La contracrónica de la lotería de Navidad: el gordo fantasma, la batuta de Ángel y todo lo que cae en la red...

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

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Este ha sido uno de los sorteos más accidentados de los últimos años: la moqueta ha parado cuatro bolas, algunas equivocaciones en números, la manivela del bombo de los números se ha atascado varias veces... Pero la ilusión ha sido la misma de siempre

22 dic 2024 . Actualizado a las 14:14 h.

Hace prácticamente un año que Julia usó las reseñas de Google para deshacerse del cabreo: «No volveré a comprar en esta lotería. Creo que no ha tocado nada en más de 10 años. Tampoco tienen comprobador automático. Añejos y con mal carácter». A la administración a la que se refería era Loterías María del Carmen, que este domingo ha repartido, íntegro, el gordo de la lotería de Navidad en uno de los sorteos más accidentados de los últimos años, hasta con un primer premio fantasma: una de las niñas de San Ildefonso ha cantado por segunda vez cuatro millones de euros, una confusión que dejó un runrún en el Teatro Real (que enseñe la bola, se escuchaba en las pausas entre premios) y la comprensión de la mayoría de la gente. Los nervios a veces juegan malas pasadas.

Tantas, como cuatro bolas que se han caído al suelo, que menos mal que tiene una moqueta capaz de frenarlas. También se ha atascado varias veces la manivela del bombo de los números y ha habido dudas y equivocaciones con algunos números (los bajos son más complicados de cantar, qué se le va a hacer) y algún que otro reproche —«¡Ugh, Sergio!»—. 

Quien ha demostrado sus tablas ha sido Ángel Abaga. En el 2022 se estrenó cantando el gordo y este domingo ha repartido dos quintos premios. Lo ha hecho utilizando la bola como una batuta mientras cantaba los 60.000 euros. Además, se ha encargado de avisar a su compañera, primero, de que era un premio grande el que llevaba en la mano y después que tenía que seguir repitiendo el 72853.

Aunque no ha tocado ni un solo número terminado en 29 (ni siquiera 9), las terminaciones más buscadas desde octubre y que se habían agotado en muchas administraciones de Galicia, la dana ha estado muy presente en todo el sorteo y, de hecho, algunos de los premios han ido a parar a las zonas más afectadas, como Catarroja o el tristemente conocido centro comercial de Bonaire.

Otro clásico de la Lotería de Navidad son los disfraces, y han sido Elena y Vicent, vestidos con el traje de falleros y naturales de Liria (Valencia) unos de los primeros en entrar al Teatro Real: «La primera vez que vinimos fue en 2017 y solo hemos faltado el año del covid. Hicimos un pacto porque siempre hemos visto el sorteo y con 18 años recién cumplidos nos plantamos aquí en Madrid». Ambos han sido voluntarios en las labores de limpieza tras el desastre y han deseado que si no es el gordo, al menos caigan algunos pellizcos en la zona, como ha ocurrido finalmente. 

Junto a ellos, otros clásicos, como el obispo de la Navidad, que lleva doce años acudiendo al Teatro Real para asistir en directo al sorteo de la lotería de Navidad y que llevaba 72 décimos, convencido de que tocarían los números 00000 y en el 00001. «Ya que este año he llegado el primero confío en los números más bajos».

Detrás ha entrado Manoli, que lleva más de diez años viendo el girar los bombos en directo y que este año se ha disfrazado precisamente de ese símbolo del arranque de la Navidad: «Si me toca, hago la croqueta», avisaba antes de entrar.

Juan Antonio y Pedro, de Jaén y Gran Canaria, se conocieron hace un par de meses haciendo el Camino de Santiago y entre etapa y etapa, hablando de la lotería, descubrieron que compartían la ilusión de ir al Teatro Real. La semana pasada se llamaron, se disfrazaron de Grinch y allá que se fueron a ver el sorteo: «Lo recomiendo una vez en la vida», decía Juan Antonio. Pedro reconocía que «lo recomiendo menos» pero que vale la pena. 

La presencia gallega se ha dejado notar en el Real también de la mano de un grupo de marineros, que reconocían que aunque habían traído redes, el presupuesto no les había llegado para unas tan fuertes como para pillar el gordo. Pero bien se sabe que todo o que cae na rede é peixe y estaban convencidos de que algún otro premio se llevarían. Además, han pedido que Broncano los invite a La Revuelta.

Otra de tradiciones: muchas imágenes de churros y los décimos bien ordenados para ver el sorteo y al típico por lo menos hay salud se suman deseos como el de que los opositores saquen plaza. Y la que parece que quiere instaurar una nueva tradición del sorteo es la administración La Pastoreta, de Reus, ha vuelto a llevar su flashmob a la puerta del Teatro Real. Pues eso. Lo importante es la salud.