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El papa se recupera en casa «contentísimo» y sin ninguna intención de renunciar

VALENTINA SAINI ROMA / E. LA VOZ

SOCIEDAD

El papa, en el coche que lo llevó a su residencia en Santa Marta, mantiene las cánulas nasales que lo ayudan a respirar
El papa, en el coche que lo llevó a su residencia en Santa Marta, mantiene las cánulas nasales que lo ayudan a respirar DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Sus colaboradores aseguran que está «muy lúcido» y con ganas de trabajar durante la convalecencia que continuará en su residencia de Santa Marta, que se ha equipado como un pequeño hospital y que se convertirá en el cuartel general de la Iglesia

24 mar 2025 . Actualizado a las 09:20 h.

La hospitalización del papa en el policlínico Gemelli de Roma, donde fue ingresado el 14 de febrero por una grave infección respiratoria, ha llegado a su fin. Francisco se asomó este domingo al balcón del hospital. Visiblemente cansado y adelgazado, y con voz débil, dijo a la multitud emocionada: «Gracias a todos». Sergio Alfieri, el conocido cirujano que coordinó el equipo de médicos que atendió a Francisco, dijo que el pontífice se mostró «contentísimo» cuando supo que le darían el alta, ya que, explicó el vicedirector de Sanidad del Vaticano, «la neumonía bilateral se ha curado».

Sin embargo, la infección persiste, por lo que la recuperación completa llevará tiempo. La convalecencia requerirá al menos dos meses, que el papa pasará en el segundo piso de la casa de Santa Marta, el albergue del Vaticano al que llegó por primera vez tras la renuncia de Benedicto XVI, en el marzo del 2013.

Santa Marta se equipará como un pequeño hospital y, según los medios italianos, se convertirá en el verdadero cuartel general de la Iglesia católica, donde se tomarán todas las decisiones importantes. Sus colaboradores han destacado que el pontífice está «muy lúcido», en condiciones de escribir y con muchas ganas de volver al trabajo. De hecho, durante los 38 días que estuvo ingresado, aún con cuatro graves crisis respiratorias que hicieron temer por su vida, siguió desempeñando algunas actividades pastorales y de gobierno de la Iglesia, y reuniéndose con colaboradores. Incluso desde el Gemelli el pontífice logró enseñar algo importante a los fieles, según el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana el cardenal Matteo Zuppi: «el milagro de la ternura, que acompaña a quien está en la adversidad».

Evidentemente, en los próximos meses Francisco tendrá que moderar sus esfuerzos, seguir las prescripciones de los médicos y guardar reposo. Deberá reducir las audiencias y no podrá recibir a grupos de personas, especialmente con bebés y niños, que suelen transmitir virus y bacterias más que los adultos. Tendrá que delegar más. Pero como explicó en una entrevista con el Corriere della Sera el cardenal argentino Leonardo Sandri, Francisco «puede seguir leyendo y estudiando los documentos, tomando decisiones». Es decir, seguirá al frente del gobierno de la Iglesia. «Para lo demás están la Secretaría de Estado, los dicasterios, todos los colaboradores de la curia romana» dijo Sandri.

  

Pendiente de la visita real

Aún no se sabe si podrá reunirse con los reyes del Reino Unido, que estarán en Italia del 7 al 10 de abril. Y probablemente no podrá participar en los ritos de la Semana Santa, ni viajar a Turquía en mayo para conmemorar los 1.700 años del Concilio de Nicea, el más importante en la historia del cristianismo.

Para los cardenales que esperaban en su dimisión y para los «cuervos» que, ya la noche del ingreso, difundieron el rumor de que Francisco se encontraba entre la vida y la muerte, el regreso del pontífice al Vaticano no es una buena noticia. Los propios medios italianos señalan que la perspectiva de un cónclave permanece en el horizonte y que surge la pregunta de si se perfila un «gobierno hospitalario» para la Iglesia. Según fuentes cercanas a la curia con las que ha hablado La Voz, existe el riesgo de que, de ahora en adelante, cualquier cosa que haga o deje de hacer el pontífice «se interprete con malicia como un síntoma de declive físico o psíquico». Se teme que aumenten las especulaciones y que se le represente como «un pato cojo». Algunos, observan, «podrían alimentar la presión mediática para agotarlo y empujarlo a dimitir». Pero el regreso a Santa Marta demuestra que Francisco no tiene ninguna intención de hacerse a un lado.

Un logopeda ayudará a Francisco a recuperar la voz

El papa transcurrirá su larga convalecencia en la Domus Santa Marta, el albergue del Vaticano donde vive desde que fue elegido pontífice en marzo del 2013. Para Francisco, volver a la que ahora es su «casa», será un bálsamo para el espíritu. No estará solo, por supuesto: le acompañarán las hermanas vicentinas que gestionan la Domus, sus colaboradores y los especialistas que le ayudarán a recuperarse.

El papa, un paciente frágil de casi noventa años, necesitará al menos veinte días para volver a hablar, ya que es afónico (de hecho, cuando saludó a la multitud desde el balcón del hospital este domingo, pronunció solo unas pocas palabras). Necesitará la ayuda de un logopeda, que a través de ejercicios específicos le ayudará a recuperar completamente el habla, algo fundamental para él, que siempre ha amado comunicar con las personas, de manera fuerte y directa.

Francisco se vio obligado a suspender la lectura en un par de audiencias públicas incluso antes de ser hospitalizado, ya que sus pulmones no dejaban llegar suficiente aire a la laringe, donde vibran las cuerdas vocales que permiten hablar. Poco aire en los pulmones significa dificultad o imposibilidad para hablar, como sabe cualquiera que haya intentado hacerlo tras subir varias escaleras deprisa.

La neumonía bilateral que afectó al pontífice durante su hospitalización empeoró las cosas, al igual que la oxigenoterapia a la que fue sometido, que reseca las membranas mucosas de las cuerdas vocales. Por este motivo durante un tiempo seguirá usando oxígeno y tendrá que someterse a fisioterapia. También necesitará descansar y seguir una dieta rica en frutas y verduras, mucha agua y fibra. Sobre todo, deberá seguir escrupulosamente las indicaciones de los médicos. Pero, tratándose de un jesuita, el papa, además de mandar, también está acostumbrado a obedecer.