En un pequeño polígono industrial del sur de Lugo está la empresa apícola más grande de Galicia. Su dueño cruza los dedos para que la sequía del 2017 no se repita
10 may 2018 . Actualizado a las 12:07 h.Nadie en Galicia le hace sombra a Mieles Anta. Es la mayor productora de miel del país, con mucha diferencia sobre todos los demás. Cualquier año meteorológicamente normal, esta empresa es capaz de poner en el mercado cuatrocientas toneladas de este producto. Y, sin embargo, estos días en sus instalaciones centrales no hay apenas movimiento. Toda la actividad está en el monte, en las miles de colmenas que tiene instaladas en diferentes comarcas del interior de Galicia.
Mieles Anta centraliza la mayor parte de su producción en el polígono industrial de Bóveda, un pequeño pero pujante parque empresarial situado a quince kilómetros al norte de Monforte. Allí están su planta de extracción de miel y de polen, las procesadoras de cera y el almacén. Y en A Coruña dispone de un segundo centro, la nave en la que hacen el envasado y de la que parte la distribución.
La mayor parte de las veinte personas que forman la plantilla de Mieles Anta tienen su centro de trabajo en Bóveda, pero allí no es fácil verlos, al menos en esta época del año. Cualquier visitante que entre estos días en la empresa se cruzará como mucho con una o dos personas. La mayor parte del personal trabaja fuera, sobre el terreno. La primavera avanza y toca revisar las colmenas, empezar a poner alzas para que las abejas tengan dónde guardar la miel y también hacer nuevos enjambres.
Ellos y David Corral, el propietario de Mieles Anta, cruzan los dedos para que la meteorología se comporte este año con más normalidad que en el 2017. Como apenas hubo invierno, el año pasado por estas fechas la campaña apícola parecía ya a pleno rendimiento, pero era un espejismo. La sequía hizo del 2017 un año pésimo para la miel.
Hasta el 21 de mayo
Y dicen que el frío y las lluvias con las que empezó este 2018 hacen que todo esté yendo con algo de retraso, pero David Corral no está muy de acuerdo. Este veterano apicultor, que convirtió una pequeña explotación familiar con base en el municipio de Samos en una empresa líder en Galicia, cree que este año las cosas marchan como era habitual antes. «Eu recordo que hai trinta ou corenta anos o habitual era que ata pasar o 21 de maio, ou por aí, non había aínda enxames -explica-, así que non creo que o desta primavera sexa nada raro».
En el 2017, las colmenas de Mieles Anta no dieron más que 130 toneladas, el 50% de lo habitual un año normal. También elaboraron menos los apicultores autónomos a los que la empresa les compra miel -todos con el sello de la Indicación Xeográfica Protexida Mel de Galicia, como exige David Corral-. La producción de las comarcas del sur de Ourense, una zona de Galicia de fuerte tradición apícola, bajó todavía más que la media.
Más flores en el norte
La mayor productora gallega fue capaz de cumplir con sus compromisos comerciales gracias a la miel que guardaba en sus almacenes y a que el año pasado movió en trashumancia una parte de sus colmenas desde la comarca de Lemos hasta el norte de la provincia de Lugo, donde llovió más que en la mayor parte de Galicia y la floración fue más normal. Eso sí, este año ya no hay almacén del que tirar, así que otra sequía como la del 2017 supondría un problema muy serio. «Mellor que non pase», suplica David Corral. Así se entiende bien por qué no le preocupa que las persistentes lluvias de este invierno hayan retrasado un poco la floración. Después de los apuros del año pasado, a él con tal de que llueva...
No hay otra empresa apícola en Galicia con las dimensiones de la de David Corral. Él lo admite, pero enseguida hace algunas precisiones. Asegura que el sector ha cambiado mucho en los últimos diez o doce años. «Segue a haber moita produción de autoconsumo, pero hoxe en Galicia tamén hai xa moitos apicultores profesionais e empresas que producen cantidades importantes», afirma.