Antonio Rial Boubeta: «Nos hemos dejado cegar por las bondades de la tecnología»

La Voz

SOCIEDAD

El psicólogo social denuncia que están trabajando con protocolos caducados desde hace siete años

09 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Rial Boubeta es profesor de Psicología Social en el área de Ciencias del Comportamiento de la USC y ha dirigido varios estudios centrados en la relación de los menores con la tecnología. Le parece «muy positiva» la propuesta de la Xunta y muestra su «apoyo total» a las palabras del presidente Rueda. Le parecen una «condición necesaria, pero no suficiente». Es más, cree que habría que aprovechar el impulso de la actualidad «para hacer una buena prevención», porque «están eclosionando todos esos problemas» y, para enfrentarse a ellos, los profesionales trabajan «con unos planes 2011-2016, que fueron elaborados en el 2010 y llevan siete años caducados», pese a las reiteradas promesas incumplidas de actualización de estos protocolos para abordar las adicciones sin sustancia.

«En la última década nos hemos dejado cegar por las bondades de la tecnología», lo que ha conducido a «una sobrepresencia de las pantallas en la actividad lectiva», incide Boubeta, que da cuenta de cómo los países nórdicos, que son siempre la avanzadilla educativa, y algunos estados norteamericanos han empezado a dar marcha atrás, con menos digitalización y más docencia tradicional. Por eso aboga por la «participación y el compromiso de las familias» en esta «responsabilidad compartida» que es la formación digital de los escolares.

Para el profesor Boubeta, los peligros están a la vista. Empiezan por las «conductas de riesgo que hace diez años no existían» y en las que la tecnología es un instrumento para el acoso o el abuso. Luego, en el campo de la salud, hay varios planos. En primer lugar están las adicciones al juego en línea o los videojuegos y la salud mental en general, pero también las «modificaciones del estilo de vida», que implican, por ejemplo, sedentarismo o falta de lo que se conoce como higiene del sueño. Se altera «la convivencia familiar y entre iguales» hasta el punto de que «las tasas de violencia se multiplican por cinco». Todo ello desemboca en que «se condiciona la manera de crecer, la socialización» y hasta el tipo de persona que se está formando. «Hacen menos deporte, dejan de leer, sienten menos empatía y tienen menos capacidad para el manejo emocional y para soportar la frustración», añade el especialista, para quien existe un contexto evidente de «hiperestimulación», hasta el punto de que «modula la propia química del cerebro». Se crea una «economía de la atención» en la que, «si no eres capaz de captar la atención en los primeros 5-10 segundos, lo perdiste». Y esto opera en todos los campos, desde ligar hasta una clase de matemáticas o de historia en la que los profesores tienen muy difícil, por no decir imposible, competir contra todo el universo de colores y sonidos que ofrecen las pantallas.

El profesor de la USC propone «limitar el acceso», que los escolares «no lleguen tan pequeños» a los dispositivos, porque «no es lo mismo con 9 años que con 13-14». Y, luego, mantener «una buena higiene digital». El uso de las pantallas «no puede ser 24 horas siete días a la semana», porque eso está «condicionando su rutina», y educar es, en palabras de Boubeta, «dotar de competencias humanas». A su juicio, un chaval empático tiene muchas menos posibilidades de acabar haciéndole bullying a un compañero; uno asertivo soportará mejor la presión de grupo, y uno con buena autoestima tiene mucho menos riesgo de incurrir en ideaciones suicidas.

El experto entiende que estamos atravesando «un período de cierta crisis de los estilos educativos» con múltiples amenazas. Por ejemplo, detalla que el 40 % de los niños y adolescentes acceden a videojuegos de violencia explícita diseñados para mayores de 18 años. También advierte de que «el consumo de pornografía es alarmante», porque «el 70 % del porno que están consumiendo chicos de 13-14 años es del que se denomina hardcore, esto es, con genitales explícitos, violencia y cosificación de la mujer. Algo que considera especialmente grave porque están llegando a estos contenidos «mucho más inmaduros» y «sin una idea más o menos sólida de lo que es la sexualidad».