Mientras los propietarios de explotaciones artesanales gallegas aguardan la aprobación de la norma estatal que les permita sacrificar en casa a sus animales y Medio Rural apura la puesta en marcha de un matadero móvil, el responsable de Soler De N´Hug explica cómo pudo abrir su propia sala
06 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Vio pasar el tren y no dudó en subirse. Abel Peraire, un ganadero catalán responsable de la explotación familiar Soler De N’Hug, en Prats de Lluçanes (Cataluña) cuenta que aprovechó un plan de recuperación de ganado ovino y caprino puesto en marcha por la Generalitat para solicitar permiso para instalar un matadero en el que poder sacrificar los animales que venían al mundo en su granja. Lo obtuvo y, como explica, «ahora tengo un matadero en la explotación que es como una caja de un camión frigorífico en el que únicamente puedo matar mis animales». Lo que logró en el 2016 es que la Consejería de Agricultura, con el apoyo de la de Sanidad, le autorizara la instalación de lo que llaman un matadero de proximidad, donde hay una parte en la que matan y limpian al animal, otra con cámara frigorífica y luego pasa el control veterinario correspondiente. ¿Cómo lo logró? «Estoy acogido a la ley europea 853, que es la que han de cumplir todos los mataderos, pero como el mío es más pequeño, con la valoración de puntos críticos y de manejo del proceso de matanza que hace el veterinario, cumplo con la falta de infraestructura que tengo en relación a la que precisan los grandes mataderos», explica. Y añade que eso mismo que le dejaron hacer a él, podrían hacerlo otros. «Hay que tener voluntad», comenta.
Pero lo que hace este ganadero catalán no pueden hacerlo otros productores de ganado caprino y ovino de Galicia. Al menos no han caído en que podrían tener esa puerta abierta. ¿Por qué? Porque aunque la UE lo permite, no hay una norma estatal que desarrolle lo que autoriza el reglamento europeo. Por tanto, parece que mientras esa norma no quede desbloqueada todo queda al albur de un limbo legal en el que cada comunidad parece tomar un camino diferente.
En Galicia, por ejemplo, desde Medio Rural se está trabajando en la puesta en marcha de un matadero móvil que reduzca el estrés que produce en los animales el desplazamiento durante varios kilómetros, además de contribuir a la viabilidad a las explotaciones artesanales que no disponen de un matadero adecuado a su demanda cerca de sus granjas. Ahí tendrían prioridad las granjas más alejadas.
Pero mientras cada comunidad busca una salida para sus ganaderos, el Gobierno central mantiene en stand by la norma que desarrollaría los reglamentos europeos que recogen, como explica Fernando Fernández, de la revista Soberanía Alimentaria, la normativa higiénico-sanitaria aplicable a las granjas de producción artesanal. Él fue uno de los ponentes que participó en el taller europeo sobre transformación alimentaria organizado en Santiago por el Proxecto BOND, en el que el Sindicato Labrego Galego (SLG) actuó como anfitrión como miembro de ese colectivo en el que también están la FAO, o facultades como las de Conventry, Wageningen y Córdoba y varias organizaciones agrarias de Rumanía, Portugal, Reino Unido, Francia e Italia. A su juicio la falta de una norma homogénea complica el trabajo y la viabilidad de las explotaciones artesanales. Por eso, apunta que lo ideal es «la aprobación de una norma estatal o un real decreto para luego desarrollar guías de actuación que puedan aplicarse en todo el Estado». Y pone ejemplos de lo que está pasando con algunos productos artesanales en distintas comunidades de España: «En el caso de la mermelada, por ejemplo, bastaría con que esta pasara por un proceso de pasteurización, pero hay comunidades en las que piden una autoclave que vale unos 6.000 euros».
La aprobación del borrador que guarda Agricultura e el cajón desde hace un par de años podría publicarse a finales de este año. Pero aunque eso es, de momento un rumor, eso facilitaría mucho las cosas porque ahora no hay una norma clara al respecto y, como apunta la veterinaria experta en caprino y ovino Anna Gomar, las que hay son cada vez más exigentes, pero no puedes requerir lo mismo a un gran matadero que a otro más pequeño que da servicio a una comarca. por eso, llama a la unión de los ganaderos para gestionar servicios de este tipo en sus respectivas zonas. «Es bueno que los ganaderos se junten para poder mancomunar servicios», explica. Pero mientras las distintas administraciones no mueven ficha, no queda más que esperar.