Pierde el piso que le compró su madre en Miño, tras una orden de alejamiento de su mujer
SOCIEDAD
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La Audiencia de A Coruña desestima el desahucio pedido por él
07 ene 2024 . Actualizado a las 13:50 h.El momento de la compra de un piso puede resultar clave para el futuro de esa propiedad. No es lo mismo a nombre de quién se escriture. Ni siquiera si quien firma en el notario es nuestra propia madre. La felicidad inicial por la propiedad deriva en caminos que muchas veces se complican y las leyes pueden sorprender a quien se creía propietario de un piso, del que se acaba viendo fuera ante terceras personas. Y no estamos hablando de un caso de ocupación. Ocurrió en el municipio de Miño. Un vecino de esta localidad y su progenitora compraron en el 2002 la que sería «vivienda habitual» para él, si bien era su madre la usufructuaria vitalicia.
Muchos años después, en el 2018, el hombre se casó y el piso fue el hogar de un matrimonio que no tuvo hijos. Dos años más tarde la relación se complicó. Una orden judicial obligó al marido a abandonar la casa con 200 metros de alejamiento por un delito «de leves vejaciones injustas». La pena duró cerca de seis meses, a lo que siguió un proceso de divorcio en el que no había ninguna cláusula sobre el uso y disfrute de la vivienda.
Así las cosas, el exmarido inició un desahucio por precario (un proceso judicial que inicia el propietario de un inmueble cuando la persona que reside en él se opone a su devolución ante la petición legítima del dueño) y un juzgado de Betanzos sentenció a su favor, asegurando que «el piso litigioso es la vivienda habitual de él y, por lo tanto, es este quien tiene la posesión real del bien y de esta forma ostenta título bastante para poder ejercitar la acción de desahucio presentada». Ella debía marcharse.
«Lo posee en exclusiva»
Pero las interpretaciones cambiaron cuando la mujer recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial de A Coruña. Los magistrados van entonces al origen de la compra. El exmarido no es el propietario, sino su madre. «Es incorrecto argumentar que el actor tiene la posesión real del bien (...) Además, el hombre tuvo que salir de la vivienda en julio del 2020 (por la orden de alejamiento) y desde entonces es la mujer la que la posee en exclusiva», reza la sentencia, que añade que el hombre ya no era un poseedor, «porque la posesión se pierde por la posesión de otro si la nueva posesión hubiese durado más de un año».
Señala que es la madre del hombre quien podría ejercer el desahucio por precario. «La usufructuaria cedió en su día gratuitamente el piso al nudo propietario (el hijo) para que pudiese tener en él su vivienda habitual, pero no por ello le ha transferido su derecho ni ha renunciado a la facultad de recuperar el inmueble, lo que quiere decir que la madre del demandante sigue siendo la titular del derecho a poseer la finca», reflexionan los jueces, que también hacen notar que en la sentencia de la primera instancia «no se hace constar la conformidad de la usufructuaria» y determina el pleito exclusivamente entre la pareja.
El fallo se alimenta de las sentencias de otras audiencias provinciales que niegan la legitimación al nudo propietario (en este caso, el vecino de Miño) para promover el desahucio en precario. «Solo el usufructuario tiene la legitimación para ejercitarlo», apostilla citando una sentencia de Barcelona.
De este modo, la Audiencia Provincial deja sin efecto el fallo de primera instancia de un juzgado de Betanzos y desestima la demanda promovida por el hombre contra su expareja, y le impone las costas del primer juicio.