El papa, visiblemente fatigado, saluda a los fieles en su primera aparición pública tras recibir el alta
SOCIEDAD
Francisco deberá continuar ahora su recuperación durante dos meses en su residencia de Santa Marta
23 mar 2025 . Actualizado a las 17:15 h.«Buen domingo a todos. Gracias a todos. Veo a esta señora con las flores amarillas. Brava», fue un saludo breve, con más gestualidad que voz. Pero suficiente para certificar que el papa está de vuelta. Fue la primera aparición pública desde el ingreso del papa en el hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero. El pontífice se dirigió desde la ventana del hospital, sentado en una silla de ruedas y visiblemente fatigado, a los fieles que se congregaban en la plaza, a los que también bendijo y les dio las gracias, una multitud expectante que coreó emocionada al unísono «Papa Francesco».
Su aparición ante unas 3.000 personas congregadas en la plaza del hospital fue breve, muy breve, de poco más de un minuto. Le pusieron un micrófono y habló, con más fuerza de lo que se podía suponer, pero le costaba. Gestualizó entonces con las manos. Y también se esforzó en levantar el pulgar en señal de victoria. De que había superado su infección y neumonía bilateral que lo mantuvo casi 40 días en el hospital. Quería agradecer a la multitud que durante semanas rezó por su recuperación. Movía las manos en señal de agradecimiento, pero por un breve momento parecía que este esfuerzo lo fatigaba sobremanera. Parecía que se ahogaba. Después de este acto está previsto que el equipo médico le dé el alta y que Jorge Bergoglio sea trasladado a su residencia de Santa Marta, donde continuarán los cuidados para avanzar en su recuperación y tendrá que realizar una convalecencia de dos meses. Deberá limitar su actividad y evitar reunirse con grandes grupos de personas. Pero sus más allegados temen que no siga el consejo de los médicos al pie de la letra.
Sergio Alfieri, el cirujano que ha liderado al equipo médico que ha atendido a Francisco, anunció este sábado la «buena noticia» del alta, aunque subrayó que tendrá que continuar con la convalecencia durante al menos «dos meses». En ese período deberá continuar con la terapia farmacológica y el reposo, absteniéndose de participar en encuentros multitudinarios y en otros «importantes compromisos».
De esta manera, no parece claro que Jorge Mario Bergoglio, que tiene 88 años, vaya a poder presidir la maratón de celebraciones de la Pascua, que comienzan dentro de tres semanas y que constituyen el período litúrgico más importante del año para los católicos junto a la Navidad.
El portavoz vaticano, Matteo Bruni, aclaró por su parte que «se valorará» cómo progresa durante la convalecencia antes de tomar las «decisiones oportunas» sobre su presencia en las ceremonias de la Semana Santa.
«El papa ya no tiene neumonía bilateral, pero necesitará de más tiempo para derrotar todas las infecciones» que ha tenido en las vías respiratorias, insistió Alfieri, que al repasar cómo se ha desarrollado el cuadro clínico del obispo de Roma en estas seis semanas de hospitalización recordó que en dos ocasiones sufrió «episodios muy críticos» en los que su vida «estuvo en peligro». Aseguró además que nunca estuvo entubado, que se ha mantenido siempre «consciente y claro de mente» y que gracias a los fármacos, al oxígeno de alto flujo y a la ventilación mecánica no invasiva se consiguió una «lenta y progresiva mejoría» que llevó a la estabilización mostrada durante las últimas dos semanas.
Luigi Carbone, médico vaticano que atiende habitualmente al Pontífice, desveló que se han realizado los preparativos necesarios en la Casa Santa Marta para poder acoger al papa, que deberá continuar recibiendo oxígeno de alto flujo por medio de unas cánulas nasales durante parte del día. Seguirá además con la fisioterapia motora activa y con los ejercicios respiratorios que lleva haciendo estas últimas semanas en el Gemelli de manera que «lo antes posible pueda recuperar su actividad normal».