en un momento en el que nadie hablaba de crisis y había recursos para todos, el porcentaje era de más de un 20 % de menores de 18 años en situación de pobreza, por lo menos relativa. También estaba el empleo de los colectivos con más problemas de inserción y concentraba a mucha gente con situaciones de dificultad, más de la que nos parecía. Hemos visto que estos años se acrecienta, se incrementa el número, pero lo que más nos preocupa es que esas personas que ya estaban en esa situación entran en un círculo de difícil salida. Las crisis aún quitan mayor capacidad de que se puedan promover cambios. Tenemos otras personas que han entrado en momentos dados con algún problema, pero que tienen una mayor capacidad de salir y de rehacer. Pero en cambio, estas personas que ya estaban con menos recursos, económicos seguro pero también menos formación, que es otra de las características más globales que se nos dan, lo tienen muy, muy difícil. Este es uno de los retos importantes como sociedad que tenemos ahora mismo.
—¿A qué cree que deberá dedicar más recursos en el futuro cercano?
—Tenemos cuatro grandes líneas que enfocan la vulnerabilidad y están estructuradas con programas. La primera, quizá por volumen de recursos que estamos empleando, es la lucha contra la pobreza infantil, por lo injusto que representa. El año pasado colaboramos con el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil en la elaboración de un estudio sobre el coste de la pobreza y había datos como que el hecho de que un niño o una niña sea pobre ya repercute en su esperanza de vida y en los ingresos que tendrá durante toda la vida. Quedas marcado desde el momento que naces. Es un programa con el que llegamos cada año a unos 62.000 niños y niñas de unas 40.000 familias. Empezó en el 2007 y hemos comprendido mejor que la pobreza infantil es absolutamente local. No es un fenómeno que puedas atacar como ciudad. Es de un barrio, porque las personas en esa situación se mueven poco. Eso conecta además con la necesidad de una base comunitaria para los proyectos sociales si quieres impactar.
Después de superar la hipótesis inicial de que teníamos que ir a las ciudades de manera global, el primer lugar en el que empezamos de verdad a escala fue Galicia. Hemos comprobado que con este programa conseguimos un progreso escolar igual al de la población en general. La primera premisa es no reproducir lo que vemos con sus padres. De esas 40.000 familias que atendemos al año, el 85% de padres y madres no han pasado de secundaria y la mayoría se han quedado en primaria. Estamos en tasas del 82 % de progreso, de haber acabado por lo menos la enseñanza obligatoria, que es una medida objetiva de igualdad con los demás.
—El año pasado en Galicia 1.675 personas obtuvieron un contrato laboral gracias a los programas de La Caixa.
—Estamos en la inserción sociolaboral y remarco socio. No es un programa solo para encontrar empleo, es un programa para encontrar empleo en una empresa como cualquier otra. Estos colectivos muchas veces quedan concentrados en las zonas donde la vivienda es más barata y lo que intentamos que encuentren empleo en una empresa ordinaria, que da un grado de relación con otros más normalizado que si siempre acabas en el mismo lugar. El reto para los próximos años es conseguir que esto tenga un enfoque de itinerario global, porque pensamos que podemos ayudar a las entidades a confeccionar mejor el cómo se llega a las personas, como las atendemos y dónde es más justificado que lo hagamos, porque al final son recursos finitos. Una característica común de la gente que estamos atendiendo con Incorpora, es que, de nuevo, suele tener unos niveles de formación muy bajos. El que consigue haber completado unos niveles superiores, estadísticamente encuentra más capacidad de empleo. En Galicia tenemos una una red muy fuerte con Igaxes. Hablamos de temas sociales. hemos de colaborar todos, aquí la competencia se entiende poco.
—Otra línea es la que se centra en las personas mayores.
—El proyecto de acompañamiento a personas mayores lo tenemos conveniado con la Xunta desde hace más de 20 años. En envejecimiento activo hay una línea que ha cobrado especial relevancia, la de evitar la brecha tecnológica. Pero esto lo iniciamos en el año 1997 o 98, dotando de ordenadores y además teniendo voluntarios que son personas mayores y que enseñan informática a otros. En Teixeiro empezamos un programa emblemático en el que personas mayores van cada semana a centros penitenciarios y hacen de voluntarios con reclusos jóvenes. Les ayudan en acompañamiento personal, sobre todo, pero por detrás hay la enseñanza de cómo hacer un currículo, cómo manejarte con las herramientas básicas... Esto ha sido una seña de identidad más necesaria que nunca porque todos somos conscientes ahora de la evolución que la tecnología ha dado.
