Una acequia y un acueducto con más de dos siglos de antigüedad garantizan una ruta inolvidable a orillas del río Umia, pero solo es apta para senderistas valientes que sepan distinguir aventura de temeridad
10 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En A Estrada hay una antigua acequia de regadío y un viejo acueducto sobre el río Umia que dan para vivir una pequeña aventura con el verde y el agua como marco natural. Pero para eso hay que saber llegar. Y no es fácil sin la pista correcta, porque muchos vecinos han olvidado los viejos caminos y Google Maps, en este caso, más que ayudar despista.
La presa se encuentra entre las parroquias de Codeseda, Parada y Ribela, en un rural virgen donde la cobertura de móvil desaparece por momentos y donde los vecinos pueden permitirse parar el coche en mitad de la carretera y esperar al volante haciendo un crucigrama. Y no es una metáfora. Sin prisas. Sin redes sociales. El tiempo se mide de una forma diferente.
El mejor punto para emprender la caminata es el vial de acceso a la nueva potabilizadora de A Estrada, donde se tratan las cristalinas aguas captadas en el Umia para abastecer al casco urbano. Las coordenadas concretas son 42º 38' 25,2'' N y 8º 26' 14'' W. Está a once minutos en coche de A Estrada capital. En ese lugar, justo junto al indicador de la ETAP, hay una pequeña entrada en la que es posible aparcar un par de coches. No hace falta más porque, afortunadamente, el lugar no está nada concurrido. En la finca colindante hay un cobertizo desvencijado, una joya del feísmo que al menos sirve como indicación, ya que justo frente a él, al otro lado de la carretera, parte el camino que lleva a la presa.
De entrada, a uno le da la impresión de estar adentrándose en una propiedad privada. Y puede que incluso así sea. Un alpendre destartalado y un perro encadenado saludan al visitante al inicio del sendero, que enseguida llega a la presa. El canal que conduce el agua cruza el río Umia mediante un precioso acueducto que tiene los días contados. El acueducto, el canal y la presa fueron construidos en 1753 por Baltasar de Leira y Castro, antiguo propietario de la cercana Casa dos Muros, situada en la aldea homónima, en la parroquia de Parada. De ahí le viene al conjunto etnográfico la denominación popular: presa y acueducto de Leira. La acequia captaba las aguas del Umia para conducirlas hacia los terrenos de pasto y cultivo de las parroquias de Parada y Codeseda a través de una canalización con una longitud de kilómetro y medio.
El sendero discurre en todo momento por el borde derecho de la presa, que estos días va llena. Al otro lado, mucho más abajo, puede verse serpentear el Umia, con sus pequeños saltos y cascadas. Caminar entre ambos cauces de agua es una experiencia oxigenante. Pero hay que tener cuidado. El borde exterior de la presa está desmoronado en un par de puntos, por lo que a veces hay que hacer equilibrismos para poder continuar. Si el espíritu de aventura se impone, al final llega la recompensa: las vistas del un hermoso acueducto que lleva más de dos siglos en funcionamiento. El agua se cuela por las junturas, así que cruzar sería temerario. Si algún día se restaura, será posible culminar la hazaña. Entretanto, es más prudente quedarse con la estampa romanticista.