Del Land's End de Gran Bretaña a Tromso, en Noruega, pasando por la Costa da Morte; una investigación liderada por Galicia los identifica para crear una red y promocionarlos a nivel turístico
09 ene 2024 . Actualizado a las 18:15 h.Un consorcio de siete socios y cuatro países europeos —Portugal, España, Francia e Irlanda, además de otros asociados y liderado por la Fundación CEER—, ha logrado 1,3 millones de euros de financiación en el marco del programa Interreg Espacio Atlántico 2021-2017 para convertir el atardecer de la costa atlántica europea en un forma de turismo sostenible e integradora. El proyecto, Atlantic Sunset, acaba de arrancar con el objetivo de crear una red de últimos atardeceres. La idea de este trabajo en el que se combinan la física, el turismo y la geografía nació en el 2008, con la visita a Galicia de uno de los invitados del programa ConCiencia, el nobel Richard Ernst. Como es habitual, el director de este programa, el físico de la Universidade de Santiago, Jorge Mira, llevó al conferenciante a la Costa da Morte para mostrarle el último solpor del Atlántico, pero Ernst le contradijo: «¿No es más occidental el cabo da Roca, en Portugal?».
Nació entonces el germen de un proyecto con dos características, la multidisciplinariedad y la transferencia. En él se busca la última línea de sol, una línea —denominada terminador— que divide la zona iluminada de la oscura y que va modificándose a lo largo del año. Esos puntos de poéticos atardeceres constituirán una red y los investigadores quieren localizarlos y realizar propuestas innovadoras que contribuyan al crecimiento de la zona atlántica mediante acciones conjuntas y el intercambio de buenas prácticas.
Pero, ¿dónde están estos atardeceres? Hay dos puntos en Portugal, Cabo da Roca y Cabo de San Vicente; la Costa da Morte en España; el Land's End en Inglaterra y otros dos en Noruega, el Cabo Norte, en donde puede verse el famoso sol de medianoche, y un punto próximo a Tromso. Respecto a Irlanda, los investigadores deben aún determinarlo en el proyecto y en cuanto a Francia, aunque esta última línea nunca llega a Francia, sí existe un enclave peculiar en la Bretaña, la punta de Corsen. «É a unión das fisterras europeas, unha marca de identidade do territorio e un atractivo», explica Jorge Mira.
La presentación del proyecto se llevó a cabo en la Facultade de Xeografía e Historia de Santiago. Tania Afonso, de la secretaría del Programa Espacio Atlántico, asegura que esta iniciativa «representa el espíritu de la cooperación europea», mientras que el director de esta investigación y responsable de la Fundación CEER, Ángel Miramontes, se mostró convencido del éxito del mismo.
Se trata de un trabajo multidisciplinar como destacó Rubén Lois, responsable del departamento de Xeografía de la USC, que asegura que los bordes continentales no son solo el fin del mundo «senón o comezo doutros e os lugares que primeiro avistan os barcos». Este departamento comenzó a trabajar en el año 1996 con investigadores de Bergen, «nas súas fisterras e nas nosas». «Agora —añadió Lois— as fisterras atlánticas teñen que formar unha rede como atractivo turístico».