Luego tenemos toda una parte de envejecimiento saludable con distintos talleres y una muy importante de participación. Promovemos que la gente vea a las personas mayores una parte activa de la sociedad porque a donde vamos esto va a ser muy importante. Y tenemos una línea de desarrollo personal para romper el estereotipo de que tú eres mayor y todo te viene dado. Si toda la vida hemos sido diversos, cuando eres mayor eres más diverso. El período de ser mayores dura muchos años y depende de como tú lo enfoques. Se trata de dar herramientas personales de cómo sigues desarrollando tu vida, porque tienes muchos años por delante.
—Decía en otra entrevista que los mayores serían el nuevo perfil de la vulnerabilidad,
—La vulnerabilidad de las personas mayores es un reto claro de futuro. Venimos de unas generaciones en donde las pensiones, la vivienda en propiedad, hacían que el momento en el que tú llegas a mayor tuvieses resueltos muchos de tus problemas económicos, aunque siempre es un colectivo que ha ayudado a otros más jóvenes, pero que parecían tener esto mucho más ya claro y seguro de cara a futuro. Nos empieza a llegar una generación que muchos ya no tienen vivienda de propiedad, los alquileres todos somos conscientes de a qué precios están y las pensiones ya tienen esa misma relación de suficiencia. Vamos a tener más situaciones de vulnerabilidad con personas mayores. Hemos empezado a actuar contra la soledad no deseada con un programa, Siempre acompañados, que busca a la gente que empieza a quedarse aislada y como le intentamos rehacer una red de relaciones, sobre todo de amistades, que permita incrementar la autonomía. La gente confía mucho en su red familiar, pero es evidente que ya no conviven varias generaciones un mismo hogar y que ya no hay tantos hijos.
—Y atienden a más de 1.500 gallegos con enfermedad avanzada.
—A las personas que ya tienen un pronóstico de una enfermedad que no tiene cura, las dotamos de manera recurrente y metódica de la atención psicosocial que se complementa con los cuidados paliativos. por eso le llamamos atención integral a personas con enfermedad avanzada. En Galicia con lo que tenemos convenido con la Xunta cada año llegamos a 5.600 personas y en este programa estamos hablando de más de 1.500 enfermos al año. En toda España son unos 32.000. Ha generado unos principios de de buena atención y que rompe con muchas dinámicas. El primer derecho es estar bien tratado, sentirte bien tratado y que puedas además explicar cómo te sientes y alguien te ayude a resolver los temas de mayor conflicto personal.
—Galicia es una de las regiones más envejecidas de Europa y además está el condicionante de la dispersión poblacional. ¿Hay que hacer un mayor esfuerzo para llegar al mundo rural, donde además hay menos servicios?
—No hemos sacado este año la convocatoria de acción social en el ámbito rural porque estamos reformulándola y estamos muy a punto de sacarla, será entre finales de este año primeros del año que viene. Es una convocatoria que busca, precisamente, esos lugares en donde vemos que decrece la población y empiezas a tener menos servicios.Es un pez que se muerde la cola y vamos a sacar algo que será muy específico para estos lugares. Creo que en Galicia se aplica mucho. Este perfil que definías muy bien con esta convocatoria puede quedar atendido y pensamos en una convocatoria quizá de proyectos plurianuales.
—Aspiran a ser transformadores, no asistenciales.
—CaixaProinfancia es un paso que es lo que llamamos acción social: analizamos familia a familia. Hay un requerimiento económico de entrada, que no de salida, porque pensamos que transformamos situaciones. Hay un acompañamiento de un trabajador social, que hace un diagnóstico, que pone qué objetivos persigues y que tiene una recurrencia en la revisión. Esto nos permite tener un programa que tiene muchas líneas posibles, pero huye de darle lo mismo a todo el mundo. O sea, configura aquello que necesita cada uno. Hablamos de que nuestra inversión al año por cada niño o niña es de unos 1.000 euros, que no es una cantidad desorbitada. Es razonable porque hace esta reflexión de darle a cada uno y a cada entorno lo que necesita.
