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La cantera de la cocina gallega que da de comer a Fitur: «¡Qué nervios!»

gladys vázquez LA VOZ EN FITUR

SOCIEDAD

ANA GARCÍA

Alumnos de primero del CSHG, de solo 18 años, debutan en la profesión

26 ene 2025 . Actualizado a las 00:37 h.

«Qué nervios», se escucha un suspiro entre las mesas del restaurante aún vacías. Es una de las alumnas del Centro Superior de Hostelería de Galicia (CSHG) que desembarcaba el pasado martes en Madrid. Ella forma parte del grupo del CSHG que ha llevado la gastronomía de la comunidad a Fitur.

Este equipo, formado por alumnos de primer año, cuentan los minutos para abrir su establecimiento. Son el equipo de trabajo del restaurante del estand de Galicia en esta feria. Su ubicación es muy poco visible porque no están para todos. Su misión es preparar la degustación de productos gallegos para políticos e invitados. En definitiva, dar de comer a las visitas especiales que han acudido estos días al más de medio centenar de presentaciones que han hecho al mundo concellos, diputaciones o mancomunidades.

Para la mayoría, estas prácticas suponen su primer contacto con la profesión. A sus 18 años, empezaron su formación hace apenas cuatro meses. Alejandro Chamorro, que cursa tercero del grado de Gestión de Empresas Hosteleras, les dirige en la sala, junto al profesor José Luis Montero. «Es mi cuarto año en Fitur y me encanta. Vine los dos primeros años como mis compañeros, a servir en el estand, y ahora vengo como una especie de responsable», dice humilde este vigués de 25 años, mientras una de sus compañeras practica sirviendo cafés. «Esta es una actividad habitual que hacemos con Turismo de Galicia. Gestionamos toda la parte del restaurante. Tanto la oferta gastronómica como la sala la trabajan los alumnos», añade.

ANA GARCÍA

Todo esto lo explica en la barra, mientras el equipo se está preparando para el servicio. Son las 13.30 horas del jueves, segundo día de Fitur, y saben que quedan unos minutos para recibir a un grupo de comensales, entre los que están Alberto Núñez Feijoo o Alfonso Rueda. «El presidente de la Xunta ya estuvo ayer y esperamos que venga hoy. La verdad es que estamos contentos porque sabemos que lo estamos haciendo bien, pero no sabíamos que esto era tan cansado», dice el equipo de sala, donde ellas son mayoría. «Pensamos que al ser la primera vez estaríamos más desorganizados, pero está saliendo todo rodado», añade con confianza otra de las camareras.

Mientras, entre fogones, el ritmo es frenético. Dirigidos por los profesores Braulio García Cruz y Roberto Walther, del equipo de cocina, un auténtico rebumbio de chefs, llenan las bandejas con las últimas preparaciones. «Al final somos todos de primer año, no venimos combinados de diferentes cursos y apenas hemos practicado, ni en cocina ni en sala. Todo lo hemos puesto en marcha aquí y esta es la realidad de nuestra profesión», dicen unos estudiantes que ya es su día a día realizan prácticas en su centro muy próximas a la realidad.

G. V.

Comensales especiales

La oferta de este restaurante efímero pone sobre la mesa algunos de los manjares de Galicia. «Tenemos pulpo, navajas, chicharrones con queso San Simón. Solo servimos producto gallego, tanto las bebidas como la comida», explica Alejandro Chamorro mientras da las últimas indicaciones en una sala en colores blancos y madera, que tiene que estar perfecta. «Lo más satisfactorio es que todo lo que están preparando los alumnos de cocina le está encantando a nuestros invitados. Nosotros comemos de esa comida y damos fe de que está increíble», dice provocando las risas de sus compañeros.

Mientras, en la cocina, completamente equipada, dan el último retoque al emplatado. Las bandejas se empiezan a llenar con pequeñas preparaciones a las que no les falta detalle. Los profesores dan órdenes de profesionales, mientras los chefs no levantan la vista de los platos. «Sin duda lo que triunfa es el pulpo á feira», dicen mientras ultiman una pequeña tabla.

En este restaurante manda la concentración y la disciplina, aunque los profesores y coordinadores son conscientes de lo que están viviendo. «Es normal que tengan nervios porque para ellos es la primera vez que están en el auténtico mundo laboral. Solo tienen 18 años. Al final te vienen importantes políticos y dicen «¡uy, que estoy sirviendo a un presidente!». Al tiempo, reconocen que lo más sencillo sería encargar este servicio a un restaurante o un cátering. «Sentimos que desde la Xunta están orgullosos de nosotros. Nos llevan a muchos eventos. Nosotros lo agradecemos y ellos siempre quedan muy contentos».

«Sentimos la responsabilidad de representar a nuestro turismo así que estamos más nerviosos pero, como hay buen rollo, nos coordinamos muy bien. También estamos viendo si nos gusta esta profesión. Nosotras queremos gestión hotelera, pero antes tenemos que aprender de todo», dice el grupo femenino de la sala, que recibe la orden de disolverse. El restaurante está a punto de abrir.