El curro recibirá unas 180 bestas para el corte de crines del domingo
03 ago 2023 . Actualizado a las 12:56 h.La organización de la rapa das bestas de Cuspedriños, en Cerdedo-Cotobade, quiere potenciar la participación e incrementar el espectáculo visual con una limitación entre 180 y 190 en el número de yeguas que se concentrarán en el curro el próximo domingo. Desde la Asociación de Cabaleiros do Monte Castelo, Ana Sestelo, precisa que se dejarán fuera del cercado a las yeguas de mayor edad y a las preñadas, de tal forma que, aunque habrá caballos suficientes para la rapa, no se masificará el curro y facilitará el trabajo de derribo de las bestas y el corte de las crines.
Para que el domingo todo esté listo, estos ganaderos llevan dos meses de preparativos y reunirán a las yeguas por la mañana para llevarlas por la carretera de Viascón a Cotobade, en una procesión equina de lo más llamativo y fotografiable. Ya una vez en el curro y después de comer, la celebración de la rapa propiamente dicha comenzará a las cinco y terminará en torno a las ocho. El espacio para poder contemplar esta escena tradicional del verano gallego tiene lugar para entre 400 y 500 personas en las gradas —tienen confirmada la asistencia incluso de un instagramer alemán—. La cifra de aloitadores es impredecible, porque se permite participar a todos los que estén dispuestos.
Un ruidoso plan disuasorio para los lobos
Las bestas que se bajarán al curro de Cuspedriños el próximo fin de semana comprenden tanto ejemplares adultos como los potros nacidos este año. Ana Sestelo explica que hay una gran variedad cromática, desde bayos, albinos y apalusas, entre otros. También se encuentran en buen estado físico, además de bien alimentadas, porque las lluvias de este año han propiciado que haya abundancia en los montes de Arcela, Cádavos y Viascón, donde pacen estos equinos.
El problema principal al que se enfrentan las manadas son los ataques del lobo, que en lo que va de ejercicio, según señaló Sestelo, han tenido un impacto limitado, sobre todo si se compara con primaveras anteriores.
Solo les constan dos potros muertos por ataques, uno apenas «de un día o de unas horas». Los ganaderos de estos montes extreman la protección de sus bestas tanto frente a los lobos como a los cuatreros. Todo su ganado está marcado con microchip. A los más jóvenes, en cuanto pueden, les cortan las crines. Sestelo indica que es una medida efectiva contra los ataques del depredador: «Cuando el lobo ataca se abalanza sobre el potro y le es mucho más fácil derribarlo al enredarse con el pelo», así que una rapa preventiva favorece las oportunidades de supervivencia.
También instalan en los montes petones, unos tubos que producen ruido y que programan para que se sientan cada quince o veinte minutos. Hacen un estruendo como para que los cánidos salvajes los confundan con tiros y no se acerquen. Para los adultos, la campana con collarín hace ruido y a la vez protege el cuello de mordiscos.