El otro requerimiento básico que tiene este programa es una estructura con unas mesas de coordinación donde están los centros escolares, las entidades sociales, los servicios sociales, los centros de salud... Las entidades que van a estar actuando. Eso permite en familias muy desestructuradas poder hablar de los casos y poderlos estructurar bien. La primera línea tiene que ver con el refuerzo escolar, que también tiene en cuenta los trastornos de aprendizaje. Tiene una parte también de ayuda económica para los menores de tres años con ayudas de alimentación, higiene y para el equipamiento escolar, según se prescriba. Tiene toda la parte de refuerzo psicológico, tanto familiar como individual y luego tiene una que es que yo creo que es crucial, que es el ocio y tiempo libre. En forma de centros abiertos, de colonias de verano, de campamentos urbanos, da esa actividad, que también da esa igualdad.Y hay una actividad de capacitación parental.
Estamos creciendo en dos líneas más. A través de fondos Next Generation estamos implementando un piloto de acción con la pequeña infancia, que va más allá de la ayuda económica y de un pequeño taller materno-infantil que teníamos. Ahora estamos testando 20 lugares en toda España y nuestra proyección es expandirlo el próximo curso. Son más horas de trabajo social acompañando y unos espacios para compartir. La mayor parte de familias vulnerables hoy en día están viviendo en habitaciones. Hay cantidad de niños y niñas que empiezan a gatear porque hay un espacio común que es más o menos amplio y en donde pueden estar tres veces a la semana. Hay muchas literatura de que esa pequeña infancia tiene mucho impacto en el futuro.
Por otra parte, sabemos que estos chicos y chicas progresan como toca, ¿pero estamos seguros de que tienen toda la capacidad para llegar al máximo que puedan? Por eso estamos diseñando y empezando a testar con algunas entidades un programa para la orientación de esa parte final, a partir de los 14 años y que intenta acompañarte para que, con lo que tú tienes, puedas llegar al máximo. En una familia vulnerable, aunque hayas completado bien los estudios, igual no tienes la capacidad de poder seguir estudiando y a lo mejor necesitas un trabajo de fin de semana.
—¿Luchan todavía contra el estigma? ¿Hay sectores económicos más abiertos a la hora de participar en este tipo de programas?
—Cada vez hay más conciencia, Hace unos años tenías que explicar muchas cosas. La evidencia primera es que las empresas que contratan, repiten. El año pasado llegamos casi a 40.000 personas en España, y el volumen de empresas eran unas 15.000 en global. Seguro que es el programa desde un punto de vista económico más rentable socialmente hablando, porque generas ingresos en alguien que no los tenía, que muchas veces deja de percibir una prestación gracias a que los tiene y que además pasa a cotizar. Y en Reincorpora, que es para la gente que ha estado privada de libertad, además da una menor reincidencia. Y siempre son empresas que entienden que contratar a alguien que tienes cercano al final es una labor de cohesión social y que no va contra tu competitividad. Las empresas acaban remarcando lo que tiene de repercusión en el buen ambiente en la empresa. Lo tiene por la persona que incorporas y también para el resto de trabajadores. Todo esto, en en terreno, vence a los estigmas. Cuando te da esa conexión, el estigma queda vencido. Cuando los miramos a distancia los estigmas van cogiendo cada vez más volumen y vamos escuchando cosas que no son las que querríamos.
—Su trabajo es fundamentalmente en el ámbito asistencial. El 60 % de los recursos se dedican a esta cuestión. ¿Cabe la posibilidad de que siga aumentando este porcentaje?
