
La película de Nolan mostró la primera simulación real de un agujero negro
11 nov 2024 . Actualizado a las 09:21 h.Charles Chaplin y Albert Einstein se conocieron en 1931. El físico le dijo al actor: «Lo que más admiro de tu arte es su universalidad. No dices una palabra y, sin embargo, el mundo te entiende». Chaplin le respondió: «Pero tu fama es aún mayor. El mundo te admira, cuando nadie te comprende».
La Relatividad General formulada en 1915 es tan compleja que Einstein incluso renegó sobre algunas de las predicciones que surgieron de su tesis. Así que tratar de explicársela al público general ha sido desde siempre un desafío titánico. Por ello, el científico alemán estaría orgulloso de Interstellar, el largometraje dirigido por Christopher Nolan que acaba de cumplir diez años.
La película ha conseguido mucho más que un producto de entretenimiento. Tras su estreno, se publicó un artículo firmado por varios científicos que recomendaban su visionado para entender la Relatividad General. Y es que la historia aborda de manera brillante uno de los conceptos fundamentales de la teoría: cómo la gravedad deforma el tiempo. Cuanto más masivo es un cuerpo más puede modificar la dimensión temporal respecto a un sistema de referencia.
El punto de inflexión del filme llega cuando los protagonistas aterrizan en un planeta que orbita alrededor de un agujero negro y donde cada hora sobre su superficie representan siete años en la Tierra. Se trata de una situación tan real como el universo mismo porque Kip Thorne, físico teórico del Instituto Tecnológico de California (Caltech) se encargó de los cálculos.
Cuando Nolan se propuso introducir un agujero negro en su proyecto cinematográfico no quería que fuese espectacular, sino real. Contrató entonces a Thorne, uno de los mayores expertos mundiales en el estudio del fenómeno más misterioso de la naturaleza. El físico norteamericano ofreció al director inglés el trabajo de toda una vida y tras pasar por un equipo de diseñadores especializados, el resultado fue Gargantúa.

Por primera vez a través de una pantalla de cine se mostró la simulación real de un agujero negro. Esa imagen buscada durante años por las universidades y centros de investigación de todo el mundo generó nuevo conocimiento y fue publicada en revistas científicas. En el 2016 Kip Thorne concedió una entrevista a La Voz en la que explicó la importancia de Gargantúa. «Los radioastrónomos han podido ver por primera vez el disco de acreción que hay alrededor de un agujero negro. La representación ayudará a predecir la apariencia que tienen los agujeros negros y a partir de ahora podrá guiar la planificación de las observaciones que se realizan con los telescopios».

Y tenía razón. En el 2019 una red de telescopios consiguió la primera fotografía real del fenómeno. Dos años antes, en el 2017, Thorne había ganado el premio Nobel de Física por ayudar a detectar las ondas gravitacionales, uno de esos fenómenos que afloraron de la Relatividad General y que a Einstein le costó creer que existiera de verdad.
Interstellar cumple estos días una década en la Tierra y 1 hora, 25 minutos y 43 segundos en el planeta que orbita Gargantúa. Así de relativo es el tiempo.