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Una brasileña, un colombiano y un senegalés, reyes del ordeño en una de las mayores granjas de Galicia

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite MAZARICOS / LA VOZ

SOMOS AGRO

Leide Daiane Palatinski, Mayor Gueye y Oswaldo Medina durante uno de sus turnos de trabajo.
Leide Daiane Palatinski, Mayor Gueye y Oswaldo Medina durante uno de sus turnos de trabajo. Alvite

Las empresas ganaderas de la comarca están recurriendo a la mano de obra de fuera ante la falta de trabajadores nacionales

23 ene 2024 . Actualizado a las 19:17 h.

Marroquíes, brasileños, rumanos, peruanos, senegaleses y así hasta una docena de nacionalidades distintas. El campo barbanzano va camino de convertirse en una pequeña torre de Babel en la que cada vez más explotaciones se ven obligadas a echar mano de trabajadores extranjeros para cubrir sus crecientes necesidades de mano de obra.

Es el caso de la ganadería mazaricana SAT Busto-Corzón que, con una cabaña de más de un millar de animales, es una de las mayores explotaciones lácteas de Galicia y cuenta entre su plantilla con trabajadores de cuatro países distintos. Además de españoles —tiene seis empleados gallegos y una veterinaria valenciana—, cuenta con una brasileña, un colombiano y dos senegaleses. Estos cuatro últimos se encargan del ordeño de las 525 vacas que, en tres turnos diarios, dan alrededor de 22.000 kilos de leche.

«Como facemos tres muxidos, traballamos a quendas. Neste caso con equipos de catro persoas: tres poñendo as muxideiras e outra metendo os animais para a sala de espera», explica José Manuel Fernández, uno de los tres socios de esta entidad que nació hace ahora 20 años y que destaca el buen resultado que han obtenido con la contratación de trabajadores foráneos.

«Estamos encantados con eles. Son xente traballadora e responsable que é o que se pide para este traballo, un dos máis importantes de cantos se levan a cabo na granxa», explica el ganadero que destaca el excelente ambiente laboral que, pese al importante choque cultural que existe entre personas llegadas desde diferentes partes del globo, se disfruta en la granja.

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Por recomendación

Una apreciación que también comparte el senegalés Mayor Gueye, el último de los operarios en incorporarse a Busto-Corzón. Lo hizo de la mano de su compatriota Ibrahima que lleva casi dos años al cuidado de la recría. «Estoy muy contento, el trabajo es bueno, hay buen ambiente y el sueldo es bueno», señala mientras recuerda que el salario medio en su país natal apenas alcanza los 300 euros. En este sentido, detalla que su nómina es mejor que la de muchos compatriotas que trabajan en sectores como el forestal o la huerta.

La brasileña Leide Daiane Palatinski, por su parte, dice sentirse sorprendida por el elevado grado de tecnificación y modernización que registran las granjas de la zona. Avances que, a su entender, facilitan mucho el trabajo: «Tenemos máquinas y aparatos para todo. Para nada se parece la ganadería a lo que yo había imaginado y a la imagen que seguro siguen teniendo muchas personas», apunta al tiempo que destaca que nada en la instalación se deja al azar.

«Esta es una industria en la que todos los procesos están controlados al milímetro y en la que hay que ser especialmente responsables sobre todo teniendo en cuenta que trabajamos con animales y producimos alimentos por lo que tenemos que ser especialmente escrupulosos en todo lo que hacemos».

Leide acostumbra a compartir turno con Oswaldo Medina Molina (Colombia, 1973) que destaca la buena planificación que existe del trabajo y que posibilita tanto la conciliación familiar como el disfrute del tiempo de ocio. «A principios de cada mes ya sabes el turno que tienes y eso te permite una mejor calidad de vida a la hora de planificarte fuera del trabajo. Es algo que ayuda a que los operarios estemos más contentos y rindamos mejor.

«No por echar más horas en el puesto se rinde más y ese es un error que siguen teniendo muchos jefes», sentencia mientras reconoce que no le importaría terminar su vida laboral trabajando en la granja. «El ordeño no requiere de grandes esfuerzos físicos, pero sí de estar atentos y seguir el procedimiento establecido para que todo salga como debe».

Los jóvenes no ven salida laboral en el campo

Se calcula que más de la mitad de las granjas barbanzanas cuentan actualmente con mano de obra asalariada y que esta, en su mayoría, procede de otros países. En este sentido, los expertos apuntan a la escasa dignificación que sigue teniendo la profesión entre los más jóvenes como la principal causa que explica que los ganaderos tengan que recurrir a la contratación de extranjeros para solucionar sus carencias en cuanto a mano de obra.