—Históricamente esto se ha ido incrementando porque han ido incrementándose los recursos. Hay algo que que no es fácil de realizar y que es que necesita un efecto contracíclico. Cuando mejor va la economía en teoría menos problemas hay y cuando peor va, cuando las crisis se reproducen, no deberíamos de descender el presupuesto y lo hemos conseguido hasta ahora. Estamos en un modelo que tiene unos ingresos superiores al presupuesto, que nos permite fortalecer la base y generar más ingresos de cara a futuro. Eso nos permite ir incrementando poco a poco el presupuesto y muy probablemente el año que viene daremos el presupuesto más alto que hemos tenido hasta ahora.. Eso es lo que nos permite que vayamos incrementando también y que en lo social eso tenga una mayor repercusión. Lo que tiene tanto la parte cultural como la de ciencia es intentar hacer llegar esa parte de cultura y ciencia a todo el mundo. Es distinto de un museo cualquiera, porque nuestra vocación es cómo acercamos a los colectivos que menos acceso tienen a la cultura. Eso también es importante para la inclusión.
Luego está toda la parte de investigación, que también es básica para el progreso y que con el incremento de recursos tenemos unas convocatorias importantes y muy nombradas a nivel nacional. Además de las becas para los posgrados y doctorados, desde hace dos años tenemos becas también de grado para estudiantes en situación de vulnerabilidad que les permita optar con igualdad a ese futuro.
—¿Habría que reforzar programas de salud mental?
—Los colectivos normalmente nos llegan por su vulnerabilidad y muchas veces hay un tema de salud mental por detrás, pero no llegan directamente por la salud mental, salvo en algunas ocasiones. Ahora está más generalizado y hay más asociaciones que empiezan a actuar también en este sentido. Nosotros empezamos en el 2010 con un protocolo en Incorpora de cómo atender a personas en situación de de enfermedad mental y cómo se podía acompañar en el global: acompañar a la empresa y acompañar a la persona. Eso además provoca que todas las entidades que tenemos en España, unas 400, hayan insertado a alguna persona de estas características.
El programa de enfermos avanzados tiene una parte que sí que tiene que ver muchas veces con una situación de angustia, de depresión, de cómo adaptarse a la situación, pero va incluso algo más allá. Lo que sí hicimos con la pandemia fue, igual que estábamos en hospitales, en áreas domiciliarias, en algún sociosanitario, empezar a trabajar también en la residencias.
Y con el incremento presupuestario para las convocatorias hicimos que hubiese una parte de proyectos de salud mental que quedan aprobados dentro de las convocatorias de proyectos sociales. Una de las características que tienen los proyectos hoy en día es la interseccionalidad. Hay muchas vulnerabilidades, una persona no tiene solo una, tiene varias, y los programas y los proyectos que nos presentan atienden a más de una.
—Y su trabajo es fundamentalmente colaborativo.
—En el 2004 hubo una reflexión global a nivel entidad. Había algunos datos donde veíamos indicios de que la situación en lo económico podía empezar a tener mayores dificultades y que podían haber situaciones de crisis y se decidió pues darle a la fundación ese foco a los programas sociales. Eso nos hizo empezar con muchos proyectos nuevos. Esta parte es la que conecta con que tengamos mucha presencia en todo el territorio y tengamos ese foco de poder pensar que si teníamos entidades sociales que estaban en el territorio actuando y que estaban cerca de las problemáticas rendía más socialmente hablando el dinero implementando los programas con ellos. La reflexión siguiente era que además contribuíamos si conseguíamos darle una entidad a cada programa. Cuando establecemos con programas y estamos establecemos unas maneras de actuar conjuntas, mejoramos también las capacidades de las personas que están en el tercer sector.
Eso tiene seguro un coste añadido de imagen, porque si hubiésemos desplegado una red propia y hubiésemos abierto centros para atender,todo el mundo lo vería mucho y ahora lo que hacemos, pues pasa en Cáritas, Cruz Roja o cualquier entidad porque además trabajamos y de manera muy satisfactoria. Establecemos también dos niveles de colaboración distintos: que el acuerdo económico sea con las entidades sociales nos permite una dinámica que cada año tiene una revisión, una auditoría económica y da continuidad. Si decimos que llevan 15 años, llevan 15 años sin parar. Intentamos tener a la vez la colaboración con las Administraciones que es de voluntades y que buscamos que no haya componente económico.Pensamos que esa esa voluntad de pacto con la administración tiene que estar sobre todo en quedar de acuerdo en lo que se hace, pero hacerlo a través del tercer sector.