La Xunta extenderá la prohibición del uso de teléfonos móviles al recreo, comedor y actividades extraescolares

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

CARMELA QUEIJEIRO

La Consellería de Educación prevé que la medida, que ya siguen el 75 % de colegios e institutos, entre en vigor a la vuelta de las vacaciones de Navidad

07 dic 2023 . Actualizado a las 19:29 h.

El Gobierno gallego avanzará en la limitación del uso de teléfonos móviles entre menores de edad. El Consello de la Xunta acordó esta mañana actualizar las normas de utilización y prohibición de nuevas tecnologías en el ámbito escolar, donde desde el 2015 no se permite el empleo de dispositivos electrónicos en las aulas salvo cuando tiene un fin pedagógico o bajo la supervisión de un docente.

Según informó el presidente gallego, Alfonso Rueda, el uso de teléfonos móviles quedará prohibido durante el «tempo de lecer» en los centros educativos, si bien está previsto que la Consellería de Educación mantenga encuentros con responsables educativos y representantes de madres y padres para acotar las franjas de edad en las que se aplicará la norma y la titularidad de los centros.

«Nin no recreo, nin no comedor, nin en entradas e saídas do centro, nin nas actividades extraescolares», expuso Rueda sobre una iniciativa cuya intención es que entre en vigor a la vuelta de las vacaciones de Navidad. «Reuniremos para acabar de matizar a idade», señaló el presidente gallego, apuntando a extender esta prohibición también entre los 16 y los 18 años, aunque la Xunta esperará a «escoitar a pais e nais e directivos». 

Por ahora se desconoce la fórmula jurídica de esta prohibición, mediante instrucción o decreto, pero Rueda recordó que ya existe esta limitación en las aulas desde el 2015, iniciativa a la que se adhirieron también otras cuatro comunidades autónomas, la última de ellas Andalucía. El presidente gallego reconoció que se trata de un proyecto «ambicioso» y que no será «sinxelo facelo efectivo», por lo que requerirá la «colaboración e axuda de todo o mundo».

El titular del Gobierno gallego reconoció que se trata de un proyecto «ambicioso» y que no será «sinxelo facelo efectivo», por lo que requerirá la «colaboración e axuda de todo o mundo». «O erro sería dicir que, como non é fácil de implantar, non debería facerse», terció Rueda, que advirtió que este es el momento adecuado para dar luz verde a esta medida.

La mayoría lo aplican

Según datos proporcionados por la Consellería de Educación, el 75% de los centros educativos gallegos públicos y concertados tienen vetado el uso de móviles para el alumnado en todo momento, siguiendo el decreto aprobado en el 2015 que abría la puerta a colegios e institutos a ampliar la limitación en función de su criterio. El objetivo ahora es unificar ese marco para generalizar la prohibición. También se persigue, en palabras del presidente de la Xunta, «impulsar as relacións interpersoais e mellorar a convivencia» en los centros.

Aunque ya existen conversaciones avanzadas con anpas y directores —el propio Rueda apuntó a la «fluidez» en las relaciones entre estos y la Consellería—, está previsto que la próxima semana haya una ronda de contactos formal para determinar el ámbito de aplicación. Fuentes de la Consellería avanzan que existe un alto grado de satisfacción en los centros que aplican esa prohibición total entre el alumnado en el empleo de estas tecnologías.

La medida se enmarca en el nuevo Plan integral de acoso escolar y ciberacoso 2023-25, centrado en el diseño y desarrollo de iniciativas que contribuyan a poner freno a cualquier situación de este tipo, en el ámbito de la tolerancia cero a todo tipo de acoso, y mejorar igualmente el bienestar digital.

Limitar acceso a contenidos

Otra iniciativa aprobada por el Consello es la de reforzar el uso seguro de internet en los centros. La Consellería de Educación implantará un sistema para limitar el acceso a contenidos «inapropiados» en los ultraportátiles que 64.200 alumnos de 630 centros educativos tienen en préstamo para hacer sus tareas escolares desde casa, dentro del proyecto de libro electrónico gratuito E-Dixgal.

El Gobierno pide alcanzar «un gran acuerdo social»

A finales de noviembre, la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, descartó prohibir los móviles a los adolescentes al afirmar que eso sería como «poner puertas al campo», abogando por educar en el uso racional de las nuevas tecnologías. «Más que prohibir hay que educar en el uso racional de las nuevas tecnologías», comentó la ministra en una entrevista en la Cadena Ser, preguntada por la iniciativa de un grupo de padres que piden vetar el uso de estos dispositivos entre adolescentes.

El secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar Cendón, apuntó días después que es necesario alcanzar un «gran acuerdo social» entre comunidades autónomas, ministerios, administraciones y agentes sociales. «Debe haber un gran acuerdo social antes de que las cosas se nos vayan de las manos», señaló. El número dos de la ministra Pilar Alegría es más partidario «de administrar el futuro» que de «retardar la entrada de las nuevas tecnologías en las aulas y regresar al pasado». 

De acuerdo con los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que han coincidido con la extensión de una incipiente presión social para limitar la entrega del móvil a adolescentes y preadolescentes, el 70,6 % de los menores de 10 a 15 años tienen su propio teléfono, lo que supone 7,5 puntos porcentuales más que en el 2013. Una mesa con expertos organizada este martes por la Fundación San Pablo CEU incidió en la necesidad de establecer leyes estatales para el buen uso de las tecnologías en niños. 

«Hemos pensado que los dispositivos podían aportar algo a la educación, y ese mundo tecnológico fomenta (en mentes inmaduras) una actitud pasiva», advirtió la investigadora y experta en Teoría Educativa, Catherine L'Ecuyer, en declaraciones recogidas por Efe. El director del Área de Colegios del CEU, Raül Adames, añadió que «la tecnología aporta muchos beneficios», pero «si se ponen en una balanza los peligros y las bondades, no compensa». «Desde los colegios percibimos y presentamos una preocupación palpable por la salud mental de los niños y los adolescentes y es necesario saber cuánto de ese malestar proviene de la tecnología», añadió.