En Valga, protegida por alcornoques que acaban de entrar en el Catálogo de árbores senlleiras, está la capilla de Os Martores, un templo que algunos señalan como tumba del mártir ajusticiado en Tréveris en el siglo IV
02 dic 2023 . Actualizado a las 18:27 h.En la aldea de Os Martores, en Valga, viven 38 hombres y 41 mujeres. Sus casas están rodeadas de la tranquilidad que en otoño habita entre prados y viñas, envueltas en un paisaje que, a estas alturas del año, se viste de verdes y marrones y grises. A unos pocos metros de la aldea, como sacada de un cuento, se encuentra la capilla de Os Martores, un templo paleocristiano levantado sobre un enclave romano, tal y como desveló el hallazgo de un ara dedicada al dios Mercurio que fue reutilizada en el suelo del pequeño templo. Junto a la capilla, desmadejados, unos sarcófagos de piedra medievales apuntan a la leyenda que envuelve a este rincón: hay quien asegura que es aquí donde yacen, desde el siglo IV, los restos de Prisciliano, el llamado «obispo hereje» que se supone nacido en la Gallaecia y que se sabe muerto en Tréveris, en el año 385, por orden de la autoridad imperial.
Prisciliano es uno de esos personajes que la historia ha envuelto en misterios. «Se sabe que unos años después de ser ejecutado, su cuerpo regresa a Hispania», cuenta el arqueólogo Diego Piai. Entre que «es probable que Prisciliano fuese de origen galaico» y el aumento de sus seguidores en la Gallaecia coincidiendo con su repatriación, «hay argumentos para teorizar» que sus restos hubiesen llegado a esta provincia romana, que excedía los límites de la actual Galicia.
«Lo ideal para saber dónde está enterrado Prisciliano sería que apareciese una necrópolis con una inscripción», bromea el arqueólogo. De momento, no ha habido esa suerte, y desde hace años «cada vez que se encuentran restos romanos del siglo IV que no sabemos qué son, se asocia de forma bastante acrítica con la tumba de Prisciliano». Así han surgido muchas teorías que defienden que el obispo hereje duerme su sueño eterno en la iglesia martirial de Marialba (León); en Santa Eulalia de Bóveda (Lugo) o incluso en la Catedral de Santiago, siendo su tumba la del mismísimo Apóstol.
Pero si le preguntan al alcalde de Valga, José María Bello Maneiro (PP), Prisciliano está enterrado en Os Martores. Hace años, los ojos del obispo José Guerra Campos tropezaron con el topónimo de esta pequeña aldea, en el que vio una clara referencia a «los mártires», nombre por el que fueron conocidos Prisciliano y los suyos. «Es un topónimo único en Galicia y además el lugar está muy cerca de Caldas, donde el priscilianismo tuvo mucha incidencia». La aparición de una necrópolis altomedieval y el pasado romano de la capilla redondean un relato fantástico, «una teoría interesante... Pero pruebas no tentemos», sentencia Piai.
No hacen falta para disfrutar de la atmósfera especial que rodea a Os Martores: dos altos alcornoques, que acaban de ingresar en el Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia, flanquean la iglesia, con los troncos cubiertos de suave musgo. A su alrededor, un viejo molino que el Concello quiere recuperar y una fuente con fama de «milagreira» aportan a la visita otros puntos de interés. Por no hablar de las Fervenzas de Raxoi, que están a unos kilómetros. Antes de ponernos en marcha hacia allí, comienza a caer la lluvia sobre Os Martores. Son gotas menudas, pequeñas lágrimas por Prisciliano.
Cómo llegar
En la N-550, a unos metros del consistorio de Valga, hay un desvío que debemos tomar. A partir de ahí el recorrido está señalizado correctamente y llegar no entraña dificultad.