El fin de la palabra «disminuido»: «Cando chegue a verdadeira igualdade non haberá que poñerlle ningún nome»
SOCIEDAD
Tres personas con discapacidad dan su opinión sobre el cambio en la carta magna: «A mí tampoco me acaba de convencer. Ya puestos, en lugar de discapacidad podrían haber utilizado la palabra diversidad»
19 ene 2024 . Actualizado a las 16:41 h.Para algunos, la eliminación del término «disminuido» de la Constitución es un trámite. Para ellos es mucho más. Tres personas con discapacidad gallegas reflexionan sobre lo que supone este cambio para su realidad diaria.
Adolfo López Baña es el presidente de la asociación Íntegro, con sede en el municipio de Cabana. Reconoce que «a palabra di moito en todos os aspectos», pero también que no se trata de lo que más le preocupa. De hecho, considera que no debería ser sustituida por ninguna otra. «Chámome Adolfo e na lista de contactos do teu teléfono pon o meu nome, non me tes como discapacitado», explica. «Cando chegue a verdadeira igualdade entre tódalas persoas non haberá que poñerlle ningún nome», asegura.
Para López Baña, más importante que utilizar un término u otro es que se cumpla lo acordado en la por la ONU. «Iso nos empodera, está por riba de calquera lei e nos dá dereitos», añade. Entre las cuestiones que considera más importantes está la mejora en la accesibilidad, una asistencia personal digna, el poder vivir en comunidad y no en una institución, «nunha macroresidencia na que temos que pasar os nosos últimos días por non ter apoio suficiente», entre otras cuestiones.
Reconoce que el término legal actualmente es discapacitado, pero señala que siempre son nombres que suponen una disminución, «ter menos capacidade, ser menos válido. Sempre é algo peiorativo». Considera que sí es posible un cambio si hay realmente voluntad para hacerlo. A pesar de todo, valora positivamente que se haya propuesto la eliminación del término disminuido, porque reconoce que las palabras también son importantes.
Entre las personas con discapacidad intelectual usuarias de los servicios que presta la asociación Down Ourense, la sustitución del término disminuido en la Constitución ha sido bien recibida, aunque con matices. «Es cierto que el lenguaje es importante, pero a mí tampoco es que me acabe de convencer. Ya puestos, en lugar de discapacidad podrían haber utilizado la palabra diversidad, porque el término sigue implicando que valgo menos que tú. ¿Pasamos de que se nos considere un 15 % humano a que sea un 50 %? Y el otro 50, ¿para cuando?», se pregunta Mikel Pan Vaquero.
Este joven ourensano pone en duda que el cambio léxico vaya a suponer mejoras reales en su día a día. «A un empresario le llega un currículo mío y va a dar igual que ponga una palabra o la otra, elegirá el de alguien que no tenga ninguna de las dos y posiblemente yo ya no tenga la oportunidad de demostrar si puedo o no hacer ese trabajo igual, o quién sabe si incluso mejor, que esa otra persona. Lo que necesitamos son medidas que animen a las empresas a darnos al menos esa oportunidad», añade este joven ourensano. Aunque tiene solo 20 años ya sabe lo que es ser víctima de los prejuicios sociales que van implícitos con su «título» de discapacidad intelectual.
«A mí un porcentaje no me define, pero cuando estuve en la FP Básica hubo profesores que dieron por sentado que iba a hacer menos en las prácticas que mis compañeros y luego resultó que fui de los que más hizo», relata. Mikel terminó el ciclo de informática de oficina y actualmente está en el campus universitario de Ourense. Se forma en turismo termal dentro del programa Unidiversidad. Paralelamente prepara oposiciones —se presentará en febrero a las de personal subalterno de la Xunta— y también se entrena para participar en la liga de debate universitario por segundo año consecutivo.
«Para mí el cambio de terminología es un avance. Disminuido era una palabra con demasiada connotación negativa. Humillante. Te están diciendo que vales menos. A mí me hacía sentir incómodo», apunta Luis Mariño Somoza. Él también prepara oposiciones —en su caso para celador— mientras atiende las obligaciones laborales de sus dos empleos. Desde hace cinco años trabaja para la firma hostelera Bekas en labores de oficina varios días por semana y hace unos meses comenzó también en una gasolinera. «Empecé con un contrato temporal y ahora ya tengo un contrato fijo», matiza. Al igual que Mikel, Luis cree que, al margen de la palabra, lo que de verdad necesitan es «un cambio en la mentalidad de la sociedad».